ICHINEN SANZEN. MATERIAL DEL EXAMEN DE INGRESO AL SEGUNDO GRADO. DEPARTAMENTO DE ESTUDIO SOKA GAKKAI – MÉXICO.
“ Ichinen sanzen “ es el nombre del sistema
de pensamiento desarrollado por T´íen-t´ai sobre la base de los principios
acerca de la vida expuestos por Shakyamuni, en especial, aquellos que aparecen
en el Sutra del Loto. “Ichinen, es por lo tanto, la filosofía esencial sobre la
vida que expone el Budismo.
Ichinen indica la entidad de la vida y sanzen
se refiere a los aspectos y fases cambiantes que ésta asume. Tientai incluyó
todos los fenómenos en un único sistema: Ichinen sanzen.
La expresión sanzen
(tres mil) es una integración de:
1. Los Diez Estados.
2. Su posesión mutua.
3. Los Diez Factores.
4. Los Tres ámbitos de la existencia.
Las cifras
multiplicándose (10x10x10x3), dan como resultado tres mil.
¿Cuánto conocemos
realmente sobre la vida? Hasta cierto punto, las funciones y los fenómenos de
una existencia individual pueden ser esbozados por ciencias como la biología,
la bioquímica y la fisiología, que analizan las partes físicas de los
organismos vivos y arrojan luz sobre sus operaciones. Por otro lado, la
psicología y la psiquiatría realizan estudios sobre la mente humana y sus actividades,
tanto las internas como las que se producen en relación con el medio externo.
Todas las actividades físicas y mentales son funciones de la vida, y no, la
vida misma. La entidad de la vida en sí, está más allá de la comprensión de
cualquier ciencia o sistema lógico.
Shakyamuni explicó la realidad
esencial de la vida en el Sutra Muryogi, mediante las llamadas treinta y cuatro
negaciones: “ Su cuerpo, que ni existe ni no existe…, ni cuadrado ni redondo…,
ni azul ni amarillo…, “. El mismo Sutra expresa: “Un significado infinito
proviene de una única Ley “, lo que indica que todos los fenómenos son la
manifestación de la realidad última de la vida.
Buda, es aquel que
comprende esa realidad. La sabiduría para percibir la realidad
esencial se llama “sabiduría de Buda “. El segundo capítulo, “Hoben“,
del Sutra del Loto dice: “ la sabiduría de todos los budas es infinitamente
profunda e inmensurable “. Es la sabiduría para comprender la vida en su
totalidad.
Miojo Rengue Kio significa la entidad de la vida en sí misma y
Nam Miojo Rengue Kio indica esa entidad respecto de toda su relación con las
tres mil condiciones cambiantes de todos los fenómenos. Invirtiendo los
términos, la realidad última, dotada de los tres mil aspectos que caracterizan
a todos los fenómenos es Nam Miojo Rengue Kio.
DIEZ ESTADOS
Según la definición del budismo, los Diez
Estados (también, Diez Mundos o Diez Reinos) son los distintos estados o
condiciones del ser humano que surgen de acuerdo a la interacción con el
entorno y los individuos. Cada persona posee diez mundos latentes los cuales se
manifiestan en diversas formas, desde una desesperación claustrofóbica, un odio
infernal, una alegría infinita a una sabiduría esclarecedora.
Los Diez Mundos
consisten en el estado de infierno, el de las entidades hambrientas, el de los
animales, el de los asuras, el de los seres humanos, el de los seres
celestiales, el de los que escuchan la voz, el de los que toman conciencia de
la causa, el de los bodhisattvas y el de los budas.
Nichiren enseña que al fortalecer la vida
mediante la entonación de Nam Miojo Rengue Kio, la persona deja de estar a
merced de las circunstancias que la rodean y puede desarrollar la capacidad de
orientar su propia existencia para que ésta sea más positiva y significativa.
Los individuos tienden a caer en las mismas condiciones de vida; por ello,
cuando la persona recae en los estados más bajos, ello es causa de terrible
sufrimiento para ella y para los demás. Cuando el ser humano eleva su condición
vital –expresada en los Diez Mundos— éste podrá manifestar los aspectos más
positivos en cada situación y el mundo
del bodhisattvas es un estado de amor compasivo y misericordia, en el que la
persona se consagra al bien y la felicidad del prójimo. La Budeidad es una
condición de suprema realización, impregnada de perfecta libertad, sabiduría,
vitalidad y valentía, de tal manera que hasta el desafío de los obstáculos se
convierte en fuente de dicha.
LA POSESIÓN MUTUA DE LOS DIEZ ESTADOS.
La posesión mutua de los
diez estados es un principio que plantea que cada uno de los diez estados
contiene en sí mismo a los otros nueve como potencial. De esto se interpreta,
que el estado de la vida de un individuo puede cambiar y que todos los seres de
los nueve estados poseen el potencial de la Budeidad. Si bien cada persona
tiene un estado de vida BÁSICO, también experimenta los otros estados.
A la luz del Sutra del
Loto, la vida no permanece estable en uno u otro de los Diez Estados, sino que
puede manifestar cualquiera de ellos, desde Infierno hasta Budeidad, en
cualquier momento.
Por ejemplo, para
alguien que se encuentra en estado de Infierno, el entorno es miserable, sea
éste cual fuere. Para quien experimenta Éxtasis, ese mismo entorno está colmado
de felicidad. Si los Diez Estados indicaran lugares donde habita la gente, los que
están en estado de Infierno jamás podrían apartarse del sufrimiento, mientras
permanecieran en ese estado. Por el contrario, cuando se demostró que los Diez
Estados se referían a condiciones de la vida, se esclareció que los que
padecían el Infierno también podía experimentar Éxtasis. La posesión mutua de
los Diez Estados indica una posibilidad permanente de cambiar de una condición
a otra.
LOS DIEZ FACTORES DE LA VIDA.
El verdadero aspecto se
manifiesta invariablemente en todos los fenómenos, y todos los fenómenos se
revelan invariablemente en los diez factores. Los diez factores se manifiestan
invariablemente en los diez estados, y los diez estados se reflejan
invariablemente en la vida y su ambiente”.
Los diez factores de la vida (Llunyoze) están expuestos en el
capitulo “Joben” (segundo) del Sutra del Loto: “La verdadera entidad de todos
los fenómenos sólo puede ser comprendida y compartida entre budas. Esta
realidad consiste en apariencia, naturaleza, (…), y su coherencia del principio
al fin”. ¿Qué significa este pasaje?
Este elemento, brinda un
marco conceptual para analizar facetas de la vida que permanecen constantes,
dentro de los fenómenos cambiantes, así como los diez estados describen las
distintas expresiones de la vida, los diez factores esclarecen los aspectos de
la existencia que se mantienen invariables y que son comunes a todos los
estados, desde el infierno hasta la Budeidad. La vida posee estos diez
factores, en cualquiera de los diez estados. Este principio, también nos
permite comprender la forma concreta en que la vida fluctúa de uno a otro
estado.
El Sutra del Loto enuncia los diez factores en el siguiente
fragmento: “El verdadero aspecto de todos los fenómenos sólo puede ser
comprendido y compartido por budas. Esta realidad consiste en apariencia,
naturaleza, entidad, poder, influencia, causa inherente, relación, efecto
latente, efecto manifiesto y su coherencia de principio a fin.
Ya que los diez factores
son comunes a todas las formas de vida y a todos los fenómenos, no hay
distinción fundamental entre un buda y una persona común.
Por ejemplo, los nueve
factores, expresan con coherencia un estado de vida en cualquier momento dado. Las
personas en estado de infierno poseen la apariencia oscura y depresiva de los
que están sumergidos en el sufrimiento. Ya que su naturaleza esta transida de
furia y de pesar, su poder e influencia tienden a contagiar esta oscuridad al
resto de la gente que las rodea. Hacen las causas y reciben los efectos propios
del estado de infierno. Los que viven en estado de éxtasis son de aspecto
típicamente sonriente y animado. En su naturaleza, experimentan, un optimismo y
un júbilo que los hace sentirse dichosos ante todo lo que se les cruza por
delate. Su poder e influencia tienden a irradiar a su medio ambiente esta
cualidad alegre y despreocupada. La
visión del Buda percibe esta verdadera realidad. La verdadera realidad de todos
los fenómenos es que cada una posee un potencial latente (naturaleza y poder) y
una apertura al cambio (causa interna, relación, efecto latente y efecto
manifiesto).
Los fenómenos dependen unos de otros, están
abiertos recíprocamente, pero mantienen su consistencia interna y están
unificados.
La coherencia del principio al fin también
puede trasladarse a un plano mas elevado, desde la perspectiva de la verdad
universal a la cual se ilumino el Buda; es decir, que por ser entidades de la
Ley Mística, la vida del Buda (comienzo) y la vida de los seres en los nueves
estados (fin) son iguales en última instancia (coherencia). Por lo tanto, todos
los seres vivientes pueden llegar a ser Budas una vez que toman conciencia de
la verdadera realidad de su propia vida, y comprenden que son entidades de la
Ley Mística. La única diferencia entre un Buda y una persona que vive en los
nueve estados es la conciencia o la ignorancia de esta verdad.
LOS TRES PRINCIPIOS DE INDIVIDUALIZACIÓN.
El último componente de
los tres mil aspectos es la noción de los tres principios de individualización
que analizan la vida desde tres enfoques diferentes y explica la existencia de
vidas individualizadas en el mundo real.
Esclarece las tres
dimensiones en las cuales se manifiestan los diez estados: la del principio o
plano de los cinco componentes; la de los seres vivos, y la del ambiente. Según
este concepto, los cinco componentes (forma, percepción, conceptualización,
volición y conciencia), su unión temporal, cuya consecuencia es la formación de
un ser vivo; y el ambiente en el cual éste habita, manifiestan, en conjunto, el
mismo estado de vida, que es solo uno a cada instante.
El principio de los cinco componentes, constituye
un análisis de las funciones físicas y psíquicas, y de la forma en que esta se
relaciona con su entorno.
Los cinco componentes
son percepción, conceptualización, volición y conciencia. La forma es el
aspecto físico de la vida: el cuerpo y los cinco órganos sensoriales con los
cuales percibimos el mundo exterior. La percepción es la función por la cual
uno recibe información externa mediante los órganos sensoriales. La conceptualización
nos permite formar ideas con respeto a lo que hemos percibido.
La volición es la
determinación de iniciar acciones en respuesta a lo percibido y concebido. Finalmente,
la conciencia describe la función del discernimiento, que emite juicios de
valor, distingue el bien del mal, etc. También sustenta e integra los otros
cuatro componentes.
Los cinco componentes
deben entenderse no sólo individualmente, sino como un todo; es decir, desde el
punto de vista de sus interacciones mutuas.
Este principio explica
cómo se expresa cada uno de los diez estados.
Por ejemplo, alguien en
estado de hambre esbozará conceptos y reaccionara aún mismo objeto
distintamente de alguien en estado de éxtasis.
En el budismo los
aspectos espiritual y material de nuestra vida son esencialmente uno, no puede
haber forma sin percepción, conceptualización, volición y conciencia.
El principio de los
seres vivos:
A diferencia de los
cinco componentes, que analiza los seres vivos en función de sus elementos
constitutivos físicos y mentales, el de los seres vivos los considera como
individuos integrados, capaces de experimentar los diez estados. “Ningún hombre
es una isla”; cada uno de nosotros vive en estado de constante interrelación y
de influencia recíproca. Por ende, el principio de los seres vivos también
puede interpretarse como el entorno social, que incluye todos los demás seres
con los cuales interactuamos.
El principio del ambiente:
Todos los seres vivos habitan en algún tipo
de medio que sustenta su existencia. Este principio incluye todas las formas de
vida inanimada, como montañas, árboles, plantas y ríos. Además, las diferencias
en el estado de vida de los seres vivos se reflejan en la tierra en la cual
estos habitan; en distintos momentos, la tierra puede manifestar el estado de,
ira, éxtasis, etcétera.
Aunque, juntos, los diez
estados y los diez factores describen aspectos compartidos por todos los seres
vivos, el concepto de los tres principios de individualización es el que
explica por qué no hay dos seres exactamente iguales.
Las diferencias más elementales expresadas
en los tres principios de individualización son las de los diez estados.
Además, diferencias que se generan en la vida de cada individuo, pues las
funciones de los cinco componentes varían en cada sujeto, al igual que el
karma.
Por ejemplo, aún entre personas que
comparten una misma tendencia de vida básica, orientada hacia el estado de
aprendizaje, no hay dos que estén dotadas exactamente de la misma forma física,
ni dos que perciban, conciban o reaccionen a su ambiente de idéntica manera. En
forma análoga, no hay dos personas que posean exactamente el mismo ambiente
físico o social. De tal suerte, los tres principios de individualización
representan el estado real del individuo.