15. RESPUESTA A HOSHINA GORO TARO. (Los escritos de Nichiren Daishonin, Soka Gakkai, Páginas 163/169).
Una noche, el emperador
Ming de la Dinastía Han soñó [con un hombre de oro y despachó emisarios a la
región occidental],(1) tras lo cual los dos venerables, Kashyapa Matanga y Chu
Fa-lan, viajaron a la China y llegaron por primera vez a las puertas de
Ch’ang-an. Desde aquel momento hasta el reinado del emperador Hsüan-tsung, de
la dinastía T’ang, las enseñanzas budistas de la India se propagaron por toda
la China. Durante la dinastía Liang, el rey Syóngmyóng, del reino coreano de
Paekche, introdujo el budismo por primera vez en el Japón. Esto sucedió durante
el reinado de Kimmei, trigésimo emperador de nuestro país. De allí en adelante,
todos los sutras y tratados se difundieron ampliamente, y en todo el Japón
surgieron diversas escuelas budistas. Por ende, ¡qué gran fortuna es poder oír
las enseñanzas predicadas en el Pico del Aguila aun habiendo nacido en el
Ultimo Día de la Ley, y recoger con nuestras manos el agua del grandioso río
del budismo, pese a habitar en un remoto rincón del mundo!
Sin embargo, un examen
más cuidadoso nos muestra que hay que establecer diferencias en las enseñanzas
del Buda; por ejemplo, entre el Hinayana y el Mahayana, entre las enseñanzas
provisionales y la verdadera, o en función del orden en que fueron predicadas.
Si usted confunde estas diferencias termina-
rá albergando ideas erróneas y, aunque practique el budismo, su
ofensa será peor que si cometiera las diez malas acciones o las cinco faltas
capitales. Así pues, si usted renuncia al mundo secular y busca el Camino del
budismo, antes que nada debe comprender este criterio de evaluación. De otro
modo, se condenará a seguir los pasos del monje Costa del Sufrimiento y de
otros que denigraron la Ley. Tal como afirma el Sufra del nirvana: «Si uno se
aferra a ideas distorsionadas, en el momento de la muerte caerá sin falta en el
infierno Avichi».
Pregunta: ¿Cómo podemos
reconocer el error de las ideas distorsionadas? Aun sin poseer la sabiduría
suficiente, me inquieta mi próxima existencia y he resuelto abrazar las
enseñanzas budistas con toda mi capacidad. Por lo tanto, quiero conocer este
criterio de evaluación, sea cual fuere. Si, en efecto, estuviera basándome en ideas
distorsionadas, reflexionaré y adoptaré nociones correctas.
Respuesta: Es algo que
no podemos discernir recurriendo a la visión de los mortales, ni tampoco con
nuestra escasa sabiduría; debemos, entonces, emplear los sufras como ojos y dar
prioridad a la sabiduría del Buda. No obstante, si esclarecemos dicho criterio,
con seguridad muchos se enfurecerán y se llenarán de resentimiento. Que hagan
lo que quieran; lo más importante es que nosotros
honremos las palabras del Buda. Como norma, la gente de este
mundo valora lo distante y desprecia lo cercano, pero esta forma de actuar es
propia de los ignorantes. Incluso lo distante, si es incorrecto debe ser
repudiado, así como no debe descartarse lo cercano si concuerda con la verdad.
Aunque la gente venere [las enseñanzas de sus predecesores], si ellas son
erradas ¿cómo podríamos aplicarlas hoy en día?
Me dicen que los
eruditos de las diez escuelas —las tres de la China meridional y las siete de
la China septentrional— fueron hombres de virtud y de autoridad tan
descollantes, que durante más de quinientos años se los veneró en todo el país.
Sin embargo, el gran maestro T’ien-t’ai, que vivió cuando reinaron los
emperadores de las dinastías Ch’en y Sui, examinó las doctrinas de aquellos y
denunció que eran erróneas. Al enterarse, la población le tomó una tremenda
inquina; sin embargo, los emperadores de Ch’en y de Sui, (2) sabios soberanos,
convocaron a T’ien-t’ai para que debatiera con los sacerdotes de las diez
escuelas y resolviera la cuestión. Entonces, quedó claramente establecido lo
correcto y lo erróneo. A partir de ese momento, todos los sacerdotes revisaron
los principios distorsionados que venían sosteniendo sus escuelas desde hacía
quinientos años y decidieron hacerse seguidores del gran maestro T’ien-t’ai. Y
en nuestro propio país, el gran maestro Kompon [Dengyo] del monte Hiei debatió
con los grandes eruditos de Nara y de Kioto, y estableció la diferencia entre
lo correcto y lo incorrecto en las enseñanzas budistas. En todos los casos,
T’ien-t’ai y Dengyo basaron sus argumentos en los sutras.
Pese a ello, nuestros
contemporáneos —clérigos o creyentes laicos, nobles o plebeyos— reverencian a
las personas y no valoran la Ley. Toman su propia mente como maestro y no se
basan en los sutras.
Por consiguiente,
adoptan las enseñanzas provisionales del Nembutsu y descartan la maravillosa
escritura del gran vehículo; o emplean las doctrinas erradas de la escuela
Palabra Verdadera para denigrar la enseñanza correcta del único vehículo
genuino. ¿No son, acaso, detractores del gran vehículo? Si es verdad lo que
afirman los sutras, ¿cómo podrán escapar de los sufrimientos del infierno? Y
aquellos que sigan sus enseñanzas distorsionadas también padecerán el mismo
destino.
Pregunta: Usted sostiene
que las enseñanzas del Nembutsu y de la escuela Palabra Verdadera son doctrinas
provisionales o erróneas, y que sus practicantes son personas de ideas
distorsionadas o detractoras de la Ley. Pero esto me parece muy cuestionable:
el gran maestro Kobo fue una manifestación de Vajrasattva, y fue, también, un
bodhisattva que llegó al tercer nivel de desarrollo.3 La doctrina de la escuela
Palabra Verdadera es la enseñanza secreta más profunda. Por otra parte, el
reverendo Shan-tao fue la reencarnación de El Que Así Llega Amida, señor de la
Tierra del Oeste, y el honorable Honen fue la reencarnación del bodhisattva
Gran Poder. ¿Cómo se atreve a afirmar que sacerdotes tan honorables fueron
hombres de ideas erróneas?
Respuesta: Desde luego,
no debe formularse este tipo de críticas no debe formularse en torno a
opiniones personales; la cuestión tiene que ser esclarecida sobre la base de
los sutras. La creencia de que las enseñanzas de la escuela Palabra Verdadera
representan el más profundo de todos los secretos deriva de afirmar que el
Sutra del susiddhikara debería ser considerado rey de los tres sutras de la
escuela Palabra Verdadera.4 Mas en ninguna parte de los sutras leemos que la
enseñanza de la escuela Palabra Verdadera sea la más elevada de todas las
enseñanzas de El Que Así Llega.
En el budismo, se
considera suprema la enseñanza que permite a todas las personas, buenas o
malas, llegar a ser budas. Con toda seguridad, este es un parámetro razonable
que cualquiera puede entender. Mediante este principio podemos comparar los
diversos sutras y establecer cuál es superior. El Sutra del loto revela que
incluso las personas de los dos vehículos pueden lograr la iluminación, pero
los sutras de la escuela Palabra Verdadera no afirman nada semejante. Por el
contrario, lo niegan en forma categórica. El Sutra del loto enseña que las
mujeres son capaces de lograr la Budeidad, pero los sutras de la escuela
Palabra Verdadera no lo mencionan en absoluto. En el Sutra del loto está
escrito que las personas malvadas pueden alcanzar la iluminación, pero en los
sutras de la escuela Palabra Verdadera no hay nada al respecto. ¿Cómo afirmar,
entonces, que los sutras de Palabra Verdadera son superiores al Sutra del loto?
Además, si consideramos
las señales que precedieron cada prédica, veremos que cuando se predicó el
Sutra del loto ocurrieron seis portentos. Entre ellos, la lluvia de flores que
cayó del cielo, los temblores que estremecieron la tierra y el rayo de luz que
emitió el Buda desde el mechón blanco de su entrecejo, tan alto que llegó hasta
el cielo de la Cumbre del Ser y tan intenso que iluminó las simas del infierno
Avichi. Además, irrumpió de la tierra la Torre del buda Muchos Tesoros, y
aparecieron desde las diez direcciones los budas que eran manifestaciones
corpóreas de Shakyamuni. Por añadidura, los Bodhisattvas de la Tierra,
liderados por Prácticas Superiores, surgieron desde lo profundo de la tierra,
cada uno con un séquito numeroso como los granos de arena de sesenta mil ríos
Ganges, de cincuenta mil, cuarenta mil, treinta mil y así sucesivamente, hasta
llegar a igualar los granos de arena de un río Ganges, la mitad de ellos y
todas las tracciones siguientes. Puestos a considerar eventos tan imponentes y
extraordinarios, ¿quién podría insistir en que los sutras de la escuela Palabra
Verdadera son superiores al Sutra del loto? No tengo tiempo de seguir
extendiéndome en estas cuestiones; apenas he traído a colación una gota del
océano.
Tengo aquí conmigo una
copia del “Tratado sobre la mente que aspira a la iluminación”, obra en un
volumen atribuida al bodhisattva Nagarjuna. En ella leemos: «Sólo con las
enseñanzas de la escuela Palabra Verdadera uno puede lograr la Budeidad con la
forma que posee, porque dichas enseñanzas exponen la práctica meditativa del
samadhi. En ninguna otra clase de enseñanzas se puede encontrar esta
afirmación». Como tales palabras me resultaron dudosas en extremo, las examiné
a la luz de los sutras. Descubrí que, aunque las enseñanzas de la escuela
Palabra Verdadera contienen la expresión «lograr la Budeidad con la forma que
cada uno posee», no mencionan de manera concreta a nadie que lo haya logrado. Y
aunque hubieran nombrado a alguien, el logro de la Budeidad con la forma que
cada uno posee también está expuesto en el Sutra del loto, razón por la cual
Nagarjuna no debería haber proclamado que «en ninguna otra clase de enseñanzas
se puede encontrar esta afirmación». Es un burdo error.
La verdad, sin embargo,
es que ese tratado no pertenece a Nagarjuna. Se lo explicaré detalladamente en
otra ocasión. No obstante, aun cuando se tratara de un escrito del bodhisattva
Nagarjuna, un error es siempre un error. En su Tratado sobre la gran perfección
de la sabiduría, Nagarjuna hace referencia a un punto vital cuando establece la
diferencia entre las enseñanzas expuestas por el buda Shakyamuni durante su
vida: «Los Sutras de la sabiduría no son enseñanzas secretas, porque no
mencionan el logro de la Budeidad en las personas de los dos vehículos. El
Sutra del loto es una enseñanza secreta, porque contiene dicha mención».
También afirma: «Los sufras que exponen el logro de la Budeidad en las personas
de los dos vehículos son enseñanzas secretas, y aquellos que no lo hacen son
enseñanzas exotéricas».
Si uno se basa en las
palabras del Tratado sobre la mente que aspira a la iluminación, no sólo debe
contradecir de manera específica el Tratado sobre la gran perfección de la
sabiduría, de Nagarjuna, sino de manera más general negar, incluso, la única
gran razón por la que los budas advienen a este mundo. Nagarjuna, Vasubandhu y
otros nacieron en este mundo para propagar las enseñanzas del buda Shakyamuni.
Nagarjuna fue uno de los veinticuatro sucesores del Buda. ¿Es posible,
entonces, que haya expuesto una interpretación tan errónea?
Los sutras de la escuela
Palabra Verdadera son inferiores incluso a los Sutras de la sabiduría. ¿Cómo,
entonces, podríamos compararlos con el Sutra del loto? Sin embargo, en su
escrito La preciada llave del tesoro secreto, Kobo sostiene que todas las
enseñanzas que el Buda predicó durante su vida están contenidas en las
enseñanzas de la escuela Palabra Verdadera.
Y no sólo relega el
Sutra del loto al tercer lugar, sino que lo descarta como una doctrina de “teorías
pueriles”. Sin embargo, cuando abro con toda reverencia el Sutra del loto,
encuentro que el Buda declara que este «es lo más prominente de todo lo que han
predicado Los Que Así Llegan», (5) y que es el más excelso «de todos los sutras
que he predicado, predico y predicaré”. (6) En las diez semejanzas del capítulo
«Rey de la Medicina», el Sutra del loto es comparado con el océano, con el sol
y con el monte Sumeru. En tal caso, ¿podría haber algo más profundo que el
océano, más brillante que el sol o más alto que el monte Sumeru? Usted debería
reconocer la verdad a través de estas comparaciones. ¿En qué se basa Kobo para
proclamar que los sutras de la escuela Palabra Verdadera son superiores al
Sutra del loto? No encontramos ningún pasaje de esta naturaleza en el Sutra
Mahavairochana ni en los otros sutras. Kobo, al confiar sólo en su propio
criterio, profanó para siempre la intención del Buda.
El gran maestro Miao-lo
manifiesta: «Quienes tengan ojos, que examinen esto minuciosamente».(7) ¿Acaso
no tiene ojos quien considera el Sutra del loto inferior al Sutra de la guirnalda
de flores? En el Sutra del nirvana leemos: «A las personas que denigran la
enseñanza correcta del Buda debería cortárseles la lengua». ¡Ah, qué lamentable
será que esas lenguas que denigran la Ley ya no profieran más palabras en un
mundo tras otro, y que, en existencia tras existencia, los ojos cegados por las
concepciones falsas caigan de sus órbitas, incapaces de ver! Además, el Sutra
del loto sostiene: «El que no tiene fe en este sutra y, en cambio, actúa contra
él [...]. Cuando su vida concluya, entrará en el infierno Avichi». (8) Si tal
afirmación es válida, Kobo seguramente caerá en la gran ciudadela del infierno
del sufrimiento incesante, donde padecerá agonías durante inmensurables
millones de kalpas. En este ejemplo, debería reconocer, también, el destino que
encontraron Shan-tao y Honen. ¿Qué persona dotada de sabiduría se adentraría en
la corriente de enseñanzas tan contrarias a la Ley, tan sólo para ser consumido
junto con esos hombres entre las llamas del infierno Avichi? Es algo que los practicantes
del budismo en verdad deberían temer; se trata de individuos de ideas
profundamente distorsionadas. Al respecto, en las auténticas palabras de oro de
El Que Así Llega encontramos: «[Este rey demonio Papiyas intentará, con el
tiempo] destruir mi enseñanza correcta. Será como un cazador que cubre su
cuerpo con una túnica sacerdotal. Adoptará la apariencia de alguien que ha
alcanzado el nivel de los que cruzan la corriente, el nivel de los que regresan
una vez o el de los que no regresan, o la apariencia de un arhat, (9) un
pratyekabudda o un buda, y tratará de destruir mi enseñanza correcta».(10)
Shan-tao y Honen,
haciendo alarde de diversos poderes majestuosos, engañaron a sacerdotes
ignorantes y a creyentes laicos, y conspiraron para destruir la enseñanza
correcta de El Que Así Llega. En especial, los seguidores de la escuela Palabra
Verdadera hacen hincapié exclusivamente en los beneficios mundanos. Utilizan
animales como objetos de devoción y elevan plegarias no sólo para satisfacer la
pasión amorosa del hombre y de la mujer, sino también para saciar su deseo de
adquirir feudos y otras posesiones. Luego ensalzan estos resultados triviales
como si se tratara de extraordinarios beneficios. No obstante, si pretenden
reivindicar de este modo la supremacía de la escuela Palabra Verdadera, ni
siquiera llegan a la altura de los no budistas de la India. El asceta Agastya
guardó las aguas del río Ganges en su oído durante doce años. El asceta Jinu se
tragó los cuatro grandes océanos en un solo día, y el maestro no budista Uluka
se convirtió en piedra y permaneció así durante ochocientos años. ¿Cómo pensar
que las oraciones de la escuela Palabra Verdadera puedan superar todos estos
logros? El asceta Gautama (11) adoptó la forma de la deidad Shakra y predicó
durante doce años, mientras que Kobo se convirtió en Vairochana durante un solo
instante. Juzgue por usted mismo quién posee mayores poderes. Si opina que este
tipo de transformaciones son realmente importantes, sería mejor que creyera en
practicantes no budistas.
Así y todo, es necesario
saber que aun teniendo esa clase de poderes asombrosos, los practicantes no
budistas no pudieron eludir las llamas del infierno Avichi, para no hablar de
aquellos con ínfimos poderes de transformación. Menos aun podrán evitar ese
destino quienes actúen contra el gran vehículo. Los sacerdotes de la escuela
Palabra Verdadera son malos amigos de todos los seres vivos. Evítelos,
témales... El Buda señala: «¡No temáis a elefantes enfurecidos! ¡Es a los malos
amigos a quienes debéis realmente temer! ¿Por qué razón? Porque un elefante
fuera de control sólo puede destruir vuestro cuerpo, pero no, vuestra mente.
Sin embargo, un mal amigo puede destruiros tanto el cuerpo como la mente. Un
elefante enfurecido puede destruir un solo cuerpo, pero un mal amigo es capaz
de destruir incontables cuerpos e infinidad de mentes. Un elefante furioso sólo
destruye un cuerpo impuro y fétido, pero un mal amigo puede destruir tanto un
cuerpo puro como una mente pura. Un elefante furibundo puede destruir el cuerpo
físico, pero un mal amigo destruye el cuerpo del Dharma. Aunque os mate un
elefante furioso, no caeréis en los tres malos caminos. Pero si un mal amigo os
destruye, sin falta os hundiréis en ellos. Un elefante enfurecido es sólo enemigo
de vuestro cuerpo, pero un mal amigo es un enemigo de la buena Ley».(12) Por
ende, más que a las serpientes ponzoñosas o a los demonios malevolentes, uno
debe temer a los malos amigos que siguen a Kobo, Shan-tao y Honen. Esta es sólo
una breve explicación del error de sostener ideas distorsionadas.
El mensajero lleva tanta
prisa que sólo alcancé a escribir una pequeña parte de todo lo que tenía para
decirle. Cuando surja otra oportunidad en el futuro, volveré a escribirle
examinando los sutras y comentarios en detalle. No le muestre esta carta a
nadie. Si sobrevivo hasta ese momento, en el otoño del año entrante iré a
visitarlo y a dialogar con usted, tal como me lo ha solicitado.
Con mi profundo respeto, Nichiren
En el quinto día del duodécimo mes.
Respuesta a Hoshina Goro Taro
ANTECEDENTES
Nichiren Daishonin
escribió esta carta en el duodécimo mes del cuarto año de Bun’ei (1267), a los
cuarenta y seis años, y la dirigió a Hoshina Goro Taro, que vivía en la
provincia de Kazusa, al norte de Awa. Se cree que Hoshina era vasallo de Sakuma
Hyogo, señor feudal de Okitsu, y que se había convertido a las enseñanzas del
Daishonin en el otoño de 1264, junto con su amo, cuando el Daishonin regresó a
su provincia natal de Awa.
A juzgar por esta carta,
la única dirigida a Hoshina que se conserva, cabe suponer que en épocas
anteriores este había sido seguidor de la escuela Palabra Verdadera, que luego
se convirtió a la enseñanza del Daishonin y que, desde entonces, mantuvo una fe
pura.
En este escrito, el
Daishonin refuta las posiciones de las escuelas Nembutsu y Palabra Verdadera
mencionando brevemente los argumentos que, luego, desarrollará en sus
posteriores advertencias a los funcionarios gubernamentales y a los sacerdotes
de los templos más importantes. En primer lugar, señala que en las escrituras
budistas deben establecerse distinciones de superioridad relativa, como la
clasificación entre Hinayana y Mahayana, o entre enseñanzas provisionales y
verdaderas. De todos los sutras, el Sutra del loto es el más excelso; pero los
sacerdotes del Nembutsu y de la escuela Palabra Verdadera confunden los
criterios apropiados de comparación y, basados en este error, denigran el Sutra
del loto. El Daishonin, basado en el mismísimo texto de los sutras, critica las
concepciones de esos sacerdotes y asevera que la única base sólida para
establecer juicios de valor son los textos de las escrituras y no, las
opiniones personales. En especial, censura las prácticas de los sacerdotes de
la escuela Palabra Verdadera, que aspiran tan sólo a obtener beneficios
materiales y vanos. El Daishonin concluye que se debe reconocer la supremacía
del sutra que permite a todas las personas alcanzar la Budeidad.
NOTAS
1. Referencia a un episodio de la vida del emperador Ming (28-75)
quien, según la tradición, soñó con un hombre de oro que levitaba sobre el
jardín. Al despertar, el soberano preguntó a sus ministros sobre el significado
del sueño. Uno de ellos dijo haber oído mencionar el nacimiento de un venerable
en la región occidental, durante el reinado del rey Chao de la dinastía Chou, y
afirmó que ese venerable había recibido el nombre de «Buda». El Emperador,
entonces, envió dieciocho emisarios a la región occidental en busca de las
enseñanzas del Buda. A solicitud de dichos emisarios, dos monjes budistas
indios viajaron a la China en 67 d.C. portando escrituras e imágenes sobre sus
caballos blancos.
2. Los emperadores Ch’en y Sui son, respectivamente, Ch’en
Shu-pao, quinto y último soberano de la dinastía Ch’en, y el emperador Yang Ti,
segundo soberano de la dinastía Sui.
3. Tercero de los diez niveles de desarrollo, el nivel de la
emisión de luz, en el cual uno irradia la luz de la sabiduría.
CINCUENTA Y DOS NIVELES DE LA PRÁCTICA DEL BODHISA TTVA.
Cincuenta y dos niveles que debe alcanzar un bodhisattva en pos de la budeidad.
Son diez niveles de fe, diez niveles de seguridad, diez niveles de práctica,
diez niveles de devoción, diez niveles de desarrollo, el nivel de la
iluminación casi perfecta y el nivel de la iluminación perfecta.
4. Aunque la escuela Palabra Verdadera considera que el Sutra del
susiddhikara es inferior a sus otras dos escrituras principales, el Sutra
Mahavairochana y el Sutra de la corona de diamantes, aquel es especialmente
venerado en el esoterismo Tendai creado por Jikaku. El Daishonin se refiere
aquí a la afirmación de Jikaku de que dicha escritura es la más elevada de
todas las escrituras esotéricas.
5. Sutra del loto, cap. 14.
6. Ib., cap. 10.
7. Comentario sobre «Profundo significado del "Sutra del
loto’’».
8. Sutra del loto, cap. 3.
9. Aquí se hace referencia a los que han alcanzado,
respectivamente, los cuatro niveles de iluminación a que aspiran los
practicantes del budismo Hinayana. En orden ascendente, son el nivel de los que
cruzan la corriente (en sánscrito, srota-apanna), el nivel de los que regresan
una vez (sakridagamm), el nivel de los que no regresan (anagamm) y d nivel de
los arhats.
CUATRO NIVELES DE ILUMINACIÓN DEL HlNAYANA. Cuatro niveles de
iluminación que esperan alcanzar los practicantes que escuchan la voz. En orden
ascendente son, el nivel del que ingresa en la corriente (sanscrito:
srota-apanna); el nivel del que retorna una vez (sakridagamin); el nivel del
que no retorna (anagamin) y el nivel del arhat. El nivel del que ingresa en la
corriente, indica que ha entrado en la corriente de los sabios, en otras
palabras, el río que conduce al nirvana. En este nivel uno a erradicado las
ilusiones del pensamiento en los tres mundos. En el nivel del que retorna una
vez, uno ha erradicado seis de las nueve ilusiones del deseo en el mundo del
deseo. A causa de las ilusiones restantes, uno deberá renacer una vez mas en el
cielo y, luego, una vez mas en el mundo humano, antes de estar en condiciones
de entrar en el nirvana; por eso se denomina del que retorna una vez. En el
nivel del que no retorna, uno ha eliminado las otras tres ilusiones del deseo y
ya no debe renacer en el mundo del deseo. En el nivel del arhat, uno ha
eliminado todas las ilusiones del pensamiento y del deseo, y se ha liberado de
la transmigración en los tres mundos o en los seis caminos.
10. Otra versión de un pasaje del Sutra del nirvana.
11. Ermitaño de un pasado remoto mencionado en el Sutra del
nirvana, diferente del buda Gautama o Shakyamuni. El Sutra del nirvana afirma:
«El asceta Gautama exhibió grandes poderes sobrenaturales y, durante doce años,
se transformó en la deidad Shakra...».
12. Sutra del nirvana.