
24. DISMINUIR LA RETRIBUCIÓN DE NUESTRO KARMA. Respuesta a sus discípulos: Ota Saemon, Soya Kyoshin y Kimbara Puente del Dharma. (Los escritos de Nichiren Daishonin, Soka Gakkai, Páginas 208/210).

El Sutra del nirvana enseña el
principio de disminuir la retribución de nuestro karma. Si uno no logra
erradicar en esta existencia su pesado karma anterior, tendrá que soportar en
el futuro los sufrimientos del infierno. Pero si pasa por dificultades extremas
en esta vida [a causa del Sutra del loto], los padecimientos infernales
desaparecerán en un instante. Y cuando muera, obtendrá los beneficios del
estado humano y del estado celestial, los beneficios de los tres vehículos, y
los del vehículo único. El bodhisattva Jamás Despreciar no fue insultado y
agraviado, lapidado y apaleado sin una debida razón. Probablemente, haya
denigrado la enseñanza correcta en el pasado. La frase “cuando hubo expiado sus
faltas” (2) indica que el bodhisattva Jamás Despreciar pudo erradicar sus
graves causas de existencias anteriores porque enfrentó todas esas
persecuciones. (Con esto, termina mi primer punto.)
Los veinticinco maestros que
transmitieron las enseñanzas budistas, (3) con excepción del buda Shakyamuni,
fueron manifestaciones temporales de budas
o de grandes bodhisattvas, cuyo advenimiento había sido predicho por
Shakyamuni. De todos ellos, el decimocuarto, el bodhisattva Aryadeva, fue
asesinado por un practicante no budista, y el vigésimo quinto, el honorable
Aryasimha, fue decapitado por el rey Dammira. Buddhamitra y el bodhisattva
Nagarjuna también sufrieron múltiples hostigamientos. Sin embargo, hubo otros
que propagaron el budismo bajo la protección de reyes devotos sin afrontar
persecuciones. Esto parecería deberse a que en el mundo hay países buenos y
malos, y por eso existen el shoju y el shakubuku como métodos de propagación.
Así sucedió incluso durante los días Primero y Medio de la Ley, y lo mismo
ocurrió en la India, centro del budismo. Nuestro país queda muy lejos de la
India, y nuestra época coincide con los comienzos del Ultimo Día de la Ley.
Pero yo ya sabía de antemano que estas cosas iban a suceder; tan sólo estaba
esperando lo inevitable. (Con esto, termina mi segundo punto.)
Hace mucho tiempo que expuse
este principio, así que a ustedes no debería resultarles desconocido. En la
enseñanza perfecta, uno de los seis niveles de la práctica es el de la
percepción y la acción. En ella, «uno actúa como habla y habla como actúa». (4)
Los que están en el nivel en que se es un buda en teoría y los que están en el
nivel en que se escucha el nombre y las palabras de la verdad creen en la
enseñanza perfecta y la elogian, pero su conducta no refleja lo que dicen sus
palabras. Por ejemplo, incontables personas estudian las obras no budistas
conocidas como los Tres registros y los Cinco cánones, pero no hay un solo caso
en diez millones de alguien que gobierne la sociedad y se comporte como enseñan
dichos textos. Por eso, cuesta tanto establecer la paz en la sociedad. Tal vez,
haya quien sepa recitar al pie de la letra el Sutra del loto, pero cuesta
muchísimo más actuar como este indica. El capítulo «Parábolas y semejanzas»
señala: «Si esta persona [...] al ver a los que leen, recitan, copian y
proclaman este sutra, los despreciara, odiara, envidiara o tratara con
rencor...». El capítulo “Maestro de la Ley” afirma: «Puesto que el odio y los
celos hacia este sutra abundan incluso durante la vida de El Que Así Llega,
¡cuánto peor será después de su muerte!». En el capítulo «Aliento a la
devoción» se señala: “Muchas personas ignorantes [...] nos atacarán con palos y
espadas [...] una y otra vez seremos expulsados”. El capítulo «Prácticas
pacíficas* dice: «[El Sutra del loto] provocará mucha hostilidad en el mundo y
será difícil creer en él». Aunque estas citas del sutra son profecías del Buda,
nada dicen con respecto al momento en que dichos acontecimientos habrán de
ocurrir. En el pasado, el bodhisattva Jamás Despreciar y el monje Concreción de
la Virtud leyeron y vivieron estos pasajes. Pero si dejamos a un lado los dos
mil años de los días Primero y Medio de la Ley, ahora, en el Ultimo Día, en
todo el Japón sólo Nichiren parece estar haciéndolo. A juzgar por la situación
actual, imagino muy bien lo que habrán padecido los seguidores, familiares,
discípulos y practicantes laicos del pasado, cuando tantos de sus monjes
venerables fueron perseguidos durante los reinados de monarcas perversos.
Nichiren ya ha leído [y vivido]
la totalidad del Sutra del loto.(5) Hasta una sola frase o verso nos asegura la
iluminación; como yo he leído el sutra entero, ¡cuánto más cierta ha de ser mi
Budeidad! Mi convicción nunca ha sido tan grande. Aunque estas palabras puedan
parecer presuntuosas, mi deseo más ferviente es hacer realidad la paz y la
seguridad de toda la tierra. Sin embargo, en una época como esta, en que nadie
parece tenerme en cuenta, esto supera mis posibilidades. Voy a terminar aquí
para no extenderme demasiado.
Nichiren
En el quinto día del décimo mes, octavo año de Bun’ei (1271), signo
cíclico kanoto-hitsuji.
Respuesta a Ota Saemon-no-jo, al sacerdote laico Soya, a Kimbara Puente
del Dharma
ANTECEDENTES
Nichiren Daishonin escribió
esta carta el quinto día del décimo mes de 1271, sólo tres semanas después de
haber sido casi ejecutado en Tatsunokuchi. Se la envió a tres de sus mejores
discípulos: Ota Saemon, que era funcionario del gobierno; el sacerdote laico
Soya Kyoshin; y Kimbara Puente del Dharma. Uno de ellos probablemente haya
visitado al Daishonin mientras este se hallaba detenido en Echi en la
residencia de Homma, el administrador delegado de Sado. Allí aguardaba el
momento de emprender su exilio. Los registros indican que los tres discípulos
vivían en la provincia de Shimosa, al noreste de Kamakura; esta carta bien
puede haber sido una expresión de agradecimiento por su visita y por la
preocupación de ellos en cuanto a la seguridad de su maestro.
Tras la fracasada ejecución del
Daishonin, al gobierno le costó decidir qué hacer con él, así que durante un
tiempo permaneció detenido en la finca de Homma. En ese ínterin, una ola de
asesinatos e incendios estalló en Kamakura, de los cuales se culpó a los
seguidores del Daishonin. Entonces, el gobierno ordenó que se llevara a término
el exilio que había sido ordenado con anterioridad.
La comunidad de creyentes en
Kamakura se vio tremendamente afectada por esta serie de acontecimientos; el
Daishonin envió sucesivas cartas para infundirles tranquilidad. En este
escrito, dice que las persecuciones nos permiten erradicar nuestra acumulación
de karma negativo para que pueda surgir el estado de Budeidad.
NOTAS
1. Hijos de una familia de brahmanes en los tiempos de Shakyamuni. Se
dice que ambos respondían al mismo nombre, Chudapanthaka. Por eso, cuando
alguien los llamaba, respondían los dos. El Daishonin compara este lazo tan estrecho
con la firme unión de esos tres creyentes de Shimosa.
2. Sutra del loto, cap. 20.
3. El número y el orden de los sucesores de Shakyamuni que propagaron
sus enseñanzas durante el Primer Día de la Ley varía de acuerdo con las
fuentes. Aquí, el Daishonin cuenta al buda Shakyamuni entre los sucesores, de
modo que el total suma veinticinco. Generalmente, a Shakyamuni se lo excluye, y
por eso se cuentan veinticuatro.
4. Gran concentración e introspección.
5. Cuando dice que «leyó» el sutra entero, el Daishonin quiere decir que
ha dedicado la vida a él y que ha cumplido las predicciones en él contenidas.