LAS CUATRO DEUDAS DE GRATITUD. LOS ESCRITOS DE NICHIREN DAISHONIN. (Fragmentos).
…Con respecto a mi actual exilio [en Izu],
hay dos cuestiones importantes que [yo, Nichiren,] debo mencionar. Una es que
siento una inmensa alegría. Y la razón es que esta tierra se denomina «mundo
saja», y saja significa «resistir». Por eso, al Buda también se lo llama «El
Que Puede Resistir». [...] este mundo está poblado de seres rechazados en las
tierras puras de las diez direcciones, por haber cometido las diez malas
acciones o las cinco faltas capitales, por calumniar a los sabios y venerables,
por haber tratado a sus padres sin el debido amor filial, o a los sacerdotes,
sin el debido respeto. Por tales ofensas, estos hombres caen en los tres malos
caminos y, sólo después de haber morado allí durante kalpas incontables,
finalmente acaban renaciendo en este mundo. Así y todo, como aún no han
eliminado los residuos de su mal karma creado en existencias anteriores,
conservan la tendencia a perpetrar las diez malas acciones o las cinco faltas
capitales, a vilipendiar a los sabios y venerables, a tratar a sus padres sin
devoción filial, y a ser irreverentes con los monjes.
El Sutra del Loto dice:
“Puesto que el odio y los celos hacia este sutra abundan incluso durante la
vida de El Que Así Llega, ¡cuánto peor será después de su muerte”. Cuando leí
este pasaje por primera vez, no pensé que la situación llegaría a ser tan grave
como allí se vaticina. Pero ahora me impacta la precisión infalible de las palabras
del Buda, en especial viendo mis circunstancias actuales.
[...]
He sido censurado sólo
por propagar el Sutra del Loto. Aunque no poseo hijos ni mujer, todo el país
cree que soy un monje que transgrede el código de conducta, y aunque jamás di
muerte a una sola hormiga o langosta, mi mala reputación se ha diseminado por
toda la nación. Esto tiene mucho en común con la situación del buda Shakyamuni,
calumniado en vida por una muchedumbre de personas no budistas.
Al parecer, tan sólo
porque mi fe en el Sutra del Loto concuerda con sus enseñanzas un poco más que
la del resto de la gente, los demonios malignos se valen del cuerpo de los
demás y hacen que estos me odien. Soy sólo un monje sin preceptos, humilde e
ignorante. Pero cuando pienso que el Sutra del Loto —expuesto hace más de dos
mil años— menciona a alguien como yo, y que, según profetiza el Buda, esa
persona tendrá que enfrentar persecuciones, no encuentro palabras con que
expresar mi alegría.
El que estudia las enseñanzas del budismo no debe dejar de saldar
las cuatro deudas de gratitud. De acuerdo con el Sutra sobre la contemplación
de la mente como terreno, la primera de las cuatro deudas es la que uno tiene
con todos los seres vivos. De no ser por ellos, a uno le sería imposible sostener
el juramento de salvar a innumerables seres vivientes. Además, ¿cómo podrían
los bodishattvas incrementar su mérito si no hubiera malas personas que los
persiguiesen?
La cuarta es la deuda de
gratitud con los tres tesoros. [...] aunque utilizáramos como papel la
superficie entera de todos los mundos de las diez direcciones y, con ello,
escribiésemos palabras de agradecimiento, ni aun así podríamos saldar nuestra
deuda con el Buda.
Con respecto a la deuda
de gratitud con la Ley, esta es el maestro de todos los budas. Si los budas son
dignos de respeto, se debe a la Ley. Por ende, los que deseen saldar su deuda
con el Buda deberán, primero, retribuir los favores recibidos de la Ley.
Y con respecto a la deuda de gratitud con la
Orden budista, tanto el tesoro del Buda como el tesoro de la Ley pueden
perpetuarse, invariablemente, gracias a que existe una Orden. Para dar un
ejemplo, sin leña no puede haber fuego, y sin tierra, no pueden crecer las
plantas o los árboles. Del mismo modo, aunque existiera el budismo, sin
miembros de la Orden que lo estudiaran y lo difundieran, jamás podría haberse
transmitido durante los dos milenios del Primer Día y del Día Medio de la Ley,
y llegar hasta el Último Día.