CLAVES PARA SER FELIZ: LA FE, COMO FILOSOFÍA DE REVOLUCIÓN HUMANA, MANEJAR NUESTRO CARÁCTER, CAUSA Y EFECTO Y EL KARMA NO ES INAMOVIBLE..
1. LA FE, COMO FILOSOFÍA
DE REVOLUCIÓN HUMANA.
Nicliircn Daishonin dijo
claramente que la causa esencial de la infelicidad yace, en última instancia,
en los actos en contra de la Ley verdadera: es decir, actuar en contra de
Nam-myoho-renge-kyo, la Ley fundamental del universo. Al mismo tiempo, enseñó
que la fe en Nam-myoho-renge-kyo es el camino directo hacia la felicidad.
Nichiriren Daishonin
inscribió el Gohonzon como entidad fundamental para extinguir las ofensas
pasadas y establecer nuestro estado de felicidad absoluta.
Si dedicamos la vida al
kosen-rufu, teniendo como base al Gohonzon, lograremos la budeidad en esta
existencia. La Soka Gakkai nos enseña correctamente ese camino mediante esta
práctica budista en nuestro mundo actual.
Sin embargo, por
maravilloso que sea el Gohonzon, no se podrá obtener beneficios, si la fe de la
persona es débil. En un fragmento de un escrito de Nichiren dice: “Cuanto más
firme es la fe, mayor es la protección de las funciones de la vida y el
ambiente". Esto significa que la protección depende de nuestra fuerza
interior. El Sutra del loto es nuestra excelente espada, pero su poder depende
de quien la esgrima.
Respecto a esta frase,
el Presidente lkeda explica: “Esta frase transmite una enseñanza importante:
enfatiza que lo que activa y atrae el poder de las funciones protectoras, es la
fuerza de nuestra práctica budista. Ellas no nos protegerán si flaqueamos en
nuestra práctica cuando surge el desafío, aun cuando hayamos abrazado el
Gohonzon.
Por ejemplo, frente a
mía dolencia, hay quienes se alteran y empiezan a dudar preguntándose: ‘¿Cómo
me puede pasar esto, si yo practico?’. Pero todo ser humano está expuesto a la
enfermedad.
El propósito de este
budismo es permitirnos enfrentarla haciendo surgir una poderosa fuerza vital:
al permanecer fieles y constantes en la práctica, obtenemos la energía para
renovarnos y revitalizamos. El objetivo es no dejarnos vencer, pase lo que
pase".
En su explicación el
Presidente Ikeda enfatiza en la importancia de la fortaleza interior, porque
quiere poner en claro que el budismo de Nichiren, no es una "fe
dependiente", sino una filosofía de revolución humana.
2. MANEJAR NUESTRO CARÁCTER
“Soy tozuda por
naturaleza y detesto admitir que estoy equivocada...”. En el budismo, a eso se
le llama el mundo de la ira. Las personas en ese estado de vida suelen
mostrarse grandes por fuera, pero internamente tienden a despreciar a los
demás. El deseo de ser superior a otros es la esencia del mundo de la ira.
Las personas en este
estado de vida se preocupan mucho por la posición y las apariencias. Las
enorgullece ser poderosas e importantes, y tratan de impresionar a sus
congéneres. Al mismo tiempo envidian a quienes son superiores y albergan
resentimiento hacia quienes son respetados y admirados.
Como escribe Nichiren
Daishonin, la perversidad (corresponde al estado de los asuras o ira). ",
Perversidad" es sentir poca estima hacia uno mismo y mostrarse obsequioso
ante los demás. Las personas que están en el mundo de la ira se dan aires de
importancia, pero en realidad se sienten inseguros y carecen de capacidad
genuina, de modo que adulan y tratan de congraciarse con cualquiera que
perciban como más fuerte que ellos. En esencia, son temerosos y falaces.
De hecho, ese
comportamiento es la causa esencial del infortunio personal. El budismo nos
permite extraer la fuerza necesaria para superar ese estado de vida.
Cuando uno decide consagrar su existencia al grandioso juramento
del kosen-rufu, puede extraer la fortaleza que le permite erradicar sus
defectos. En ese instante, el mundo de la ira en el que se debate pasa a ser un
reino de la ira dentro del mundo de la Budeidad y del mundo del Bodhisattva,
convirtiéndose en una poderosa fuerza para vencer la maldad y ser eternamente
un triunfador.
3. CAUSA Y EFECTO
Cuando el ser humano
basa su vida en la Ley de causa y efecto que opera a lo largo de las tres
existencias, adquiere una brújula natural: una moral interior que lo hace
transitar por el camino real del bien.
Naturalmente, estas
personas jamás construirán su propia felicidad - sobre el infortunio de los
demás. En la época actual, la declinación moral ha sido denunciada desde hace
mucho tiempo, y. a diario, nos vemos ante la intimidación, los disturbios
públicos y demás comportamientos ilegales. Por supuesto, es necesario reforzar
las leyes para tratar estas irregularidades, pero la solución fundamental
reside en establecer principios firmes que permitan consolidar una fuerte conciencia
recta en el corazón de la gente. En otras palabras, es apremiante y
absolutamente necesario implantar el principio de que aun cuando se pueda
engañar a otros cometiendo algún daño, será inevitable sufrir las consecuencias
de la ley de causa y efecto.
Cuando la gente procura
vivir una existencia plena y satisfactoria basada en dicho principio, limpia y
perfecciona su personalidad. Por esta razón, los budistas tienen que llegar a
ser individuos que se destaquen por el brillo de su carácter.
Como escribió el gran
autor ruso León Tolstoi (829-1910): “Una existencia verdaderamente íntegra se
vive de acuerdo con la más elevada ley de nuestra conciencia”.
4. EL KARMA NO ES
INAMOVIBLE
Todas las personas
tienen un karma y diversas tribulaciones como fracasos en los negocios,
enfermedades y otros infortunios a lo largo de la vida. Cuando tales problemas
nos invaden, podemos sentirnos incapaces de enfrentarlos, perder toda esperanza
y caer en la apatía o en patrones de conducta autodestructiva. Esta es una
trampa que puede llevar a la creación de un ciclo negativo conducente a la
infelicidad. Es el curso más temible
que puede tomar la vida.
El Budismo nos permite
liberamos de este proceso nocivo y nos brinda la fortaleza necesaria para afrontar
cada desafío. El propósito de este Budismo es infundir valentía para enfrentar,
con bravura los retos que nos presenta la vida, es decirnos: ¡No permitiré que
esto me derrote!. ¡Esta es una oportunidad para transformar mi karma!
Referencia: Visión XXI SGI de panamá.