LOGRAR LA BUDEIDAD TAL COMO UNO ES. (SOKUSHIN JOBUTSU).
Las enseñanzas budistas
provisionales tendían a ver el estado humano ordinario y el estado de Buda como
polaridades opuestas. Esto era porque veían una contradicción entre las
ilusiones y los deseos mundanos de los hombres comunes y la sabiduría iluminada
del Buda.
Para llegar a ser Buda,
según enseñaban, había que dedicarse a las prácticas austeras del bodishattva
durante el curso de muchas vidas sucesivas. A través de este proceso, llamado
"la práctica que abarca incontables kalpas" (ryakko shugyo), se decía
que se erradicaban gradualmente las ilusiones y el mal karma y se adquirían una
a una las virtudes iluminadas del Buda como también sus treinta y dos
caracteres físicos y ochenta características sublimes. En otras palabras, de
acuerdo con estas enseñanzas, lograr manifestar la budeidad significaba que uno
debía cambiar lo que era al presente, por algo distinto. Por ejemplo, un hombre
malvado primero debía expiar su karma negativo y convertirse en un hombre
bueno, y una mujer debía antes renacer como hombre. El nombre técnico para esta
noción es "manifestar la budeidad por transformación'' (kai-ten no
jobutsu). Desde este punto de vista, existe una gran brecha entre el hombre
común (realidad mundana) y el Buda (verdad última).
En el Sutra del Loto, se
presenta una visión muy diferente, - que revela la posesión mutua de los Diez
Estados. El enseña que toda la gente sin excepción, cualquiera sea su estado de
vida, tiene la naturaleza de Buda inherente y puede manifestar la budeidad sin
cambiar sus características individuales. Desde esta perspectiva, la budeidad
no es algo que uno adquiere sino un potencial que uno ha poseído eternamente.
Cuando se despierta a este potencial, se logra manifestar la budeidad tal como
uno es.
Este concepto está
representado específicamente en el Sutra del Loto por la hija del Rey Dragón,
quien en el capitulo Devadatta (décimo segundo) del sutra, logra inmediatamente
la suprema iluminación sin cambiar su forma de dragón.
El ejemplo de la hija
del Rey Dragón ilustra el principio de la posesión mutua de los Diez Estados,
demostrando específicamente que el estado de Buda es inherente al estado de
Animalidad. Basándose en este episodio y en el mensaje global del sutra, la
escuela T'ien-t'ai de China formuló el principio de sokushin jobutsu,
literalmente, "manifestar la budeidad en nuestro cuerpo presente''. A
veces también se la llama "manifestar la budeidad como hombre' común".
De acuerdo con este
principio, en vez de lograr manifestar la budeidad a través de incontables palpas
de práctica austera, desligándose gradualmente de los deseos, uno manifiesta la
budeidad en esta misma existencia permaneciendo como hombre común, Nichiren
Daishonin comenta esto en su Gosho "Sobre las Enseñanzas Confirmadas por
Todos los Budas a Través del Tiempo" (Sanze Shobutsu So-kcrimon Sha):
"Cuando uno comprende que su propia mente y la mente del Buda no tienen
diferencia, despierta del sueño de los sufrimientos del nacimiento y la muerte
y retoma a la realidad de la iluminación original. Esto se llama manifestar la
budeidad en nuestra forma presente". Esta enseñanza no tiene paralelos en
cuanto a unir la brecha entre los hombres comunes y la realidad última.
Nichiren Daishonin
estableció Nam-myojo-rengue-kyo de las Tres Grandes Leyes Esotéricas como la
enseñanza por la cual todos los hombres y mujeres en los Últimos Días de la Ley
pueden manifestar la budeidad en su forma presente. Cuando invocamos
Nam-myojo-rengue-kyo con toda sinceridad,
fusionando nuestras vidas con el Gojonzon, en ese momento manifestamos
el estado de Buda. Al continuar fusionando nuestras vidas con el Gojonzon, a
través del gongyo y daimoku diario, mes tras mes y año tras año, gradualmente
establecemos la budeidad como tendencia básica de nuestra vida. Sobre esta
base, nuestros otros nueve estados inherentes comenzarán a funcionar
positivamente, contribuyendo a nuestra propia iluminación y a la de los demás.
En un sentido algo más
amplio, basado en su significado fundamental, se puede comprender mejor la
budeidad en la forma presente al indicar que podemos manifestar el estado de
Buda sin dejar de lado nuestras características únicas como individuos. El Ongi
Kuden del Daishonin (Registro de las Enseñanzas Transmitidas Oralmente)
establece, “Cerezo, durazno, ciruela y damasco, tienen cada uno sus propias
cualidades, y manifiestan las tres propiedades del Buda Original sin cambiar su
propio carácter".
Al dedicamos a la
práctica budista, toda nuestra personalidad, aptitudes y otras cualidades
únicas florecerán plenamente en la forma más valiosa. El Budismo expuesto por
Nichiren Daishonin verdaderamente nos permite manifestar la iluminación “tal
como somos".