LOS TRES OBSTACULOS Y LOS CUATRO DEMONIOS
Nichiren Daishonin dice:
«Sin duda, hay algo extraordinario en el flujo y reflujo de las mareas, en el
recorrido de la luna desde que asoma hasta que se pone, en la forma en que se
suceden el verano, el otoño, el invierno y la primavera.
También sucede algo
inusitado cuando una persona común logra la Budeidad. En ese momento,
invariablemente aparecen los tres obstáculos y los cuatro demonios» («Los tres obstáculos
y los cuatro demonios», Los escritos de Nichiren Daishonin, pág. 668)
Cuando un avión esta
parado en la pista no encuentra resistencia del viento. Pero, a medida que
acelera por la pista, se encuentra con la resistencia del aire a su alrededor. La
resistencia del viento que va en aumento genera debajo de las alas una fuerza
de elevación que le permite volar. Mientras el avión mantenga suficiente
velocidad, la fuerza opuesta del viento continuará generando la elevación
necesaria para continuar volando.
De manera similar,
cuando nos esforzamos en la práctica del budismo y comenzamos a movernos hacia
la felicidad perdurable, nos encontraremos la «resistencia» de obstáculos
internos y externos que funcionan para resistir o detener nuestro avance.
El budismo describe
estas funciones como los «tres obstáculos y los cuatro demonios».
En el caso del avión, la
aparición de la resistencia del viento muestra que la velocidad del avión ha
aumentado y que está a punto de despegar. Para nosotros, encontrarnos con los
tres obstáculos y los cuatro demonios es prueba de que estamos acelerando hacia
la felicidad, la revolución humana y la transformación
de nuestro karma.
T’ien-t’ai declara en su
escrito titulado “Gran concentración e introspección”: «A medida que avanza la
práctica y mejora la comprensión, comienzan a surgir los tres obstáculos y los
cuatro demonios de manera confusa, pugnando entre sí para interferir […] Uno no
debería dejarse influenciar ni atemorizar por estas funciones». («Carta a los
hermanos», END, pág. 525).
Respecto de este pasaje,
Nichiren escribe: «Esta declaración no sólo se aplica a mí, sino que constituye
una guía para mis seguidores.
Con profundo respeto,
graben esta enseñanza en lo más hondo de su vida y transmítanla como axioma de
fe para las futuras generaciones» (END, pág. 525).
Como señala Nichiren
Daishonin, la característica de los obstáculos y los demonios es que surgen «en
forma confusa». Es importante entenderlos para poder reconocerlos mejor y
superarlos. De otro modo, podemos dejarnos influir y asustar hasta tal punto
que dejemos de practicar.
Lamentablemente, significaría
que hemos dejado de avanzar hacia la felicidad.
Los tres obstáculos son:
1. El obstáculo de los deseos mundanos.
2. El obstáculo del karma.
3. El obstáculo de la retribución.
Nichiren Daishonin dice:
El obstáculo de los
deseos mundanos se produce cuando la codicia, el odio, la estupidez y otras
inclinaciones semejantes nos impiden practicar.
El obstáculo del karma son
los escollos que nos presentan los hijos o la esposa.
El obstáculo de la
retribución son las obstrucciones provocadas por el soberano o los padres (END,
pág. 525).
Si nuestra codicia, ira
o estupidez nos distraen de nuestro camino a la felicidad perdurable o Budeidad
que procuramos mediante la práctica del budismo, entonces estamos bajo los
efectos del primero de los tres obstáculos. Si la oposición de nuestros familiares
o de personas en posición de autoridad nos desanima a seguir el camino de nuestra
verdadera felicidad, habremos sucumbido al miedo ante el segundo y tercer obstáculo.
Los cuatro demonios son
funciones negativas que obstruyen nuestra práctica, son:
1. La obstrucción de nuestras propias funciones mentales y
físicas.
2. La obstrucción de los deseos mundanos.
3. La obstrucción de la muerte inoportuna de un compañero de
práctica.
4. La obstrucción del rey demonio del sexto cielo, o sucumbir
ante la oposición de personas de autoridad.
Los tres obstáculos y
cuatro demonios debilitan nuestro espíritu de luchar por nuestra propia
felicidad y hacen que descienda nuestro estado de vida. Como consecuencia, nuestra
práctica nos aporta menos sabiduría y coraje. En otras palabras, nos succionan desde
adentro el estado de vida brillante y positiva de quienes practicamos.
El rey demonio del sexto
cielo es poderoso. Nichiren declara: La oscuridad fundamental se expresa como el
Rey Demonio del Sexto Cielo» («El tratamiento de la enfermedad», END, pág, 1158).
Debemos comprender que el demonio es la personificación de tendencias destructivas
fundamentales que anidan en la vida de todas bien que las personas han cultivado
en su vida y alimenta el deseo de controlar a los demás, incluso hasta el punto
de llegar a tomar vidas ajenas. Si no se la enfrenta y se le pone límite esta
negatividad conduce a la destrucción y a la guerra. En definitiva, los tres
obstáculos y los cuatro demonios en realidad son funciones negativas que llevan
a la gente a la desgracia y el sufrimiento.
Nichiren dice: «[El rey
demonio del sexto cielo] se vale del gobernante para amenazar al devoto del
Sutra del loto» («Carta a los hermanos», END, pág. 519). Aquí nos dice que el
rey demonio también opera por medio de la autoridad gubernamental. Cuando eso sucede,
debemos ver a través de su naturaleza demoníaca y triunfar ante cualquier fuerza
de oposición que se proponga impedir que practiquemos nuestra fe.
Por lo tanto, es
importante estar preparados para cuando surjan estos obstáculos o funciones y
para que, cuando aparezcan —cosa que sucederá sin falta— no nos distraigamos ni nos desanimemos de
seguir el camino en que hemos emprendido.
Lograr la felicidad perdurable, o Budeidad,
es una lucha sin fin entre nuestra oscuridad fundamental, que nos pinta
atractiva la imagen de sucumbir a los tres obstáculos y los cuatro demonios y
quedarnos así, y la determinación de mejorar nuestra vida. Ante los obstáculos
y la oposición, debemos esforzarnos a nuevo en nuestra práctica del budismo con
determinación valiente y fortalecida. Como resultado, no nos dejaremos vencer
por ningún obstáculo y los superaremos todos y seguiramos avanzando.
El
axioma que Nichiren nos insta a practicar y propagar podría expresarse de esta manera:
A lo largo del camino hacia nuestra felicidad absoluta, los tres obstáculos y los
cuatro demonios aparecerán sin duda. Debemos estar preparados para su aparición
y jamás dejarnos influir ni asustar por ellos.
Cuando
surgen los tres obstáculos y los cuatro demonios, ese es el momento de
transformar el karma, luchar por nuestra revolución
humana y acelerar en dirección a nuestra felicidad. Como dice Nichiren: «En ese
momento, invariablemente aparecen los tres obstáculos y los cuatro demonios, pero
cuando ello sucede, los sabios se regocijan, mientras que los necios se echan atrás»
(«Los tres obstáculos y los cuatro demonios», pág. 668). El nos está exhortando
a no retroceder jamás, sino en cambio a desafiar con alegría y superar nuestros
problemas. Si lo hacemos, podemos elevar enormemente nuestro estado de vida.
El
presidente Ikeda manifiesta: «Es importante tener un estado de vida lo
suficientemente elevado como para poder aceptar con calma lo que sea que suceda
en la vida siempre luchando para ver los problemas desde la perspectiva
correcta y resolverlos con una postura positiva. La felicidad aflora desde un
estado de vida así de elevado y que todo lo abarca.
Ustedes
pueden forjar el camino a una vida satisfactoria y placentera si tienen la fe profunda
como para considerar todo como fuente de creación de felicidad y valor. A la
inversa, si ven todo en forma negativa o pesimista, su vida se hundirá gradual
e inevitablemente en la oscuridad. El budismo nos enseña el principio sutil de
nuestra determinación y, más aún, la fuerza de la fe» (Mis queridos amigos en América, segunda edición, págs. 4–5).
Las
personas sabias se alegrarán cuando se enfrenten con los tres obstáculos y los cuatro
demonios porque saben que los obstáculos y la oposición son la resistencia que
los ayuda a alzar el vuelo hacia la Budeidad.