¿QUÉ ES LA FE? LA FE ABARCA LA VERDAD, EL CORAJE, LA SABIDURÍA Y LA BUENA FORTUNA. INCLUYE LA COMPASIÓN Y LA HUMANIDAD, ASÍ COMO LA PAZ, LA CULTURA Y LA FELICIDAD. LA FE ES ESPERANZA ETERNA; ES EL SECRETO PARA EL AUTO-DESARROLLO SIN LÍMITES. LA FE ES EL PRINCIPIO BÁSICO DE CRECIMIENTO. (LAS DISCUSIONES SOBRE LA JUVENTUD, VOLUMEN 2, PÁGINAS 163/64).

¿QUÉ ES EL BUDISMO? ES EL NOMBRE DADO A LAS ENSEÑANZAS DE UN BUDA. "BUDA" SIGNIFICA "EL ILUMINADO”; ALGUIEN QUE PERCIBE LA ESENCIA O REALIDAD DE LA VIDA EN SU INTERIOR, ES UN SER ILUMINADO A LA VERDAD DE LA VIDA Y DEL UNIVERSO. A DIFERENCIA DE OTRAS RELIGIONES, EL BUDISMO NO ALEGA UNA REVELACIÓN DIVINA. COMIENZA CON UN HOMBRE, QUE A TRAVÉS DE SUS PROPIOS ESFUERZOS Y PERSEVERANCIA, DESCUBRIÓ LA REALIDAD DENTRO DE SÍ Y ENSEÑÓ QUE TODOS PODÍAN HACER LO MISMO. EL BUDA NO PUEDE SER DEFINIDO, COMO UN SER TRASCENDENTAL O SUPREMO. EN ESTE SENTIDO, EL BUDISMO, NO SOLO ES LA ENSEÑANZA DE UN BUDA, SINO LA ENSEÑANZA QUE POSIBILITA A TODAS LAS PERSONAS REVELAR SU NATURALEZA DE BUDA. EL BUDISMO ES UN SISTEMA PRÁCTICO DE ENSEÑANZA QUE NOS PERMITE CONCRETAR EL ESTADO IDEAL DE LA BUDEIDAD… LA PROPIA PERFECCIÓN.

¿QUE ES EL KOSEN-RUFU? “ES LA LUCHA PARA TRANSFORMAR LA VIDA DE LOS SERES HUMANOS, REVIRTIENDO LA OSCURIDAD QUE RESIDE EN EL INTERIOR DE SU VIDA, HACIENDOLO TOMAR CONCIENCIA DE SU NATURALEZA DE BUDA INHERENTE". LA ESENCIA DE “ESTABLECER LA ENSEÑANZA CORRECTA PARA ASEGURAR LA PAZ EN LA TIERRA” ESCRITO POR NICHIREN DAISHONIN, RADICA EN CONSTRUIR UNA RED DE PERSONAS DEDICADAS AL BIEN. PERO COMO ESTA CONTIENDA IMPLICA TRANSFORMAR DE RAÍZ LA VIDA DE LAS PERSONAS PROVOCARA RESISTENCIA EN CIERTOS SECTORES… ESTA GRAN BATALLA ES LA CLAVE PARA CREAR UN MUNDO DE PAZ Y DE FELICIDAD VERDADERAS, UNA TIERRA DE BUDAS.

YIGUIO Y KETA. PRÁCTICA PARA UNO MISMO Y PRÁCTICA PARA LOS DEMÁS. ESTOS ASPECTOS DEL BUDISMO VERDADERO SON: YIGUIO (PRÁCTICA PARA UNO MISMO) Y KETA (PRÁCTICA POR EL BIEN DE OTROS). AMBOS CONSTITUYEN UNA PRÁCTICA COMPLETA. SON COMO DOS RUEDAS QUE FUNCIONAN AL UNÍSONO PARA ADELANTAR NUESTRAS VIDAS, PARA MANIFESTAR NUESTRA ILUMINACIÓN INHERENTE.

¿QUE ES LA SOKA GAKKAI INTERNACIONAL (SGI)?...ES UNA ORGANIZACIÓN BASADA EN EL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN, INSPIRADA EN EL RESPETO A LA VIDA, LA CONCIENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS, BUSCANDO DESPERTAR EN LAS PERSONAS EL ESPÍRITU DE RECONOCER, RESPETAR Y APRECIAR LAS SEMEJANZAS Y LAS DIFERENCIAS, PERMITIENDOLES FORTALECERSE Y TRANSFORMAR SU INTERIOR PARA DESARROLLAR SU MÁXIMO POTENCIAL, ASUMIENDO LA RESPONSABILIDAD DE SU PROPIA VIDA Y COMPROMETIENDOSE CON LA SOCIEDAD, EMPRENDER ACTIVIDADES EN SU VIDA COTIDIANA, PARA DESPLEGAR LA CAPACIDAD DE VIVIR CON CONFIANZA, CREANDO VALOR EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA Y CONTRIBUYENDO AL BIENESTAR DE AMIGOS, FAMILIARES Y SU COMUNIDAD…

…UNA DE LAS DIFICULTADES QUE LOS LATINOS TIENEN PARA COMPRENDER EL BUDISMO, radica en lo que el término "religión" significa en su ámbito social… Las religiones occidentales tienen sistemas jerárquicos en los que las reglas y los dogmas se establecen desde arriba hacia abajo… Ellas están basadas en la creencia de una deidad sobrenatural… La relación entre el maestro y el discípulo es interpretada como la de una persona que ciegamente, sigue a otra… VER MAS…

EL ESFUERZO DE NO RENDIRSE JAMAS. Vivimos una vida fragmentada y llena de conflictos. Estamos divididos en centenas de grupos de seres humanos, limitados por el miedo, la vergüenza, la culpa, la ira, las obsesiones y las emociones… esta lucha interna hace que no nos podamos entender… ¿Por que pasa esto...? VER MAS…

LA RECITACION DE LOS CAPITULOS “MEDIOS HABILES” Y “DURACION DE LA VIDA”. Carta a la esposa de Hiki Daigaku Saburo Yoshimoto. Este Ghoso, nos acerca a un precepto conocido como “seguir las costumbres de la región”. El significa que, mientras no esté en juego ninguna trasgresión grave, no se debe ir contra las tradiciones y costumbres de un país, región o comunidad, aunque debamos apartarnos ligeramente de las enseñanzas. Este criterio fue establecido por el Buda... VER MAS…

LAS REUNIONES DE DIALOGO O ZADANKAI, SON UN OASIS…En la actualidad, el egoísmo desmedido, provoca profundos trastornos en el corazón humano y estamos perdiendo la coexistencia con la naturaleza; por ello estos mini cónclaves de miembros de todas las edades, razas, intereses y antecedentes, son un foro de intercambio rico y refrescante. En un mundo afectado por la "DESERTIFICACION SOCIAL", estas reuniones son un oasis, en el que los seres humanos en forma individual, se esfuerzan en concretar la paz mundial y la prosperidad de la sociedad humana. ...Como budistas, al establecer una condición de paz interior en la vida cotidiana, contribuimos con la paz del mundo, posibilitando a cada uno, desarrollar su potencial inherente... VER MAS…

LA SALUD Y EL BUDISMO - EL BUDA EN TU ESPEJO - NICHIREN DAISHONIN -


Aunque el buda Shakyamuni no era médico, muchas veces le llamaban “el gran rey de la medicina”.

Mediante la contemplación, consiguió darse cuenta de que la iluminación, o budeidad, es la mejor medicina, porque gracias a sus virtudes sacamos la sabiduría interior y la fuerza vital necesaria para curar nuestras enfermedades físicas y mentales.

Por lo tanto, el principal objetivo de la medicina budista es ayudar a los individuos a desarrollar sus poderes naturales de autocuración cultivando la iluminación mediante la práctica budista.

Esta visión cada vez está más generalizada, no solo entre los practicantes del budismo.

El preámbulo de la carta de la Organización Mundial de la Salud afirma: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

Somos todos seres humanos, hechos de carne y sangre.

Es innegable que nadie puede evitar caer enfermo en un momento u otro. Pero las raíces de la enfermedad están en lo más profundo de nuestro ser.

Desde la perspectiva budista, la enfermedad no puede destruir nuestra felicidad (a menos que lo permitamos) y, como llevamos inherente la causa de la enfermedad, la solución básica a la enfermedad la llevamos también dentro. Es importante recordarlo. Así pues, no hay ninguna razón para que nos controle la enfermedad, ninguna razón para llenarnos de sufrimiento, miedo o angustia.

El budismo nos enseña que poseemos la capacidad no sólo para transformar lo negativo en un estado neutro sino para ir más allá y alcanzar un estado positivo.

Podemos superar el sufrimiento de la enfermedad y, al hacerlo, hasta la experiencia de la enfermedad enriquecerá nuestras vidas y hará que merezcan más la pena, dándonos el material para lograr todo el dramatismo de la satisfacción que se despliega día tras día.

Helen Keller escribió en su autobiografía, La historia de mi vida: “Todo tiene sus maravillas, hasta la oscuridad y el silencio, y aprendí a conformarme con eso, cualquiera que fuera el estado en que me encontrara”. Del mismo modo que la verdadera felicidad no es sólo la ausencia de problemas, sino un estado de vida interno que nos permite enfrentarnos a los obstáculos que nos hallamos para llegar a la felicidad, la salud no es sólo la ausencia de enfermedad.

Es más bien un estado de vida interior que nos permite superar la enfermedad y los obstáculos relacionados con nuestra salud.

Lo importante es si vencemos la enfermedad cuando llega o si ésta es la que nos vence.

El budismo nos muestra la fuente de la sabiduría y la fuerza vital necesaria para derrotar la enfermedad. Dado que la salud y la enfermedad existen en nosotros en potencia, podemos provocar nuestra enfermedad o nuestra salud.

Una historia que salió en las noticias de los últimos años ilustra esta verdad.
En un partido de fútbol de bachillerato, varias personas enfermaron con síntomas de envenenamiento.


El interrogatorio inicial parecía indicar que la culpa la tenían unos refrescos contaminados. Se cerró el bar y se pidió por megafonía a la gente que no bebiera bebidas con gas.

Poco después de este anuncio, los espectadores de todo el estadio empezaron a vomitar y desmayarse. Muchos dejaron rápidamente sus asientos para ir a ver a sus médicos y a urgencias.

Más de cien personas fueron hospitalizadas.

Al día siguiente, se descubrió que los refrescos no tenían nada que ver con la enfermedad de los pacientes iniciales, que habían contraído una especie de gripe.

En cuanto se propagó esta información, los espectadores enfermos se curaron “por milagro”. Sus síntomas desparecieron de repente y hasta los que estaban hospitalizados, se levantaron de la cama y se fueron.

El culpable no era un agente patógeno; fue simplemente la idea expresada en palabras lo que tuvo un efecto inmediato y espectacular tanto para traer la enfermedad como para provocar la recuperación.

En otro ejemplo, un hombre joven con una fuerte práctica budista y un tratamiento médico excelente se recuperó de un cáncer, no una sino dos veces.

Cuando apareció el cáncer por tercera vez en la sangre, le dijeron que era incurable. No le daban más que unos meses de vida. Aunque había superado el cáncer dos veces, este pronóstico era demasiado para él y su salud empezó a empeorar rápidamente.

Sus amigos, su familia y hasta sus médicos pensaban que se estaba muriendo. Pero, sorprendentemente, se descubrió que se habían confundido las muestras de sangre.

Le dijeron que no había ni rastro de células cancerígenas en su cuerpo. Enseguida se curó y recuperó la fuerza.

Éste es el poder de creer, lo que puede ocurrir cuando estamos muy influidos por el diagnóstico de la enfermedad y lo que puede ocurrir cuando nos recuperamos, reuniendo fuerzas para superarla.

Una demostración parecida del poder de creer es lo que se denomina el efecto placebo.


Las investigaciones médicas demostraron hace mucho que las sustancias inertes pueden tener un efecto positivo en pacientes si creen que están recibiendo una medicación eficaz.

En numerosos estudios, un porcentaje considerable de pacientes que reciben pastillas de azúcar en lugar de medicación muestra síntomas de recuperación. Y cabe destacar que, cuando se les dice cómo les haría sentir la medicación, muestran esos mismos efectos.

La visión budista de la enfermedad

Para mantener una buena salud y superar la enfermedad primero tenemos que comprender nuestra propia naturaleza.


La enfermedad puede constituir una oportunidad para formar una base aún más sólida de la felicidad provocando en nuestra vida cambios importantes, si bien muchas veces difíciles.

Tal como escribió Nichiren: “La enfermedad da lugar a la decisión de alcanzar el camino”.

Esto no significa que renunciemos a la medicina moderna para buscar un tipo de cura autodirigida.

Sin embargo, el budismo de Nichiren sugiere tres normas para curar la enfermedad:
1) ver a un buen médico.
2) recibir buenos medicamentos y
3) ser un excelente paciente.

Cuando habla de ser excelentes pacientes, Nichiren se refiere al estado vital interior.

Presenta la práctica de invocar Nam-myojo-rengue-kyo como lo mejor que podemos hacer para purificar nuestro estado vital. Nichiren escribió: “Nam-myojo-rengue-kyo es como el rugido del león. Por lo tanto, ¿qué enfermedad puede ser un obstáculo?”

Nam-myojo-rengue-kyo es la fuente de la sabiduría que nos permite encontrar al médico adecuado y buscar la fuerza vital que hará que el medicamento funcione. Invocar Nam-myojo-rengue-kyo es curar la energía en sí.

El proceso de curación empieza fortaleciendo la seguridad para decirte a ti mismo: “Puedo combatir mi enfermedad. Puedo convertir el veneno que hay en mi cuerpo en medicina”. Si nuestra condición vital es de derrota, la enfermedad vencerá a nuestra voluntad de curarnos. Si es de desafío, habremos maximizado las posibilidades de recuperación.

La visión científica: la unidad de mente y cuerpo

Cada vez existen más pruebas científicas de que existe una relación fuerte e inseparable entre el funcionamiento de la mente y el del cuerpo.

La creencia en esta separación dualista de mente y cuerpo, que influyó considerablemente en la ciencia médica reciente, está dando paso gradualmente a una perspectiva más profunda, una visión muy similar a la visión budista de la unidad de la mente y el cuerpo.

¿Cómo funciona la unidad de mente y cuerpo?

Los científicos han descubierto que los estímulos del entorno los procesa el cerebro desencadenando unas reacciones bioeléctricas y bioquímicas en el cuerpo, lo cual a su vez desencadena el comportamiento.

En el caso de la enfermedad, la secuencia funciona más o menos así: Cuando el cerebro percibe y procesa un estímulo exterior (consciente e inconscientemente), este proceso está fuertemente influido por las creencias, ideas y expectativas personales.

Esto provoca una reacción biológica compleja (por ejemplo, en el hipotálamo, una reacción neuroendocrina y la liberación de hormonas) que afecta a la respuesta inmunológica del cuerpo determinando la “capacidad” para hacer frente a la enfermedad.

Esto provoca unos síntomas físicos, un comportamiento y la experiencia real de la enfermedad (enfriamiento, dolor de cabeza, músculos entumecidos).

Dado que las ideas, las expectativas y las creencias tienen un efecto poderoso en el funcionamiento del cuerpo, el pensamiento distorsionado (el engaño) tendrá forzosamente un fuerte impacto en la salud y la capacidad para superar la enfermedad.

Los psicólogos han identificado diversas visiones de la vida que pueden minar la salud, dificultar la capacidad del cuerpo para vencer la enfermedad y generar enfermedades psicológicas y espirituales como la depresión, la ansiedad y el miedo.

Entre ellas cabe destacar: responsabilizar a los demás de tu propio dolor, interpretar aquellos pensamientos y acciones de los demás que no puedes conocer de un modo negativo para ti o creer que los demás piensan más de ti de lo que en realidad piensan, y sacar conclusiones generales fatalistas basadas en hechos específicos o en información limitada.

De este modo, además del tratamiento médico, es fundamental cambiar de mentalidad para superar la enfermedad. No sólo hay que proponerse identificar el pensamiento distorsionado sino cambiar el modo de pensar y llevar a cabo un cambio de estos paradigmas.

La práctica budista nos permite realizar este cambio.

La visión budista de la mente y el cuerpo

Desde un punto de vista budista, para gozar de buena salud primero hay que comprender la verdadera naturaleza de la relación entre mente y cuerpo.

La enfermedad no es solamente un fenómeno físico —también puede reflejar un desequilibrio espiritual en nuestras vidas.

El budismo ha explicado durante miles de años la relación entre mente y cuerpo de un modo muy similar a las investigaciones médicas actuales.

Tal como indicaba el profesor chino T’ient’ai, existen cinco componentes que nos hacen único a cada uno de nosotros:
1) forma (cuerpo).
2) percepción.
3) concepción.
4) volición.
5) conciencia.

Tenemos una única forma. Cada uno vemos las cosas de un modo subjetivo y extraemos conclusiones enfrentadas, a veces, con las de otros que experimentan los mismos fenómenos. Actuamos sobre la base de estas conclusiones.

Todo esto está fuertemente influido por el grado en que conocemos la realidad de las cosas.

Por ejemplo, una mujer va andando por un callejón oscuro a altas horas de la noche y percibe un objeto blanco ligero en un árbol. Enseguida se da cuenta de lo que es y piensa: “Anda, mira, a alguien se le ha caído una ropa del tendedor”.

Poco después, un hombre pasa por el mismo árbol de noche, le entra pánico al pensar que es un fantasma, le da un ataque al corazón y cae muerto. ¿Qué lo mató? Seguro que no fue la ropa que había caído en el árbol.

Fue su percepción equivocada de la situación, la conclusión de que estaba en peligro, el deseo de escapar con una subida repentina de la adrenalina y la presión sanguínea y el efecto que todo esto tuvo en su bienestar físico.

En el budismo, tratamos de sustituir la visión distorsionada de la vida por la sabiduría. Según escribió Daisaku Ikeda en Descubriendo los misterios del nacimiento y la muerte.

La manifestación de la naturaleza de Buda en el modo que cada uno tiene de vivir obstaculiza la aparición de tendencias negativas y destructivas que tienen su origen en los deseos terrenales, y permite unificar con armonía las cuatro funciones espirituales de la percepción, la concepción, la volición y la conciencia.

Además, la manifestación de la naturaleza de Buda en la propia vida crea armonía en el plano de la forma y, mediante un equilibrio correcto de los cuatro elementos, se puede alcanzar el dinamismo y la fortaleza.

Este es el ideal budista de la buena salud.

En otras palabras, cuando invocamos Nam-myojo-rengue-kyo, sacamos de nuestras vidas la condición de Buda, que está llena de sabiduría y misericordia. A partir de ahí podemos influir positivamente en nuestras creencias y acciones, lo cual nos permite ajustar y reformar nuestras vidas.

Podemos romper la cadena negativa de pensamiento y acción, estableciendo una dirección positiva de afirmación. Nuestra condición vital cambia las tendencias negativas por otras positivas.

Para tener un cuerpo y una mente sanos es fundamental tener una condición de vida sana. Nichiren escribió: “La unidad del cuerpo y la mente es un modo de vida supremo”.

Por lo tanto, la clave es deshacernos de nuestro apego a visiones engañosas o que no permiten afirmar la vida. De nuevo, citando a Nichiren: “Por lo tanto, debes reformar rápidamente los principios que rigen en tu corazón y abrazar el único vehículo verdadero, la única doctrina correcta [del Sutra del Loto]...

Si lo haces, tu cuerpo encontrará la paz y la seguridad y tu mente estará tranquila y sin sobresaltos”.

Es esencial lidiar contra las ideas engañosas que debilitan nuestra capacidad para combatir la enfermedad con el fin de desarrollar y mantener una buena salud.

Aunque la ciencia está empezando a reconocer la relación entre nuestra visión espiritual y nuestra salud, el budismo lleva miles de años tratando esta idea.

Concluye que podemos extraer una medicina curativa de nuestras propias vidas.

Todos encerramos los grandes tesoros de la naturaleza de Buda: sabiduría, misericordia y valor.

Cuando recurres a este armario de medicamentos, eres realmente el Buda del espejo.

En términos médicos, todos los seres humanos son a la vez una fábrica farmacéutica —capaces de crear las medicinas que necesitamos para prevenir la enfermedad— y un almacén con todas las emociones humanas positivas que afectan a nuestra capacidad para combatir la enfermedad ¿Cuál es la clave para abrir este almacén? Invocar Nam-myojo-rengue-kyo.

ATESORAR A SUS PADRES.


La clave de la felicidad yace en la plenitud espiritual.
La verdadera dicha deriva de ayudar a los demás a ser felices.
Los lazos de amistad infunden fortaleza y felicidad.
Los compañeros de fe son quienes nos incentivan a mejorar y elevar nuestra vida; son fuente de aliento y amistad en épocas de tribulaciones.
La persona que tiene amigos en la fe y sabe valorarlos es afortunada.
Estas son las conclusiones que Daisaku Ikeda, presidente de la SGI, expresó en un discurso pronunciado el 13 de diciembre de 2008, en ocasión de la 24º reunión de la sede central para responsables de la Soka Gakkai, realizada en Tokio.

El encuentro, que tuvo como objetivo celebrar conjuntamente la 12º reunión nacional de líderes juveniles, contó con la participación de miembros de dieciséis naciones de ultramar. Asimismo, honraron con su presencia autoridades rusas, tales como Vladimir I. Tolstoi, director del Museo de León Tolstoi "Yasnaya Polyana" y tataranieto del renombrado escritor León Tolstoi; Anastasia Tolstaya, hija del mencionado director; y Alexander Shólojov, director del Museo y Reserva Estatal de M. A. Shólojov y nieto del nobel de literatura Mijaíl Shólojov.
Ambas instituciones rusas otorgaron a Daisaku Ikeda aquel día sendos reconocimientos.

Al tomar la palabra en el podio, Daisaku Ikeda, reiteró su agradecimiento y su bienvenida a los invitados especiales, custodios del patrimonio cultural de la Federación Rusa, luego de lo cual, exaltó los aportes realizados por los miembros de la SGI del mundo en 2008.
En especial, destacó los esfuerzos de las integrantes femeninas y señaló que su abnegación y contagiante entusiasmo eran dignos del más sincero aprecio y constituían la savia vital del desarrollo de la organización.

Gratitud filial: Cimiento del humanismo

En su discurso, el líder de la SGI citó palabras de Tolstoi para enfatizar que la sonrisa de las madres tenía el poder de iluminar toda realidad y de alentar a las personas a superar con compostura y esperanza los pesares más profundos de la vida.
A su vez, exhortó a los presentes a actuar con gratitud filial, subrayando que el atesoramiento de los progenitores y el cuidado de los sucesores eran el punto de partida de una existencia realmente humana. Luego añadió: "Por mucha grandeza que alguien parezca tener, si no valora a sus padres que tanto han hecho por él, su atractivo es pura ilusión.
Quienes no valoran o agradecen a sus padres nunca llegan a tener auténtica integridad ni cultivar una personalidad de genuino valor. (…) Quienes ya no tienen a sus padres con vida, igualmente pueden atesorarlos en su corazón. Esa postura será una ilimitada fuente de fortaleza para su desarrollo, y los hará llegar a ser individuos más grandes e íntegros".

Enfrentar valientemente las dificultades

Luego, el presidente Ikeda observó que la visión de Tolstoi y Shólojov resplandecían con el mismo amor compasivo a la humanidad que cultivan los miembros de la SGI como budistas; sus escritos mostraban el camino hacia la felicidad interior, dijo.
Aseveró que Tolstoi estaba convencido de que las personas que lograban superar las adversidades jamás caían en la infelicidad.
Daisaku Ikeda manifestó a los jóvenes que debían enfrentar valientemente las dificultades, recordando que el budismo enseña que los oponentes más formidables pueden llegar a ser los aliados más grandes, pues obligan al ser humano a desarrollar fortaleza y templanza.
Declaró: "Negarse a ser derrotados: en esto consiste triunfar, triunfar eternamente".

Quienes triunfan en el tramo final son los vencedores de la vida

Asimismo, el líder de la SGI observó que Nikollai Gusev (1882-1967), que fue secretario de Tolstoi de joven, promovió con coraje las enseñanzas del dramaturgo ruso a lo largo de su vida.
Debido a esto, fue injustamente perseguido y desterrado durante dos años. Ikeda afirmó que en el exilio, Gusev escribió a Tolstoi lo siguiente: "Aunque se abatieran sobre mí problemas mil veces más severos, seguiría agradeciendo a los cielos haber podido pasar dos años completos a su lado.
Estar con usted fue siempre mi mayor felicidad". (1) El presidente Ikeda concluyó: "Nada hace más feliz a un ser humano que dedicar la vida al camino de maestro y discípulo. Esto hace que la vida adquiera genuino valor".

Daisaku Ikeda elogió además los esfuerzos desinteresados que realizan cada mañana los repartidores del Seikyo Shimbun, periódico de la Soka Gakkai.
Subrayó que ellos se encargaban de una labor muy dura, pero que tal etapa de denuedo y desafío era una causa para gozar de un futuro más espléndido.
Dijo: "Aquellos que triunfan en los años finales de su vida son los verdaderos triunfadores. A menudo, las victorias conquistadas durante la juventud son muy pasajeras y fugaces. La felicidad insuperable pertenece a aquellos que han superado todas las dificultades, que experimentan una verdadera plenitud y pueden afirmar: 'Sí, he vivido una existencia magnífica'".

[Basado en los artículos publicados los días 14, 16, 18 y 19 de diciembre de 2008 en el Seikyo Shimbun, diario de la Soka Gakkai, Japón.]


LOS TRES CAMINOS - DESEOS MUNDANOS - KARMA - SUFRIMIENTOS . Por Miriam Pinilla

LAS REUNIONES DE DIALOGO

El diálogo, la interacción y el intercambio de ideas han sido siempre cruciales en el proceso de lograr una comprensión profunda del budismo.

Las reuniones grandes pueden ser un modo efectivo de transmitir información; del mismo modo, los materiales impresos y otros medios de comunicación son fuentes valiosas de conocimiento y de inspiración. Sin embargo, en esos casos, se corre el riesgo de mantener una comunicación unilateral. Cuando esto ocurre dentro de un movimiento religioso, pese a las mejores intenciones, puede generar una sensación de jerarquía, que separa a los que "enseñan" de los que "aprenden".


Eso causa una relación de dependencia, que limita el criterio individual. Si la verdadera misión de una religión es que las personas disfruten de la mayor felicidad es fundamental que se evite tal situación.

El diálogo en grupos pequeños brinda a los participantes la oportunidad de hacer preguntas, manifestarse y resolver inquietudes. Se trata de un proceso de aprendizaje compartido que avanza a un ritmo cómodo para los participantes.


Desde la perspectiva del humanismo budista, la verdad no es privativa de un individuo o de un grupo selecto. Por el contrario, es algo a lo que todas las personas tienen acceso. La verdad, que se descubre cuando entablamos relaciones responsables con nuestros congéneres, se comparte y se transmite mediante una vasta red que conecta el corazón de las personas. Tal interacción, basada en la igualdad, es el crisol en el que se forja nuestra humanidad.

Nichiren (1222-1282), el reformador budista cuyas enseñanzas son la base fundamental de las actividades de la SGI, otorgó un gran valor a esta forma de diálogo y de estudio. Según sus escritos, sus discípulos se congregaban con regularidad para estudiar una profusa variedad de textos budistas. Nichiren consideraba que esos diálogos eran cruciales para la correcta transmisión de su pensamiento.


En una carta que escribió en medio de las severas persecuciones que se abatían sobre él, expresa: "Deseo que todos los sinceros creyentes se reúnan y lean esta carta juntos, a modo de aliento". (1)

Las reuniones de diálogo en pequeños grupos han sido el cimiento de la Soka Gakkai desde la década de 1930. El fundador y primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, viajó por todo el Japón para acudir a tales encuentros; durante los dos últimos años de su vida, asistió a unas doscientos cuarenta reuniones de diálogo, a pesar de que las autoridades militares del Japón de entonces imponían severas restricciones a la libertad de credo.

En la actualidad, las reuniones de diálogo de la SGI se llevan a cabo en todos los rincones del globo, por lo general, una vez por mes. En la mayoría de los casos, se realizan en hogares que se ofrecen voluntariamente, adonde concurren hombres, mujeres, niños y ancianos provenientes de los ámbitos más diversos.

En general, a realizar las reuniones se tiene en cuenta la distribución geográfica de las personas, con el fin de propiciar el desarrollo de relaciones entre la gente, sobre todo, en áreas urbanas donde van desapareciendo los lazos comunitarios o donde la gente vive años sin conocer a sus vecinos.


Gracias a que las reuniones de diálogo de la SGI están abiertas a la sociedad, se congregan en ellas personas que, de otra manera, no se hubiesen conocido, ya que la sociedad traza líneas divisorias entre los individuos, a veces evidentes y otras invisibles.

En los encuentros de la SGI, todos, hasta los niños y aquellos que no tienen la facilidad para hablar en público, son invitados a compartir comentarios o impresiones.

Asimismo, durante las reuniones, los participantes comparten sus experiencias en la fe y cuentan cómo su vida cambió a través de la práctica budista. Estas experiencias son un importante elemento de las reuniones de diálogo.


Nada podría ser más alentador para una persona que enfrenta problemas que contar con el ejemplo de otras que han superado victoriosamente los desafíos. Las reuniones de diálogo resultan óptimas cuando existe una atmósfera de aliento mutuo y de buen ánimo.

El estudio de las enseñanzas budistas es otra parte importante del encuentro. A veces, de manera individual o grupal, se expone un tema sobre diversos conceptos budistas, y luego todos intercambian ideas sobre lo expuesto. Los invitados e interesados en aprender más del budismo son alentados también a hacer comentarios y preguntas.

El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, aseveró respecto de las actuales reuniones de diálogo, que la cultura de las personas comunes llenas de vida y fortaleza se manifestaba en la conexión mutua que la gente establecía con su voz, en el encuentro entre personas en su más pura humanidad, en el contacto de una vida con otra vida.


La sociedad moderna estaba inundada de información vacía e insensible, argumentó, razón por la cual el lenguaje vivo y las voces con que se comunicaban realmente las personas podían contribuir decisivamente a mejorar la sociedad.

[Basado en un artículo publicado en la edición de abril de 2007 de la revista SGI Quarterly.]

Nota bibliográfica:
(1) NICHIREN: Gosho zenshu, Soka Gakkai, Tokio, 1991, pág. 961.

LA LUCHA CONTRA LOS TRES ENEMIGOS PODEROSOS

Presidente Ikeda: La esencia del Budismo yace en vivir la existencia como "grandes mortales comunes". Dedicar la vida completamente a los demás, esforzarnos totalmente en bien de la Ley y de la sociedad, y morir después de haber empleado hasta la última fibra de nuestro ser: así vive un bodhisattva y un buda. Es cuestión de "entregar la vida", de hablar sin temor en bien de la justicia, de agotar toda nuestra energía para dar a los demás verdadera felicidad.

Donde falta este espíritu, no existe el Budismo.

El Sutra del Loto describe este espíritu de devoción altruista con las palabras "No nos importan el cuerpo o la vida; / sólo nos preocupa el Camino supremo". Esta es la esencia del capítulo "El aliento a la devoción" (decimotercero), que esta vez vamos a analizar. Es, también, la esencia del movimiento soka que, fundamentalmente, existe sólo donde las personas manifiestan el deseo de consagrar la vida a la propa­gación de la Ley.

Saito: El propósito del estudio budista, a su vez, yace en internalizar a fondo este espíritu esencial. En el capítulo "El surgimiento de la Torre de los Tesoros" (Ken Hoto, undécimo), Shakyamuni indica qué difícil será exponer el Sutra del Loto después de su muerte y advierte a sus interlo­cutores (en los "tres pronunciamientos") que decidan estricta­mente propagar el sutra. En el capítulo siguiente, "Devadatta" (duodécimo), el gran poder del Sutra del Loto se revela a través de la iluminación de las malas personas y de las muje­res (es decir, en las "dos advertencias esclarecedoras").

Los bodhisattvas, luego de haber escuchado tales enseñan­zas, juran exponer el Sutra del Loto con perseverancia, aunque deban enfrentar ataques y persecuciones. Aquí, en el capítulo "El aliento a la devoción", formulan su promesa.

Suda: Podríamos decir que el juramento de los discípulos constituye el tema de este capítulo.

Suda: En síntesis, se hace alusión a los "tres enemigos pode­rosos", tema que mencionamos con mucha frecuencia.

Presidente Ikeda: Ya que los tres enemigos poderosos son un elemento muy familiar para nosotros, ¿por qué no indagar hasta la raíz qué representan?
[ … ]

Suda: A continuación, me gustaría examinar en detalle el llamado "fragmento lírico de veinte estrofas", que describe a los tres enemigos poderosos. Este extenso fragmento también expresa, en su totalidad, el juramento que formulan los bodhi­sattvas.

Suda: El fragmento, conocido por sus "veinte estrofas", se compone, en realidad, de veinticuatro, en el Sutra del Loto traducido por Burton Watson.

Endo: En los comienzos, llegamos a la siguiente descripción del primer enemigo poderoso:

Serán muchas las personas ignorantes que nos maldecirán y hablarán mal de nosotros, y nos atacarán con palos y espadas, pero nosotros soportaremos lo que haya que soportar.

Como indica el gran maestro Miao-lo de la China, este fragmento revela el enemigo poderoso constituido por laicos ignorantes (en jap., zokushu zojoman).

Suda: Explica que las mujeres y hombres laicos ignorantes del Budismo hostigarán verbalmente a los devotos del Sutra del Loto y cometerán actos de violencia física contra ellos.

Presidente Ikeda: Es fácil soportar uno o dos "hostigamientos verbales" o un par de "maldiciones" de personas que hablen mal de nosotros. Pero ser incesantemente calumniados y denostados por gran cantidad de personas es algo prácticamente intolera­ble.

El filósofo francés Alain dice: "Sin duda, no hay una sola persona capaz de mantenerse incólume ante un alud cons­tante y universal de maldiciones e insultos. La persona some­tida a la maldición se encamina hacia su ruina".

Creo que está en lo correcto. Es una clase de dolor que uno no puede comprender, a menos que haya pasado por eso. Pero un bodhisattva auténtico es quien, a pesar de ser mal tratado, sigue avanzando y protegiendo a los demás serenamente.

Endo: Los laicos ignorantes son los que no entienden las importantes distinciones entre lo superior y lo inferior, lo profundo y lo superficial, en lo que respecta a la enseñanza budista. El hecho de que persistan en perseguir a los devotos del Sutra del Loto, a pesar de su ignorancia, indica que, en parte, su oposición está incentivada por las otras dos clases de enemigos poderosos: sacerdotes astutos y arrogantes que calumnian a los devotos (domon zojoman) y sacerdotes venerados por el pueblo que, temerosos de perder beneficios y prestigio, inducen a las autoridades a perseguir a los devotos (sensho zojoman).

Saito: Probablemente, la característica más distintiva de los "laicos ignorantes" sea que se muestren hostiles a la verdade­ra enseñanza, a través de confiar en la palabra de alguna autoridad. Las personas así nunca quieren descubrir la verdad por sí mismos.

Presidente Ikeda: Ciegamente siguen a la autoridad porque no tienen la capacidad de juzgar lo verdadero y lo falso. Deposi­tan su confianza en las autoridades y hacen lo que se les ordena. Esto muestra la importancia de que el pueblo se escla­rezca.

Endo: El siguiente fragmento (la tercera estrofa) se refiere a los sacerdotes arrogantes y astutos, que son el segundo de los tres enemigos poderosos:

En esa época corrupta, habrá monjes de perverso saber y de corazón codicioso y rapaz, que creerán haber logrado lo que en realidad no poseen, y se conducirán con soberbia y con jactancia.

Suda: Son personas que han renunciado a la vida secular. Se caracterizan por su "sabiduría perversa" y su "corazón codicioso y rapaz".

Saito: Aunque estas personas han estudiado el Budismo, la sabiduría que pudieron adquirir sólo cabe ser descrita como "perversa". Que tengan corazón "codicioso y rapaz" significa que se inclinan ante los poderosos y que buscan congraciarse con ellos. Dicho de otro modo, su tendencia es a actuar con arro­gancia frente a los que creen ser más débiles.

Suda: Poseen una comprensión minúscula del Budismo. Pero su escaso conocimiento, más que inspirarlos a mejorar, los torna más perversos y malvados. No sólo ocultan la verdad a los demás, sino que se valen de las enseñanzas budistas en su beneficio particular, aun a costa de tergiversarlas y retor­cerlas.

Presidente Ikeda: En consecuencia, si alguien les dice que hay una enseñanza superior a la que dan por cierta --revelación que, por otra parte, debería llenarlos de alegría--, reaccio­nan con ira. No pueden respetar honestamente ninguna enseñanza superior o a ninguna persona que haya adquirido una sabiduría más profunda que la de ellos. En una palabra, están cegados por la soberbia.

Falsos "santos", que desprecian y desdeñan a toda la humani­dad

Saito: Luego, llegamos (en la cuarta estrofa), al fragmento que describe a los falsos venerables, el tercer enemigo pode­roso:

O habrá monjes que habitarán en los bosques, vestidos con andrajos, en vida de retiro. Alegarán practicar el Camino correcto y despreciarán a todos los hombres con franco desdén.

Presidente Ikeda: Dice que “despreciarán a todos los hombres con franco desdén". Esta es la principal característica de los falsos "santos": su actitud condescendiente hacia los demás. Esta postura va directamente en contra del Sutra del Loto, en la medida en que éste enseña que todos los seres vivientes son infinitamente dignos de respeto. Por ende, estas personas sin falta terminan siendo enemigas de los practicantes del Sutra del Loto.

Suda: Uno de ellos fue el traidor Devadatta. Una novela moder­na lo describe así: "Devadatta despreciaba y detestaba a los hombres. Como su vida estaba impregnada de todo lo feo y despreciable que hay en la naturaleza humana, las personas le resultaban tontas y despreciables".

Saito: La descripción es muy acertada, cuando dice que los hombres así "despreciarán a todos los hombres con franco desdén"...

Endo: La quinta estrofa denuncia más aún ese lado de los falsos venerables:

Ávidos de provecho y de respaldo, predicarán la Ley a laicos de túnicas blancas
y serán respetados y venerados por el mundo, como si fueran arhats dueños de los seis poderes trascendentales.

Presidente Ikeda: Así es... Los falsos venerables son personas que usan el Budismo para ganar provecho personal. Aun así, el mundo los venera como si fueran sabios. No existe en ellos la postura de ayudar a los que sufren ni dedicar la vida al kosen-rufu. Son hipócritas que utilizan a la religión.

Nichiren Daishonin dice que las personas que predican el Budismo para obtener provecho y fama son "seres hambrientos que devoran la Ley". Espiritualmente depravados, estos falsos venerables pergeñan planes astutos para cosechar popu­laridad, adulación y aplausos en el mundo budista.

[ … ]

Saito: La sexta estrofa dice:

Estos hombres [falsos venerables], de corazón nublado por la maldad, no harán más que pensar en asuntos mundanos, se harán llamar monjes que viven en los bosques y se deleitarán proclamando nuestras faltas.

En otras palabras, cuando un devoto del Sutra del Loto se opone a ellos, se ocupan de adjudicarles faltas y ponerlos en evidencia.

Presidente Ikeda: A lo que más temen los hipócritas es a que se revele la verdad sobre ellos. Así que un devoto del Sutra del Loto que proclama la verdad representa una amenaza defini­tiva.

Endo: Por eso, se valen de mentiras para deshacerse de ellos.

Suda: A fin de cuentas, su instrumento es la mentira.

Utilizar mentiras para perseguir a los devotos del Sutra del Loto

Presidente Ikeda: El Sutra del Loto esclarece detalladamente su modo de accionar.

Saito: Sí. Las estrofas séptima y octava explican de qué manera los falsos santos critican a los devotos del Sutra del Loto:

Estos monjes, ávidos de provecho y ganancia, predican doctrinas no budistas
e inventan sus propias escrituras para engañar a los pueblos del mundo.
Porque esperan obtener fama y renombre, hacen distinciones cuando predican este sutra.

[ … ]

Endo: Creo que, cuando Miao-lo dio al tercer enemigo poderoso el nombre de "falsos venerables" (en jap., sensho zojoman), realmente dio en la tecla con respecto a su auténtica natura­leza. Son personas que se dan aires de santidad inmaculada. Pero no merecen la veneración de la gente, pues su corazón está lejos de lo que aparentan. En verdad, los falsos venera­bles son todo lo contrario de un santo.

En el fondo de su alma, saben muy bien que de santos no tienen nada, por mucho que digan o pretendan hacer creer; saben que su conducta es una mascarada. Pero porque su arrogancia es tan profunda, no pueden enfrentar y reconocer abiertamente la naturaleza desagradable de su vida. Así que una y otra vez ocultan su verdadera faz.

Pero cuando aparece ante ellos un devoto del Sutra del Loto, un auténtico budista, se sienten forzados a reconocer su propia naturaleza insignificante y mezquina. Es como si, de pronto, su vida quedase iluminada por la luz potente y bri­llante del Sol. Para alguien de naturaleza oscura y arrogante, esto es algo casi intolerable. Así que deciden "volver a la normalidad" deshaciéndose del devoto que los molesta.

Saito: Entonces, todo se reduce a una cuestión de celos...

Suda: Son como la persona que, al mirarse en el espejo, ve su propio rostro deformado por maldad y se enfurece con el espejo brillante que le muestra evidencias.

Ser cómplices de los poderosos que conspiran sin ser vistos
.
Endo: En las estrofas novena y décima, se nos aclara la natu­raleza del vínculo que une a los falsos venerables con las autoridades seculares:

Porque en medio de la gran asamblea constantemente intentarán difamarnos
[a los devotos del Sutra del Loto], se dirigirán a los regentes, ministros supremos, brahmanes y terratenientes, así como a los demás monjes, para calumniarnos y hablar mal de nosotros. Dirán: "¡Estos son hombres de ideas pervertidas, y las doctrinas que predican no son budistas!"

Presidente Ikeda: No confrontan a los devotos del sutra en forma directa. Siempre buscan manipular las cosas furtivamen­te. Es la tendencia de los falsos venerables: conspiran una y otra vez, porque ya se ha hecho carne en ellos la costumbre de vivir tras las fachadas. Son personas de inmensa cobardía.

Así que se dirigen a la sociedad, apelan a individuos cercanos al poder y a la autoridad, para calumniar y manchar la integridad de los devotos del Sutra del Loto.

Suda: Utilizan como peones a las personas laicas ignorantes del Budismo, y esto, de por sí, nos permite ver cuán inescru­pulosos y ruines son...

Saito: Del mismo modo, parece ser que, durante los vergonzan­tes juicios por herejía que plagaron Europa, los miembros del clero nunca se involucraban directamente en las ejecuciones. Utilizaban información provista por informantes secretos y, mediante la tortura, arbitrariamente condenaban a muerte al pueblo. Pero, en lugar de ejecutar la sentencia, entregaban a las víctimas indefensas a las autoridades seculares.

Endo: No se querían ensuciar las manos... Los hipócritas son falsos siempre, en todas las circunstancias.

Presidente Ikeda: Es más, cuando entregaban alguna víctima a las autoridades, se dice que adjuntaban una declaración escri­ta, donde decían: "Misericordiosamente esperamos que pueda usted salvar su vida. Sin embargo, no hemos tenido más opción que entregarlo a las cortes seculares". En otras palabras, entregaban a la gente, con la condición de que fuera ejecuta­da. Es el colmo de la hipocresía.

Parte de la naturaleza de las personas malvadas es aliar­se, crear frentes. Para conseguir lo que se proponen, no vacilan en mostrar una falsa unión. Por su parte, las buenas personas, alejadas de todo afán de provecho, tienden a estar solas. Pero hay que cambiar esta tendencia preocupante. Las personas de bien deben aliarse y unirse.

Suda: A continuación, la undécima estrofa dice que los tres enemigos poderosos se burlarán de los devotos del sutra: "Nos tratarán con desprecio y dirán: '¡Ustedes son todos budas!'". Se burlan como diciendo: "¡Uf, qué galería de personalida­des! ¡Se creen todos budas!"... Sólo desde el desprecio uno puede hablar así.

Presidente Ikeda: Decir a los demás "¡Todos ustedes son budas, sin falta!", como hacía el bodhisattva Jamás Despreciar, es una expresión de supremo respeto. Pero los tres enemigos poderosos emplean incluso estas palabras para mostrar desdén y burla. Lo cual ilustra la depravación de los que sólo saben menospreciar a los semejantes...

Endo: Las estrofas duodécima y decimotercera explican la negatividad que impregna su vida:

En un kalpa envilecido, en una época de maldad, habrá muchas cosas a las cuales temer. Las funciones del mal se apoderarán de los demás y a través de ellos nos difamarán, nos maldecirán y nos tratarán de humillar.

Además, explica que los devotos visten la "armadura de la perseverancia" (en la estrofa decimotercera,) y enseñan al pueblo el Sutra del Loto. Esta postura se refleja en los versos de la estrofa catorce: "No nos importan el cuerpo o la vida / sólo nos preocupa el Camino supremo".

Presidente Ikeda: Nichiren Daishonin dice: "El Camino insupe­rable es Nam-myoho-renge-kyo. Hoy, yo, Nichiren, y mis segui­dores estamos más preocupados por Nam-myoho-renge-kyo que por nuestra propia vida". El significado supremo de la fe consiste en atesorar Nam-myoho-renge-kyo más que la propia vida. Es consagrarnos íntegramente a lograr la amplia propaga­ción de la Ley Mística.

En concreto, esto significa avanzar junto a la SGI, proteger la organización seriamente y practicar dentro de ella, tanto en tiempos de alegría como en momentos de adversi­dad.

[ … ]

Saito: Las estrofas decimosexta y decimoséptima explican:

Y los monjes corruptos de esa era envilecida, incapaces de comprender los medios hábiles del Buda, incapaces de entender que él predica la Ley de acuerdo con lo correcto y apropiado, nos enfrentarán con lenguaje obsceno y ceños fruncidos; una y otra vez seremos expulsados a lugares muy alejados de las torres y templos.

Presidente Ikeda: "Una y otra vez seremos expulsados". Con respecto a esta frase, Nichiren Daishonin señala:

Si yo, Nichiren, no hubiera sido exiliado una y otra vez por causa del Sutra del Loto, ¿qué signi­ficado habrían tenido las palabras "una y otra vez"? Ni siquiera T'ien-t'ai o Dengyo pudieron cumplir esta predicción contenida en las palabras "una y otra vez", así que, mucho menos, cualquier otra persona.

Excepto Nichiren Daishonin, nadie leyó jamás este frag­mento con su propia vida. La "estrofa de veinte versos" es, por ende, la prueba documental de que Nichiren Daishonin es el auténtico "devoto del Sutra del Loto".

La lucha contra los tres enemigos poderosos es una genuina contienda por los derechos humanos

Presidente Ikeda: Cuando examinamos la realidad desde este punto de vista, vemos un marcado contraste entre los devotos del Sutra del Loto y los tres enemigos poderosos. En especial, los falsos venerables. Por un lado, hay una actitud de respeto hacia los seres humanos; por el otro, una actitud de franco desprecio.

Esto se traduce en una diferencia de índole reli­giosa: en un caso, una religión que existe en bien del pueblo; en el otro, una religión que existe para perpetuar su propia autoridad. Por un lado, una organización que lucha contra el poder corrupto; por el otro, una organización que se alía con los poderosos y la autoridad corrupta. También esto marca la diferencia entre los auténticos creyentes, perseguidos y atacados por sus creencias, y los charlatanes que viven de la religión y persiguen a los demás.

El Sutra del Loto, que explica que todas las personas pueden lograr la Budeidad y que todos son budas, representa el espíritu de supremo respeto hacia el ser humano. En cambio, las enseñanzas que buscan reducir los individuos a "objetos de explotación" representan la total falta de respeto hacia el ser humano. En su raíz, esta falta de respeto es expresión de la oscuridad fundamental.

En el orden individual, practicar el Sutra del Loto significa hacer frente a la oscuridad fundamental en nuestra propia vida. En el orden social, implica confrontar al poder y a la autoridad corrupta. Por ende, practicar el Sutra del Loto necesariamente entraña una gran cuota de dificultades. Quien no enfrenta grandes adversidades no es un auténtico devoto del Sutra del Loto.

Saito: Al mencionar usted la tendencia humana a despreciar a los demás recordé un episodio de la vida de Emanuel Kant, el gran filósofo germano (1724-1804). Kant dice que cuando leyó el Emilio de Rousseau reflexionó sobre su actitud despectiva hacia el pueblo.

Suda: Es una anécdota célebre. Kant, hombre muy metódico, solía dar un paseo todos los días a la misma hora. Tan absorto quedó por la lectura del Emilio, que un día olvidó salir a caminar.

Saito: Sí, efectivamente. Dice Kant: "Había despreciado a las personas incultas. Rousseau me enderezó. Cuando eliminé de mi corazón ese sentimiento cegador de creerme privilegiado, pude aprender a respetar a la humanidad".

Endo: En un discurso, presidente Ikeda, usted habló sobre el Emilio de Rousseau y citó esas palabras del texto: "El hombre es el mismo en todos los estados: si esto es así, los estados más numerosos merecen el mayor respeto." Usted sostenía que el pueblo debía ejercer la soberanía de la sociedad.

Presidente Ikeda: "Aprender a respetar a la humanidad." Son palabras realmente hermosas, ¿no es así? Lo que determina el valor de nuestra vida es la medida en que podemos respetar a los demás. El respeto a los demás es el punto de partida hacia los derechos humanos. No debemos despreciar a nadie: este es el humanismo budista.

Saito: El establecimiento de los derechos humanos es una cuestión de importancia absoluta. No puedo olvidar las pala­bras del difundo Austregésilo de Athayde, presidente de la Academia Brasileña de Letras.

El señor Athayde, verdadero defensor de los derechos humanos, le dijo a usted: "Si no reconocemos la existencia de lo divino dentro de todas las personas, el respeto a los derechos humanos será una mera idea vacía y desprovista de raíces". En tal sentido, creo que el Sutra del Loto brinda una base filosófica esencial para los derechos humanos.

Endo: La lucha contra los tres enemigos poderosos es una contienda por los derechos humanos, imbuida de respeto hacia la dignidad de todos.

Presidente Ikeda: El problema es que los falsos venerables siempre fingen ser aliados de los derechos humanos y defenso­res del pueblo. Entonces, no resulta fácil discernir su verda­dera naturaleza.

Endo: El gran maestro Miao-lo dice:
De estas tres clases de arrogancia, la primera [la de los laicos] se puede tolerar. La segunda [la de los sacerdotes arrogantes y astutos] es más temible que la primera. Y la tercera [la de los falsos venerables], es la más temible de todas.

Esto se debe a que la segunda clase de arrogancia es difícil de reconocer como tal, y a que la terce­ra es la más difícil de reconocer de todas.

Suda: Hay muchas personas en la sociedad actual que fingen luchar por los derechos humanos y la paz. Precisamente por esa razón, necesitamos mirar con sagacidad la verdadera naturaleza de cada persona, para no dejarnos engañar por sus palabras o por las falsas imágenes que pueda proyectar.

Saito: En "La apertura de los ojos", Nichiren Daishonin dice: "Los ciegos, los tuertos y los de visión distorsionada no pueden ver estas tres clases de enemigos del Sutra del Loto que han aparecido a comienzos del Ultimo Día de la Ley"; mientras que los devotos del Sutra del Loto "han logrado una parte de la visión del Buda" para distinguir a los tres enemigos pode­rosos.

Presidente Ikeda: Sólo las personas de acción, sólo los que luchan, pueden reconocer al mal como tal. Un joven preguntó, una vez, al presidente Makiguchi, fundador de la Soka Gakkai, cómo podía desarrollar la capacidad de distinguir el bien y el mal. Y el señor Makiguchi le contestó: "Si tienes la tenacidad y el coraje de practicar la mejor religión del mundo, llegarás a comprenderlo".

Suda: Aunque saben que no es así, “alegan practicar el Camino correcto". De esa forma, los falsos venerables se adulan a sí mismos, desprecian a los demás y terminan creyéndose superiores. Así es su naturaleza. ¿Qué clase de psicología creen que está en juego, en la gente así?

Saito: En sentido general, una persona sumamente soberbia posee fuertes y hasta extremas tendencias narcisistas.

Suda: Se encuentran embriagadas de sí mismas. Si se dieran por satisfechas con observarse fascinadas en el espejo, no causa­rían graves problemas. Pero, en realidad, la sociedad las venera como si fueran personas superiores, y por eso se com­portan de ese modo.

Endo: El psicoanalista Erich Fromm (1900-1980) brinda un análisis del narcisismo de los poderosos que, como él mismo dice, "tienen una estructura fronteriza entre la locura y la salud mental". Según Fromm, los individuos así se hacen creer a sí mismos que no hay límite para sus deseos y su poder, así que tratan de lograr todo lo que ambicionan. En otras pala­bras, para usar las palabras del psicólogo, "tratan de ser Dios".
Fromm escribe:

Cuanto más intenta ser Dios, más se aísla del género humano; este aislamiento lo atemoriza, pues cualquiera parece un enemigo. Para hacer frente a tamaña "lucha" resultante, tiene que aumentar su poder, su falta de escrúpulos y su narcisismo.

Saito: Creer que uno es Dios es, por cierto, una forma extrema del amor a sí mismo...

Suda: Es terrible llegar a eso. Un individuo así vive consumi­do por la angustia de pensar que todos dudan de su autoridad o la rechazan; entonces, lejos de todo sosiego, se reduce a una masa de sospechas y hostilidad. Lo cual sólo agrava la insania que padece. El solo hecho de dialogar con alguien así agota a cualquiera.

Presidente Ikeda: Esa es una perspectiva sobre la "psicología del mal". Como lo dijo el filósofo francés Blaise Pascal (1623-1662): "El hombre no es ni ángel ni bestia, y la desgracia quiere que quien haga el ángel haga la bestia".

Finalmente, los seres humanos no pueden ser otra cosa que seres humanos.

Así que el camino correcto es vivir toda la existencia humanamente, no como personas "fuera de serie" sino como simples hombres y mujeres.

Saito: Para dar imagen de superioridad, los falsos venerables necesitan tomar cierta distancia que los aísle de los demás. La declaración "habitarán en los bosques" es, en tal senti­do, muy interesante...
Precisamente por esa razón, no pueden soportar el pensa­miento igualitario del Sutra del Loto, que enseña que todas las personas son budas. Para sus propósitos, la Budeidad tiene que ser un estado difícil de lograr. Cuanto más se ve al buda como alguien fuera del alcance humano, más se destaca su autoridad como intermediarios entre el pueblo y el Buda. Podría decirse que los falsos venerables intentan establecer un "monopolio" sobre el Buda.

Endo: Son como un agente bursátil sin escrúpulos, que hace subir los precios arbitrariamente para aumentar sus ganancias. Fundamentalmente, el Budismo del Daishonin enseña la fusión directa entre el sujeto y el Gohonzon, según los principios de que "abrazar la Ley es, de por sí, la iluminación (y ver, en ella, los Diez Estados)" y de "adquirir rápidamente una per­cepción correcta" (es decir, manifestar la Budeidad con la forma física que cada uno posee). Pero el clero ha distorsio­nado estos conceptos y ha querido interponerse entre el pueblo y el Gohonzon.

Presidente Ikeda: Lo importante es tener fe, y poseer un vínculo con alguien que enseñe la forma correcta de practicar. En el mundo del Budismo del Daishonin, no hay ninguna necesi­dad --ni ahora ni nunca-- de sacerdotes que no tienen fe ni llevan a cabo la práctica budista, sino que se limitan a esgrimir la autoridad.

Los hipócritas utilizan toda clase de medios para rodear­se de un halo superior y soberbio. Así ocurrió con Devadatta. En su deseo de verse más noble y más recto que Shakyamuni, postuló normas monásticas extremas.

Endo: En determinado momento, Devadatta presionó a Shakyamuni para que estableciera cinco preceptos severos:

1) de por vida, los monjes no deberán agregar sal a las comidas.
2) de por vida, los monjes no deberán beber leche cuajada.
3) de por vida, los monjes no deberán comer carne de animales ni pesca­do.
4) de por vida, los monjes deberán dedicarse a solicitar ofrendas y no aceptarán invitaciones a comer en casa de terce­ros.
5) los monjes deberán vivir en la intemperie durante los ocho meses de primavera y verano, y dormir bajo cobertizos sólo durante los cuatro meses de invierno, y no aceptarán ofrecimientos de albergue.

Trataba de elevar su posición dentro del samgha u orden budista criticando las enseñanzas de su maestro, como si éstas fueran demasiado flojas. Así, quería dar la imagen de una superioridad espiritual que, en realidad, no poseía.

Devadatta trató de ser un "nuevo Buda" capaz de reemplazar a su maestro Shakyamuni.

Presidente Ikeda: Es suficiente con que seamos fieles a noso­tros mismos, que seamos personas comunes, sin artificios ni afectación. Basta con que manifestemos la Budeidad revelando nuestra naturaleza intrínseca, tal como somos, como "mortales comunes del tiempo sin comienzo" (en jap., kuon ganjo).

En otras palabras, nuestra iluminación no es algo que "no fue mejorada, sino que existe tal como siempre ha sido". Un auténtico buda no necesi­ta adornarse ni ornamentarse. No manifiesta treinta y dos rasgos y ochenta caracte­rísticas.

Adoptar poses de vanidad es propio de un falso venerable. El Buda revelado en las profundidades del Sutra del Loto es un mortal común. Mientras que su verdadera identidad es la del Buda, en su conducta y apariencia, es un bodhisattva. Así que es un "buda-bodhisattva". Un buda no es arrogante. Vive entre el pueblo y comparte sus alegrías y sufrimientos.

Suda: Es exactamente lo contrario del narcisismo que exhiben los falsos venerables.

Endo: Fromm, de quien ya hablamos antes, dice:

El objetivo del hombre es superar su narcisismo. Acaso este principio se exprese en el Budismo mejor que en ningún otro lado. [...] La persona "ilumina­da" de la cual habla la enseñanza budista es la persona que ha superado su narcisismo y que, por lo tanto, está plenamente preparado parar la iluminación.

Presidente Ikeda: Es una observación muy sagaz. Podría decirse que la revolución humana es una gran contienda contra el yo. Específicamente, es la lucha por lograr el estado donde a uno "no le importa el cuerpo o la vida". A través de afrontar dificultades y de luchar por superarlas, podemos erradicar la oscuridad fundamental de nuestra vida. Fuera de ello, no hay verdadero logro de la Budeidad.

[ … ]

Presidente Ikeda: Es importante exponer al pueblo la verdadera naturaleza de los falsos venerables. Para producir un cambio social hace falta bastante más que un puñado de personas esclarecidas. Por lo tanto, habrá que emprender la acción con audacia y "desenmascarar" a los falsos venerables.

En última instancia, la gente abandonará a los devotos del Sutra del Loto o abandonará a los falsos "santos". Una sociedad que abandone a los devotos del Sutra del Loto será manipulada por los falsos venerables y seguirá un camino directo hacia la autodestrucción. Todo lo que estamos haciendo es para impedir que esto suceda. La lucha contra los tres enemigos poderosos es una contienda por concretar el principio de la paz y la prosperidad basadas en la filosofía y los principios del Budismo del Daishonin.

La consagración altruista es la vida de una religión.

Presidente Ikeda: El escritor austríaco Stefan Zweig (1881-1942), quien luchó contra el totalitarismo del régimen nazi, escribió una vez que si una escuela de pensamiento quería ejercer un impacto duradero en el mundo, tenía que formar personas de convicciones, a las que llamó "testigos", dispues­tos a dar la vida por los principios en los que creían.

Las personas de consagración altruista son el orgullo y el honor de una religión. Son la base de cualquier organismo religioso. Y digo que la muerte de una religión comienza cuando sus creyentes pierden esta postura.

Endo: Esta actitud, creo yo, es la esencia vital del capítulo "El aliento a la devoción".

Presidente Ikeda: Los tres enemigos poderosos buscan perseguir y matar a las personas a causa de sus ideas religiosas. En cambio, los devotos del Sutra del Loto consagran la vida a sus creencias.

Nichiren Daishonin fue un hombre así. También lo fueron Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda. El presidente Toda solía decir: "Me alegraré cuando aparezcan [los tres enemigos pode­rosos]. Quisiera que todos ustedes sintieran lo mismo. Cuando llegue ese momento, luchemos con todas nuestras fuerzas".

En la parte de "veinte estrofas" del capítulo "El aliento a la devoción", los bodhisattvas juran: "No nos importan el cuerpo o la vida, sólo nos preocupa el Camino supremo".

Los que practican con esta postura de que "no les importa la vida" podrán manifestar la iluminación. Los que se pongan de pie y difundan la Ley Mística con corazón al­truista llegarán a ser budas.

Saito: Gandhi dijo: "Aunque esté totalmente solo". En el discurso que usted pronunció en el Centro para Oriente y Occidente, en Hawai, usted citó palabras de Gandhi: "Tienen que ponerse de pie contra todo el mundo, aunque al ponerse de pie se den cuenta de que están solos. Tienen que mirar al mundo de frente, en la cara, aunque cuando lo hagan se den cuenta de que el mundo los mira con ojos inyectados en sangre. No teman. Confíen en ese algo diminuto que habita en su corazón...".

Cuando escuchó su discurso el doctor Robert Thurman, titular del Departamento de Religión de la Universidad de Columbia, observó:

Para que haya paz en el mundo, más personas tienen que estar dispuestas a morir con tal de no cometer violencia, que las que están dispuestas a morir ejerciendo la violencia. A eso se reduce, en última instancia, lo que el presidente Ikeda llama "revolución humana personal": que haya más personas en este planeta dispuestas a morir con tal de no ser violentos que las que hoy existen dispuestas a morir durante el proceso de ser violentas. Y entonces, tendremos paz mundial.

Éste es el momento en que nosotros, como discípulos, debemos "bramar con el rugido del león" por la justicia y la verdad.

(Extraido de la serie en que el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, dialoga sobre el Sutra del Loto con el titular del Departamen­to de Estudios de la Soka Gakkai, Katsuji Saito, y con los vice responsables, Takanori Endo y Haruo Suda. Este material salió publicado en la edición de octubre de 1996 del Daibyaku­renge, revista mensual de estudios de la Soka Gakkai.)

EL CORAJE DE SER UNO MISMO

Presidente Ikeda: Todos los seres humanos anhelan desplegar su propio potencial. Cuando ese impulso natural se ve frustrado, la gente puede tornarse apática, pero también, destructiva. Y eso no hace más que abonar el terreno para que surjan la violencia y las conductas fascistas. Por esa razón es tan importante que ustedes nunca se dejen vencer por el entorno. Jamás deben perder la fe en sí mismos. Cada uno de ustedes tiene que llevar a cabo su propia misión, que nadie más puede cumplir. Son dueños de una vida única, que solamente ustedes pueden vivir, que solo ustedes pueden convertir en algo valioso. No importa si se permiten dudar de otras cosas; pero, jamás, jamás duden de esto. Aunque algunas personas los descalifiquen y nieguen su potencial, ustedes nunca deben hacerse eso a sí mismos; por más que alguien los regañe y les diga que carecen de talento o de capacidad, no deben sucumbir al poder destructivo de tales palabras. ¡Sin dejarse perturbar en lo más mínimo por la negatividad de otros, con los dientes apretados, sigan creyendo en ustedes, hagan daimoku y salgan al encuentro de los desafíos que los aguardan, con la frente alta, con toda su energía! “¿Qué es ser yo mismo?” Ueda: Pero ¿qué debemos hacer para lograr esa confianza en nosotros? Muchos dicen que les cuesta muchísimo ser ellos mismos, que no saben realmente cómo hacer. Presidente Ikeda: La clave es el daimoku. El daimoku, como el ave madre que con su calor incuba el huevo de su pichón, es lo que nutre y alimenta ese inmenso potencial que son ustedes mismos. El interior de un huevo de ave es solo líquido. Nadie podría, con solo mirarlo, pensar que todo eso se convertirá en un pájaro. Pero, cuando el huevo recibe el calor de la madre, comienza, lentamente, una gran transformación en su interior: se van formando el pico, los ojos y las alas; hasta que, finalmente, el cascarón se rompe, y un hermoso pájaro asoma al mundo, despliega sus alas y se remonta por el cielo infinito. Ueda: Creo que es cierto que, durante la adolescencia, somos todavía como el huevo de ese pájaro, y que la mayoría de nosotros no tiene una idea clara de lo que puede llegar a ser. Presidente Ikeda: Pues bien, lo mismo podemos decir sobre la individualidad. Cuando somos jóvenes, nos cuesta comprender cabalmente qué quiere decir eso; es natural que así sea. De hecho, hay mucha gente joven que alardea acerca de su pretendida individualidad, cuando lo que está haciendo, simplemente, es imitar a otros, “tomar prestada” su imagen. Goethe afirmó en una ocasión que los jóvenes eran como fontanas. Las fontanas arrojan el agua que toman de fuentes adyacentes y la hacen circular por sus conductos, pero no tienen una fuente de agua propia como los manantiales. De la misma manera, los jóvenes incorporan las ideas y las modas que se imponen en su época, pero se convencen de que es su propio estilo y son sus propias ideas, y sienten que todo eso es una manifestación de su individualidad. Kimura: Entonces, necesitamos tiempo para desarrollarnos, establecer nuestra identidad y hacer que surja nuestro verdadero potencial. Presidente Ikeda: Así es. Fue Nichiren Daishonin quien dijo que el daimoku es el ave madre que nos da su calor e incuba el huevo del potencial del hombre. Cuando hablamos de un buda, de alguien que manifiesta su Budeidad, estamos hablando de un ser humano que ha desarrollado su individualidad de la manera más excelsa que se pueda concebir, de alguien que ha logrado una realización personal que le permite expresar su potencial de manera absoluta; estamos hablando de una persona que ha hecho su revolución humana. La realización del daimoku se puede comparar con las flores —del cerezo, el ciruelo, el melocotonero y el albaricoquero— que abren sus pétalos hacia el sol o hienden la vasta tierra, dadora de vida, con sus raíces. Ahora bien, en cuanto a la confianza en uno mismo, eso es algo que se adquiere después de un arduo trabajo y un gran esfuerzo. No deben caer en la ilusión de que podrán lograrlo si no ponen ese enorme empeño. Aquellos que se comprometen con el mayor ahínco y se desafían para alcanzar un objetivo, de acuerdo con sus propias características; aquellos que caen y se levantan todas las veces que sea necesario, sin desmayos, son los que podrán conquistar una inconmovible fe en sí mismos. Y esa fe es sinónimo de voluntad invencible. No pueden tener una verdadera confianza en su propio potencial, si, cada vez que se comparan con los demás, terminan poniendo en duda su capacidad. Si se pasan toda la vida juzgándose según el modelo de los demás, lo único que lograrán es precipitarse, llenos de frustración, en un callejón sin salida. Ueda: Creo, entonces, que el secreto está en ser fieles a nuestra propia naturaleza y tener confianza en nosotros mismos. Pero se necesita un gran coraje para eso, ¿verdad? Presidente Ikeda: Por cierto que sí. La juventud es la etapa en que el hombre se descubre a sí mismo. El conocido novelista japonés, Soseki Natsume (1867-1916) también emprendió la travesía hacia lo más profundo de su identidad. Como tenía un verdadero interés por la literatura inglesa, se fue a estudiar a Londres. Allí, experimentó una conmoción tan grande ante la cultura de ese país, que se sintió invadido por una sensación de inferioridad indescriptible y llegó, incluso, a sufrir de neurastenia. Después de un largo período de tormento interior y de reflexión, llegó, finalmente, a responder la pregunta que lo estaba mortificando tanto: “¿Qué es la Literatura?”. Se dio cuenta de que la única salida que tenía para lograr la definición de su interrogante era el esfuerzo personal. Reconoció, por fin, que se había dejado arrastrar demasiado por los demás y decidió, a partir de entonces, escuchar su propia voz y ser, simplemente, él mismo. Tiempo después, Soseki habló de esta manera a los jóvenes: “‘¡Este es el camino que he de transitar! ¡Por fin lo he encontrado!’. Cuando puedan exclamar algo así, desde el fondo de su ser, su corazón encontrará, por primera vez, verdadero sosiego. Y junto con ese clamor, surgirá desde lo más profundo, una sólida confianza en ustedes mismos”. Ustedes son jóvenes. Pongan de manifiesto su independencia de criterio, acepten un desafío, cualquier desafío, y láncense osadamente, con toda su vida, a concretarlo. Cuando nos observamos en el espejo de los demás Kimura: Me parece que, en el proceso de encontrar nuestra propia identidad, es importante escuchar la opinión de los demás, porque, a veces, es bastante difícil ser objetivos. Presidente Ikeda: Eso es muy cierto. Hay momentos en que ustedes creen que son de una manera, mientras que la gente que los rodea piensa exactamente lo contrario. Los demás son capaces de ver algunos aspectos que ustedes no pueden percibir claramente. Es como no poder ver su propia imagen, si no tienen un espejo; las personas que están a su alrededor pueden ser ese espejo, que les permite mirarse: por ejemplo, sus amigos y sus padres, quienes a veces se dan cuenta de ciertas cosas mejor que ustedes. Las observaciones de esas personas pueden ser muy útiles para que ustedes corrijan ciertas actitudes que tienen que ver con su individualidad. La educación que les imparten, los consejos, advertencias e, incluso, una que otra reprimenda que puedan recibir, son la oportunidad de encaminarlos de manera constructiva por el sendero correcto. De modo que, cuando se niegan a prestar atención a las recomendaciones que les hacen y actúan únicamente según su propio criterio, no están, de ninguna manera, haciendo una demostración de individualidad. Solo están siendo obstinados, y eso no los ayudará en absoluto. Piensen que incluso la gente más célebre recibe, a veces, los retos y las observaciones de sus familiares. ¡Y no me cabe duda de que sus padres, más de una vez, también se hacen mutuamente ciertas advertencias! Esto quiere decir que, más allá de cuán influyente o importante pueda ser una persona, siempre deberá aceptar consejos y sugerencias de los demás. Cuando alguien les señala algún defecto, recuerden que eso es parte del proceso que va forjando su individualidad. Negarse a escuchar un buen consejo no es más que necedad. Realmente no les reportará ningún beneficio rebelarse cuando alguien les hace alguna observación; lograr que las cosas sean más difíciles para todos no tiene ningún sentido. Es muy importante que sepan razonar. Por cierto, tener la posibilidad de que otras personas les señalen sus falencias y los ayuden a erradicar de raíz sus malos hábitos se convertirá, a la larga, en un verdadero beneficio para ustedes. Porque si esos hábitos negativos siguen echando raíces, comenzarán, poco a poco, a dañar severamente su vida y a desviarla hacia senderos destructivos. Ueda: En otras palabras, la individualidad no existe alejada de la gente y de la sociedad, ¿verdad? Presidente Ikeda: En efecto. La auténtica individualidad significa realizarse plenamente dentro de la sociedad y esforzarse cada vez más por el bien de los demás. Establecemos nuestra propia valía como individuos cuando actuamos dentro de la comunidad y empleamos la sabiduría práctica que hemos adquirido. Por lo tanto, observar las reglas que establece la sociedad es también una manera de permitir que nuestra individualidad se destaque con su propio brillo. La violación de las reglas acordadas por la sociedad en su conjunto convierten al transgresor en un marginado, que, en consecuencia, se ve impedido de establecer el ámbito propicio para desarrollar su individualidad. Si como estudiantes, ustedes deciden, simplemente por rebeldía, transgredir alguna norma que rige en su escuela, esa actitud indica que se niegan a adaptarse a los requerimientos de la sociedad. Las personas que han podido cultivar una sólida identidad, siempre están dispuestas a escuchar la opinión de otros, porque poseen firmeza y capacidad. Y del mismo modo, los que se niegan a escuchar lo que dicen los demás, en realidad, son personas débiles. La importancia del buen ejemplo, los buenos libros y los buenos amigos Kimura: Quisiera leerles una parte de otra carta, donde un estudiante dice lo siguiente: “Quiero ser yo mismo, pero al final de cuentas, siempre termino imitando a alguien a quien admiro, alguien que representa un ideal. Me pregunto si eso está bien”. Presidente Ikeda: Es imposible forjar nuestra individualidad sin aprender de otras personas, del mismo modo en que es difícil correr una carrera si el cuerpo no ingiere alimentos nutritivos que le den energía. Es un hecho ampliamente aceptado que el aprendizaje comienza a partir de la imitación. Los niños aprenden a vivir y a comportarse observando e imitando a sus padres. Y sucede exactamente lo mismo en el reino animal. Los grandes hombres y mujeres de nuestra historia, las personas más excelentes, la gente de acción, han desarrollado una individualidad sobresaliente emulando a otros y aprendiendo de ellos. Por eso es tan importante leer la biografía de personas excepcionales. ¡Aprenderán muchísimo de ellas! En cambio, dedicarse a libros donde lo único que se puede encontrar es bajeza e ideas negativas, solo logrará hacerlos muy infelices. Nichiren Daishonin cita el siguiente pasaje del Sutra del Nirvana: “¡Bodhisattvas, no temáis la estampida de elefantes ebrios y enloquecidos. A lo que, sí, debéis temer es a las malas influencias! Si os mata un elefante furioso, no caeréis en los malos caminos. Pero si un mal amigo causa vuestra muerte, sin falta acabaréis en el [estado de] Infierno”. Los estímulos positivos que reciben contribuyen al óptimo desarrollo de su individualidad. Esta se consolida a través de la educación, el ámbito familiar y el propio esfuerzo; pero, fundamentalmente, el desarrollo depende de la conciencia de cada uno. Por eso es tan importante leer buenos libros y tener excelentes amigos. La juventud es una época en la que todavía uno no está del todo seguro de cuál es el mejor camino para emprender; no sabe a ciencia cierta qué es lo que lo puede beneficiar y qué, no. Por esa misma razón, si pueden desarrollar un genuino interés por la vida y por los logros de individuos admirables, comenzarán a vislumbrar ese sendero que les gustaría transitar. De la misma manera, la verdadera imagen de cada uno empezará a perfilarse ante sus ojos, e irán adquiriendo una clara noción de quiénes son. Solo nuestro espíritu y corazón determinan nuestro valor como personas Presidente Ikeda: En cualquier caso, es importante que recuerden que el valor que ustedes tienen como personas no está determinado por su profesión. La posición económica, el reconocimiento de los demás o su capacidad académica tampoco tienen nada que ver con ello. Lo que cuenta es cuán duro han luchado a lo largo del camino elegido, cuántos logros han concretado, con cuánta devoción han dedicado toda su capacidad a su objetivo primordial. Solo su espíritu de entrega y su sinceridad determinan el genuino valor que tienen como personas. Por ese motivo, nuestra individualidad es el verdadero cimiento que nos permite convertirnos en seres humanos que llevan una vida plena de dignidad y de sentido. El dinero que tenemos se acaba, y las cosas materiales perecen; por ende, no tienen la capacidad de enriquecer nuestro ser de manera real y perdurable. En cambio, cuanto más cultiven su individualidad innata, más pletórica se torna; y se enriquece más y más, en la medida que la empleen y la pongan de manifiesto. Nuestra riqueza interna jamás mengua o desaparece. ¡He ahí el deslumbrante tesoro que cada uno posee en su interior! Y la vida no es más que la lucha por hacer que esa joya invalorable se muestre con todo su esplendor. El triunfo o el fracaso de su existencia no están determinados por los logros o las calificaciones que ustedes obtienen en la escuela. Conquistar una auténtica victoria en la vida significa seguir puliendo incansablemente la inigualable gema de su potencial único, a medida que se aventuran por el camino de la existencia y la hacen brillar con un resplandor supremo, sin par. (Fragmentos extraídos de la serie de Conversaciones sobre la juventud (N° 6) de la que participan el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, y los responsables de la División de Estudiantes de Segunda Enseñanza Superior de la Soka Gakkai, Hidenobu Kimura (División Juvenil Masculina), y Yoshiko Ueda (División Juvenil Femenina), en representación de todos los miembros de la división. )

APRENDI Y DECIDI

Y... ASÍ DESPUES DE ESPERAR TANTO,
UN DIA COMO CUALQUIER OTRO DECIDÍ TRIUNFAR...

DECIDI NO ESPERAR A LAS OPORTUNIDADES SINO YO MISMO BUSCARLAS,
DECIDI VER CADA PROBLEMA COMO LA OPORTUNIDAD DE ENCONTRAR UNA SOLUCIÓN,

DECIDI VER CADA DESIERTO COMO LA OPORTUNIDAD DE ENCONTRAR UN OASIS,

DECIDI VER CADA NOCHE COMO UN MISTÉRIO A RESOLVER,

DECIDI VER CADA DIA COMO UNA NUEVA OPORTUNIDAD DE SE FELIZ.

AQUEL DIA DESCUBRI, QUE MI UNICO RIVAL NO ERAN MAS QUE MIS PROPIAS DEBILIDADES,

Y QUE EN ESTAS, ESTA LA UNICA Y MEJOR FORMA DE SUPERARNOS,

AQUEL DIA DEJE DE TEMER A PERDER Y EMPECE A TEMER A NO GANAR,

DESCUBRI QUE NO ERA YO EL MEJOR Y QUE QUIZAS NUNCA LO FUI,

ME DEJO DE IMPORTAR QUIEN GANARA O PERDIERA,
AHORA ME IMPORTA SIMPLEMENTE SABERME MEJOR QUE AYER.

APRENDI QUE LO DIFICIL NO ES LLEGAR A LA CIMA ,
SINO JAMAS DEJAR DE SUBIR.

APRENDI QUE EL MEJOR T RIUNFO QUE PUEDO TENER,
ES TENER EL DERECHO DE LLAMAR A ALGUIEN "AMIGO".

DESCUBRI QUE EL AMOR ES MAS QUE UN SIMPLE ESTADO DE ENAMORAMIENTO..."EL AMOR ES UNA FILOSOFIA DE VIDA".

AQUEL DIA DEJE DE SER UN REFLEJO DE MIS ESCASOS TRIUNFOS PASADOS
Y EMPECE A SER MI PROPIA TENUE LUZ DE ESTE PRESENTE;

APRENDI QUE NADA SIRVE SER LUZ SI NO VAS ILUMINAR EL CAMINO DE LOS DEMAS.

AQUEL DIA DECIDI CAMBIAR TANTAS COSAS...

AQUEL DIA APRENDI QUE LOS SUENÕS SON SOLAMENTE PARA HACERSE REALIDAD,

DESDE AQUEL DIA YA NO DUERMO PARA DESCANSAR...
AHORA SIMPLEMENTE DUERMO PARA SOÑAR.

(AUTOR: WALT DISNEY)

LA BELLEZA ESTA EN EL INTERIOR DE CADA UNO. FELICIDAD ABSOLUTA.

De las cosas que sí importan

“Vaya cara de vinagre que tengo esta mañana y lo mal que estoy tratando a mis compañeros... Si anoche me acosté tan alegre... ¿Qué ha ocurrido desde que me he levantado para disgustarme tanto...? Ahora que lo pienso... me he pesado y no he perdido ni un gramo esta semana... pero ¿eso puede amargarme el día? ¡Qué ridículo me siento! Y todo para presumir en la playa... porque sólo me sobran 3 kilitos...”

Este ejemplo es, sin duda, un poco trivial y sin embargo, puede ayudarnos a comprender como algo, aparentemente sin mucha importancia, puede, como suele decirse, arruinarnos el día y hasta la vida.

El “problema” no radica tanto en el hecho en sí, como en nuestra relación con el mismo. Las cosas por las que sufrimos y en las que vemos verdaderas tragedias, si tuviéramos el coraje de diseccionarlas y analizarlas sin prejuicios llegaríamos a la conclusión de que, en lo más esencial,
es en la relación con los acontecimientos, que se establece en lo más profundo de nuestra vida, donde se encuentra el origen de nuestra felicidad o sufrimiento.

Volviendo al ejemplo, ¿por qué surgen sentimientos tan negativos? ¿tan importantes son unos gramos de más o de menos a la semana que pueden influir en mi carácter y éste a su vez en mi relación con mi entorno?

Sinceramente, ¿cuál es el auténtico motivo de mi enfado?:
a) He decidido hacer régimen, pero aunque parece que lo cumplo, a escondidas me lo salto. Esta falta de constancia y autoengaño los arrastro en todas las demás facetas de mi vida, pero no quiero aceptar que ésta y no otra es la causa de mis rebotes.
b) No tengo problemas de salud... Pero lo que sí ansío es despertar la admiración y la envidia de los que me rodean. Mi autoestima está por los suelos.

Definitivamente, el peso en la báscula no es más que el humo que no me deja ver el auténtico origen del conflicto. Una vez más nos dejamos llevar por lo transitorio y no vamos a las causas “verdaderas” de nuestro sufrimiento.

Perder un kilo, comprar unos zapatos nuevos, llamar a un amigo para tomar un café, hablar de corazón con esa hermana con quién discutimos hace unos días, cambiar la tendencia a la ira ante circunstancias adversas, despertar los sueños perdidos, luchar por nuestra felicidad... Cualquiera de estos asuntos puede darnos satisfacciones al llevarlos a cabo o hacernos sufrir si todavía están pendientes, pero, estaremos de acuerdo en que no todos tienen la misma trascendencia para nuestras vidas... Vistos así, escritos, parece obvio el orden en el que los colocaríamos, ¿no?... Si dudamos pensemos en las cosas que sí importan...y en esa felicidad, a largo plazo, que tanto anhelamos...

La belleza está en el interior
Nos comportamos, accionamos, y a veces, nos sentimos, de acuerdo a una escala de valores que interiormente establece “aquello que más nos importa o nos interesa”. Una medida de las cosas que viene dada por unos principios que “elegimos”, cada uno libremente, como válidos para nosotros mismos y para interpretar todo lo que nos rodea.

Pero tener estos principios no garantiza que su puesta en práctica funcione... Aunque hayamos leído El Principito y estemos de acuerdo en que “lo importante es invisible a los ojos”, en ocasiones actuamos movidos por un deseo de todo lo contrario. Por ejemplo, desear lo más “grande”: una casa grande, regalos grandes, fiestas grandes, sueldos grandes... Este anhelo puede provocar, en cierta manera, que nos despistemos de ese principio que teníamos tan claro, en teoría, y olvidemos que lo esencial de una casa grande es un hogar o de un regalo es que alguien se acuerde de ti...

Encontrar la esencia que subyace en cada cosa, en cada acto, nos puede dar una clave de cuáles son nuestras prioridades, de qué es lo transitorio y qué lo auténtico para nosotros, y qué principios albergamos en lo más profundo. Así nos descubrimos pensando, por ejemplo, que lo importante no es haberle dado un beso a nuestra madre sino descubrir que ese beso le ha llegado en un momento muy oportuno.

Buscar lo que hay de “verdad” en cada acción que llevamos a cabo, y que esa acción sea coherente con un principio fuerte e inamovible, requiere, además, coraje y tener la determinación de, una vez que hayamos asentado en nuestro interior la firme convicción del valor que poseemos como personas, no traicionar ese principio con nuestros comportamientos cotidianos.

¿Cómo podemos extraer este tesoro?

“El ser humano posee un poder inmenso en su interior. Es el mismo poder que el del Buda de la alegría ilimitada, y la fe es el medio que nos permite extraer ese tesoro oculto”.

Daisaku Ikeda, Diálogo sobre la religión humanística, Pág. 343

Parece de Perogrullo pero, para extraer un tesoro la primera condición es estar convencidos de que existe ese tesoro. Esto es la fe: la convicción en nuestro potencial y en el potencial de los demás. Puede ser que teóricamente aceptemos este principio, pero si nos quedamos ahí, no será más que una declaración de buenas intenciones que, por sí solas, no cambian la realidad de las cosas.

En todos los órdenes de la vida, la predisposición con que encaramos un hecho es el factor determinante. Si verdaderamente queremos cortar las causas de nuestros sufrimientos, se da por descontado que nos emplearemos a fondo en esa tarea. Pero la realidad es que, muchas veces, encontramos excusas y justificaciones y, como seres humanos que somos, buscamos soluciones “lógicas”, y nos devanamos los sesos pensado: “¿y si le dijera?, no, debo decirle esto o aquello”, y así interminablemente. En este caso, por ejemplo, en vez de diseñar un “plan” infalible, ¿no sería más efectivo, si vamos a entablar una conversación con alguien, hacerlo dirigiéndonos a ese tesoro que tenemos en común...?

Para Mario Benedetti la táctica y la estrategia era aquella de “mirarte, aprender como eres”... para quienes practican el budismo de Nichiren Daishonin se trata de seguir “la estrategia del Sutra del Loto”, es decir, dirigirse directamente al valor inherente que radica en todas las personas, sin excepción. La recitación de Nam-myoho-rengue-kyo es la herramienta que nos permite extraer nuestros tesoros: el coraje, la fortaleza, la sabiduría, la esperanza…, y el amor compasivo.

¿Felicidad relativa o felicidad absoluta?
“La felicidad relativa es la felicidad que depende de las cosas que están fuera. Es esto lo que sentimos cuando se satisface un deseo o se logra algo que anhelábamos. Aunque la felicidad que nos traen tales cosas es real, el hecho es que nada de esto dura para siempre. Las cosas cambian y las personas cambian. Este tipo de felicidad se pierde fácilmente cuando las condiciones externas se alteran.

La felicidad relativa se basa también en la comparación con los demás. Puede que sintamos este tipo de felicidad por tener una casa más nueva o grande que la de los vecinos. ¡Pero este sentimiento se convertirá en desdicha tan pronto como ellos empiecen a hacer nuevas ampliaciones a la suya!

Por otra parte, la felicidad absoluta es algo que debemos encontrar dentro de nosotros mismos. Significa establecer una condición de vida en la que nunca seamos derrotados por las tribulaciones y en la que el sólo hecho de estar vivos sea una fuente de gran alegría. Ésta persiste sin importar lo que nos falte o suceda a nuestro alrededor. Una profunda sensación de alegría es algo que sólo puede existir en lo más profundo de nuestra vida y no puede ser destruida por ninguna fuerza externa. Es eterna e inagotable”.

Daisaku Ikeda

Quienes de verdad se regocijan por la felicidad ajena también disfrutan de una felicidad profunda y genuina dentro de sí. De hecho, cada uno de nosotros alcanza, exactamente, el mismo grado de felicidad que es capaz de ayudar a otros a alcanzar.

Daisaku Ikeda

La felicidad está en compartir.
¿Compartir lo transitorio o compartir lo “verdadero”?

Uno de los atajos más directos para sentirse bien, satisfecho, alegre y pleno es, sin duda, el de compartir con el otro la causa de nuestra felicidad. Más de una vez habremos experimentado que un pastel sabe más dulce cuando se divide en dos y que una película “se vuelve” auténticamente interesante cuando podemos dialogar sobre ella con los amigos. Si leemos un buen libro estamos deseando contarlo y si descubrimos un buen restaurante queremos llevar allí a nuestro compañero de oficina. Es un sentimiento natural que surge cuando la maquinita de la felicidad interior funciona, cuando no hay nubes en el cielo porque las hemos despejado... y cuando estamos en sintonía con lo que nos rodea.

Claro que compartir pasteles, películas o restaurantes no implica ningún riesgo. Otra cosa muy distinta es permitir que alguien se asome a nuestro corazón, que nos conozca bien, que sepa cuáles son nuestros deseos, nuestras prioridades, nuestros valores y nuestras estrategias para conducirnos en la vida... Sobre todo si no nos sentimos tan “a gusto” y nos encerramos en nuestra burbuja pensando que nadie nos podrá ayudar, o que lo que nos ocurre es “lo peor del mundo”. O, por el contrario, si nos sentimos tan bien que nos da miedo que esa persona que sufre pueda perturbar nuestro oasis de tranquilidad...

Preguntémonos entonces, y con sinceridad, ¿qué queremos compartir?, ¿cómo queremos que sean nuestras relaciones? ¿tenemos coraje no sólo para acercarnos al otro sino para permitir que el otro nos conozca bien?

Si compartir una tarta la vuelve más dulce, compartir esa “verdad” que instalamos en nuestro interior y que reconoce el potencial que todos poseemos y la capacidad para transformar nuestras circunstancias, multiplica infinitas veces la alegría que podamos experimentar.

Ahora, pase lo que pase, persevere en la fe y hágase conocer como devoto del Sutra del Loto; siga siendo mi discípulo por el resto de sus días. Si usted comparte el mismo corazón que Nichiren, tiene que ser un Bodhisattva de la Tierra. Y si es un Bodhisattva de la Tierra, no puede haber la menor duda de que ha sido discípulo del buda Shakyamuni desde el remoto pasado.
Gosho “El verdadero aspecto de todos los fenómenos”.

http://www.sgi-es.org/civglobal/dialogo_sep07.pdf