NAM-MYOHO-RENGE-KYO.
Pregunta: ¿Es posible,
sin entender el significado del Sutra del loto, con sólo entonar los cinco o
siete ideogramas de Nam-myoho-renge-kyo una vez por día, una vez por mes, o
sólo una vez por año, o una vez en una década o en toda una existencia, evitar
ser arrastrados a cometer malas acciones graves o triviales, salvarse de caer
en los cuatro malos caminos y, en cambio, llegar con el tiempo al estado del
que no se retrocede?
Respuesta: Sí, es
posible.
Pregunta: Uno podrá
hablar del fuego, pero no se quemará hasta que ponga la mano en las llamas. Uno
podrá decir «¡Agua, agua!», pero jamás saciará la sed a menos que la beba.
Entonces, ¿cómo puede alguien, con sólo entonar el daimoku de Nam-myoho-renge-kyo,
sin entender lo que significa, escapar de los malos caminos de la existencia?
Respuesta: Dicen que si
uno toca un koto encordado con tendones de león, el sonido rompe todas las
otras clases de cuerdas. Y que con sólo escuchar las palabras «ciruelas
agridulces», a uno se le hace agua la boca. Si incluso en la vida cotidiana
existen portentos semejantes, ¡cuánto mayores deberán ser los prodigios del
Sutra del loto.
Se ha sabido de loros
que, con sólo repetir las cuatro nobles verdades del Hinayana, pudieron renacer
en los cielos, (1) y de hombres que, con sólo respetar los tres tesoros, se
salvaron de ser devorados por un gigantesco pez. (2) ¡Cuánto más eficaz,
entonces, es el daimoku del Sutra del loto, corazón de las ochenta mil
enseñanzas sagradas del budismo y ojo de todos los budas! ¿Cómo puede usted
dudar de que entonándolo logrará eludir los cuatro malos caminos?
En el Sutra del loto,
la enseñanza donde el Buda sinceramente descartó los medios hábiles, se dice
que uno sólo puede «obtener el acceso a través de la fe».(3) Y el Sutra del
nirvana, que el Buda predicó en el bosque de árboles sal el último día de su
vida, señala: «Aunque haya innumerables prácticas que conduzcan a la
iluminación, si uno enseña la fe está incluyendo todas esas prácticas».
Así pues, la fe es el
requisito básico para entrar en el Camino del Buda. En los cincuenta y dos
niveles de la práctica del bodhisattva, los primeros diez, referidos a la fe,
son básicos; el primero de estos diez niveles es aquel en que se hace surgir
una fe pura. La persona de fe, así carezca de conocimientos sobre el budismo,
así tenga poca capacidad intelectual, será reconocida como alguien de ideas
correctas. Pero aunque alguien tenga ciertos conocimientos sobre el budismo, si
carece de fe será visto como una persona que actúa contra la Ley, un icchantika
o un ser de incredulidad incorregible.
El monje Sunakshatra
observó los doscientos cincuenta preceptos, dominó los cuatro niveles de
meditación y conoció en profundidad las doce divisiones de las escrituras,
mientras que Devadatta memorizó las sesenta mil enseñanzas no budistas y las
ochenta mil doctrinas budistas, v pudo manifestar con su cuerpo dieciocho
poderes milagrosos.(4) Pese a ello, se dice que estos hombres, por tener
conocimientos pero carecer de fe, hoy están en la gran fortaleza del infierno
Avichi. Mahakashvapa y Shariputra, por otro lado, no tenían conocimientos pero
eran personas de fe, y por ese motivo el Buda predijo que llegarían a ser,
respectivamente, Fulgor de Flor El Que Así Llega y El Que Así Llega Brillo de
Luz. El Buda señaló: «Si uno albergara dudas [con respecto a este sutra y no
creyera en él, caería de inmediato en los malos caminos».(5) Estas palabras se
refieren a los que poseen conocimientos. pero carecen de fe.
Y sin embargo, los
estudiosos contemporáneos preguntan: «¿Cómo es posible que, con sólo entonar
Nam-myoho-renge-kyo con fe, pero sin comprensión, uno esquive los malos
caminos?». Si aceptamos las palabras del sutra, a aquellos les será difícil
librarse de caer en la gran fortaleza del infierno Avichi.
De tal suerte, como
hemos visto, aun aquellos que no tengan entendimiento podrán eludir los malos
caminos si entonan Nam-mioho-renge-kyo. Es como la flor de loto que gira
acompañando el movimiento del sol, aunque no tenga mente que la diríja, o como
el plátano que crece con el sonido del trueno, aunque no tenga oídos. (6)
Nosotros somos como el loco o el plátano, y el daimoku del Sutra del loto es
como el sol o el trueno.
La gente dice que si
uno se ata al cuerpo un trozo de cuerno de rinoceronte vivo y se interna en el
agua,(7) esta se mantendrá a un metro y medio (8) de distancia. También dice
que, cuando un árbol de sándalo desenrolla una de sus hojas, desaparece el
hedor de los árboles de eranda en un radio de cuarenta yojanas.
En este caso, nuestro
mal karma puede compararse con los árboles de eranda o con el agua, y el
daimoku del Sutra del loto, con el cuerno de rinoceronte o con la hoja de
sándalo.
Los diamantes son tan
duros que casi no hay sustancia que pueda cortarlos; y sin embargo, se tallan
con el cuerno de un carnero o el caparazón de una tortuga. Las ramas del árbol
de nyagrodha (9) son tan robustas que hasta las aves más grandes pueden
encaramarse sobre ellas sin quebrarlas; y, sin embargo, son vulnerables al
pájaro sastre,(10) tan pequeño que casi podría anidar en las pestañas de un
mosquito. Aquí, nuestro mal karma es análogo al diamante o al árbol de
nyagrodha, y el daimoku del Sutra del loto, al cuerno de carnero o al pájaro
sastre. El ámbar atrae el polvo, y el imán, las partículas de hierro; aquí,
nuestro mal karma es como el hierro o el polvo, y el daimoku del Sutra del
loto, como el ámbar o el imán. Si consideramos estas [analogías, podremos ver
por qué] siempre deberíamos entonar Nam-myoho-renge-kyo.
El primer volumen del
Sutra del loto señala: «Durante incalculables, innumerables kalpas, es raro que
uno llegue a escuchar esta Ley».(11) Y en el quinto volumen dice: «Con respecto
a este Sutra del loto, a través de tierras incontables uno no puede oír su
nombre siquiera».(12) Así pues, es muy poco habitual oír el nombre del Sutra
del loto. Los budas Sushanta (13) y Muchos Tesoros aparecieron en el mundo,
pero no llegaron a pronunciar siquiera el nombre del Sutra del loto. Y aunque
Shakyamuni El Que Así Llega hizo su advenimiento expresamente con el fin de
predicar el Sutra del loto, mantuvo el nombre de este sutra en secreto y no se
refirió a él ni una sola vez en cuarenta y dos años. Sólo comenzó a entonar Myoho-renge-kyo,
el daimoku del Sutra del loto, a sus setenta y dos años. Sin embargo, los
pueblos de países lejanos, como la China y el Japón, no pudieron escucharlo en
aquel momento. Pasaron mil años antes de que en la China se pudiera oír tan
sólo el nombre del sutra, y otros trescientos cincuenta o más, antes de que
pudiera ser escuchado en el Japón.
Encontrar este sutra,
entonces, es tan extraordinario como la floración del capullo de udumbara, que
se produce una vez cada tres mil años, o como la probabilidad de que una
tortuga tuerta halle un tronco de sándalo a flote, cosa que sucede apenas una vez
en innumerables, ilimitados kalpas.
Supongamos que uno
clavara una aguja en la tierra con la punta hacia arriba, y desde el palacio
celestial del gran rey Brahma se pusiera a arrojar diminutas semillas de
mostaza. Acertar y clavar una semilla en la aguja le costaría menos que
encontrar el daimoku del Sutra del loto. O supongamos que uno, posado en
determinado mundo, clavara una aguja con el ojo hacia arriba sobre el monte
Sumeru y luego, desde la cumbre del monte Sumeru de otro planeta, en un día muy
ventoso, tratara de lanzar un hilo hasta la otra montaña para enhebrar la
aguja. Ensartar el hilo le costaría menos que encontrar el daimoku del Sutra
del loto.
Por lo tanto, cuando
entone el daimoku de este sutra debe tener presente que es una alegría superior
incluso a la que sentiría un ciego de nacimiento si recuperara la vista y
pudiera ver a sus padres, o un acontecimiento más extraordinario que si un
hombre capturado por un enemigo poderoso recuperara la libertad y regresara
junto a su esposa e hijos.
Pregunta: ¿Qué pruebas documentales puede ofrecer para mostrar
que uno debería entonar sólo el daimoku?
Respuesta: El octavo volumen del Sutra del loto de la Ley
prodigiosa señala que quien acepte y practique apenas el nombre del Sutra del
loto disfrutará de inmensa buena fortuna. El Sutra del loto de la Ley correcta
dice que si uno escucha este sutra, proclama su título y cree en él, disfrutará
de méritos inconmensurables. Y el Texto ampliado del «Sutra del loto de la Ley
prodigiosa» afirma que quien acepte y practique el nombre del Sutra del loto
disfrutará de infinita buena fortuna. Estas declaraciones indican que la buena
fortuna que uno acumula con sólo entonar el daimoku supera toda medida
imaginable.
Lo que llamamos
«práctica amplia» consiste en aceptar los ocho volúmenes y los veintiocho
capítulos del Sutra del loto, mantenerlos, leerlos, recitarlos, regocijarse en
ellos y protegerlos. La «práctica abreviada» consiste en aceptar, mantener y
proteger los capítulos «Medios hábiles» y «Duración de la vida». Y la «práctica
esencial» consiste tan sólo en entonar una estrofa de cuatro frases o el
daimoku, y proteger a aquellos que lo hacen. Por lo tanto, de estas tres clases
de práctica -amplia, abreviada y esencial-, el daimoku se define como la práctica
esencial.
Pregunta: ¿Cuán grandes
son los beneficios contenidos en los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo?
Respuesta: El gran
océano contiene en su totalidad los numerosos ríos que desembocan en él; la
gran tierra contiene todos los seres animados e inanimados; la gema que concede
los deseos es capaz de prodigar un sinfín de tesoros, y el rey celestial Brahma
gobierna la totalidad de los tres mundos. Los cinco caracteres de
Myoho-renge-kyo pueden compararse con todas estas cosas; en ellos quedan
contenidos todos los seres de los nueve estados, y los del estado de Budeidad.
Y ya que todos los seres de los diez estados están contenidos en ellos, también
lo están sus ambientes.
Primero, examinemos el
hecho de que los cinco ideogramas, Myoho-renge-kyo, contengan la totalidad de
las enseñanzas. El carácter kyo o ‘sutra es el rey de todas las enseñanzas;
todos los demás sutras quedan comprendidos en él. El Buda apareció en el mundo
y, durante cincuenta años, predicó ochenta mil enseñanzas sagradas. Se dice
que, en aquella época, la duración de la vida humana era de cien años. El Buda
falleció en mitad de la noche, el decimoquinto día del segundo mes, en el año
con el signo cíclico mizunoe-saru.(14) A partir de entonces, durante los
noventa días de la temporada estival, o durante el período comprendido entre el
octavo día del cuarto mes y el decimoquinto día del séptimo mes de ese mismo
año, mil arhats se reunieron en el recinto de compilación a asentar todos los
sufras por escrito.
Después de eso, durante
los mil años del Primer Día de la Ley, todos estos sutras se diseminaron en las
cinco regiones de la India, pero no llegaron hasta el territorio chino. Los sutras
budistas entraron por primera vez en la China en el decimoquinto año del Día
Medio de la Ley [mil quince años después de la muerte del Buda]. Esto ocurrió
durante el año con el signo cíclico hinoto-u, décimo de la era Yung-p’ing (67
d. C.), en el reinado del emperador Ming de la dinastía Han posterior. A partir
de ese momento, hasta el año con el signo cíclico kanoe-uma, decimoctavo año de
la era K’ai-yüan (730 d. C.), durante el reinado del emperador Hsüan-tsung de
la dinastía T’ang, se dirigieron a la China ciento setenta y seis traductores
llevando consigo mil setenta y seis sufras, obras sobre la disciplina y
tratados: cinco mil cuarenta y ocho volúmenes en total, guardados en
cuatrocientas ochenta cajas de rollos. Todas estas escrituras sagradas son
seguidoras de ese solo ideograma kyo del Sutra del loto.
De los sutras que el Buda predicó durante más de cuarenta años
antes de comenzar a exponer el Sutra del loto, hay uno llamado el Sutra de la
guirnalda de flores del buda Grande e Inmenso. Este sutra fue conservado en el
palacio del Rey Dragón en tres versiones distintas. La primera tiene tantos
capítulos como las partículas de polvo de diez grandes sistemas planetarios; la
segunda contiene cuatrocientos noventa y ocho mil ochocientos versos, y la
tercera, cien mil versos en cuarenta y ocho capítulos. Fuera de estas tres
versiones, en la China y en el Japón sólo se han preservado las versiones más
breves, como la de ochenta volúmenes y la de sesenta volúmenes.(15)
Además, están los Sutras
agama del Hinayana, y los diversos sutras del Mahayana, de los períodos
Correcto e Igual, y de la Sabiduría. De estos últimos, el texto sánscrito del
Sutra Mahavairochana dedica un total de tres mil quinientas estrofas tan sólo a
la explicación de los cinco ideogramas del mantra amrahakha, (16) para no
hablar de las incontables estrofas que emplea describiendo las semillas, formas
augustas y samayas (17) de los muchos honorables. Sin embargo, en la China el
texto existe en un formato que abarca apenas seis o siete volúmenes. El Sutra
del nirvana, que el Buda predicó en el bosque de árboles sal en su último día,
se conserva en la China en una versión que sólo cubre cuarenta volúmenes,
aunque en este caso, también, las versiones sánscritas del texto sean mucho más
largas. Todos estos diversos sutras son seguidores del Sutra del loto, la
enseñanza más profunda de Shakyamuni El Que Así Llega. Además, todos los sutras
expuestos por los siete budas del pasado,(18) los mil budas o los budas de hace
incontables kalpas, así como las enseñanzas predicadas por los budas que
actualmente viven en las diez direcciones, son seguidores del ideograma kyo del
Sutra del loto.
Así pues, en el
capítulo «Rey de la Medicina» del Sutra del loto, el Buda se dirige al
bodhisattva Flor del Rey de la Constelación y le dice que, así como el océano
supera todos los ríos, arroyos y corrientes de agua, así como el monte Sumeru
es la más prominente de las montañas, así como la Luna es el más notable de los
cuerpos celestes [del mismo modo, el Sufro del loto es el mejor de todos los
sufras]. El gran maestro Miao-lo dice en su comentario que el Sufra del loto es
«el mejor de todos los sufras predicados en el pasado, predicados en el
presente o por predicar en el futuro».(19)
En ese solo ideograma
kyo están contenidos todos los sutras de los mundos de las diez direcciones. Es
como la gema que concede los deseos, que encierra en sí misma toda clase de
tesoros, o como la inmensidad del espacio, que incluye todos los fenómenos. Y
como este solo ideograma kyo, de Myoho-renge-kyo, es el logro supremo del Buda
a lo largo de toda una vida de enseñanza, los otros cuatro ideogramas — myo,
ho, ren y ge— también superan las otras ochenta mil doctrinas que expuso el
Buda.
Ahora bien, con
respecto al ideograma myo, el Sutra del loto afirma: «Este sufra abre el portal
de los medios hábiles y muestra la forma de la verdadera realidad».20 El gran
maestro Chang-an señala: «myo significa revelar las profundidades del arca
secreta».(21) El gran maestro Miao-lo dice acerca de esto: «Revelar significa
abrir».(22) Por ende, el ideograma myo significa «abrir».
Aunque uno tenga un
arca llena de tesoros, si no posee la llave no podrá abrirla, y si no consigue
abrirla, tampoco podrá ver los tesoros que hay en su interior. El Buda predicó
el Sutra de la guirnalda de flores, pero no expuso allí la llave para abrir ese
sutra. Del mismo modo, en los más de cuarenta años posteriores, predicó los sutras
de los períodos Agama, Correcto e Igual, y de la Sabiduría, y también el Sutra
de la meditación, pero no reveló su significado. Sus puertas se mantuvieron
cerradas y, por lo tanto, nadie pudo entender dichas enseñanzas. Aun cuando las
personas creyeron comprender, en realidad su entendimiento era distorsionado.
Pero entonces el Buda
predicó el Sutra del loto y, de esa forma, abrió las arcas de los sutras. Y por
primera vez en más de cuarenta años, todas las personas de los nueve estados
pudieron ver los tesoros guardados en su interior. Para dar una analogía,
aunque en la tierra vivan seres humanos y animales, plantas y árboles, sin la
luz del sol o de la luna ni siquiera las personas de aguda visión podrían
distinguir su forma y color. Sólo cuando estos astros se elevan es posible
discernir por primera vez qué apariencia tienen todas las cosas. Las enseñanzas
anteriores al Sutra del loto estaban envueltas en la penumbra de una larga
noche, pero las enseñanzas teórica y esencial del Sutra del loto fueron como el
sol y la luna.
Entre los Bodhisattvas
que veían bien con ambos ojos, la gente de los dos vehículos de visión
estrábica, las personas comunes de ojos ciegos, o los icchantika ciegos de
nacimiento, no había uno solo que pudiese discernir el verdadero color o la
auténtica forma de las cosas mediante los sutras anteriores. Pero cuando se
expuso el Sutra del loto y salió la luna de la enseñanza teórica, primero obtuvieron
la iluminación los bodhisattvas que veían bien con ambos ojos, y, luego, la
gente de los dos vehículos con su visión estrábica. A continuación, se abrieron
los ojos ciegos de las personas comunes y, por fin, hasta los icchantikas, que
eran ciegos de nacimiento, pudieron establecer una relación con el Sutra del
loto y, a partir de este vínculo, tuvieron la certeza de que, en el futuro, sus
ojos también se abrirían. Y todo esto se debió a la virtud del ideograma myo.
Hay dos principios
místicos o myo expuestos en el Sutra del loto. Uno, en los primeros catorce
capítulos, que constituye la enseñanza teórica; el otro, en los catorce
últimos, que representa la enseñanza esencial.(23) Desde otro punto de vista,
hay veinte principios místicos: (24) diez, en la enseñanza teórica, y diez, en
la enseñanza esencial. O hay sesenta principios místicos: (25) treinta, en la
primera, y treinta, en la segunda. Y, desde otra perspectiva incluso, pueden
identificarse cuarenta principios místicos (26) en cada mitad del Sutra del
loto. Si se agregan a los cuarenta principios místicos referidos a la
observación de la vida, (27) se verá que el solo ideograma myo contiene en
total ciento veinte principios místicos o myo.
Hay un principio
místico o myo fundamental que subyace a cada uno de los 69.384 ideogramas que
constituyen el Sutra del loto. Por eso, el Sutra del loto abarca un total de
69.384 principios místicos.
En la India, myo se
dice sad, y en la China. miao. Myo significa “estar
plenamente dotado”, lo cual, a su vez, denota lo «perfecto y pleno». Cada palabra
e ideograma del Sutra del loto contiene dentro de si la totalidad de los 69.384
caracteres que forman el sutra. Para mostrarlo con un ejemplo, una gota del
gran océano contiene en si misma las aguas de todos los ríos que confluyen en
él; una sola gema que concede los deseos, aun diminuta como una semilla de
mostaza, es capaz de otorgar los mismos tesoros que uno obtendría con todas las
gemas de los deseos que existen.
Para dar otra analogía,
las plantas y los árboles se marchitan y pierden sus hojas en otoño e invierno,
pero cuando el sol los entibia en primavera y verano, asoman brotes y hojas
nuevas en sus ramas, y luego, flores y frutos. Antes de que se predicara el
Sutra del loto, las personas de los nueve estados eran como plantas y árboles
en otoño e invierno. Pero cuando el ideograma myo del Sutra del loto brilló
sobre ellas, como el sol vernal y estival, se abrió en ellas la flor del deseo
de la iluminación, y brotó el fruto de la Budeidad o del renacimiento en la
tierra pura [del Pico del Aguila].
El bodhisattva
Nagarjuna dice, en su Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría: «[El
Sutra del loto] es como un gran médico capaz de convertir el veneno en
remedio». Esta cita aparece en un fragmento del Tratado sobre la gran
perfección de la sabiduría que explica las virtudes inherentes al ideograma myo
del Sutra del loto. El gran maestro Miao-lo observa: «Como [el Sutra del loto]
puede curar lo que se cree incurable, se lo llama myo o “maravilloso”».(28)
En general, hay cuatro
clases de personas con grandes dificultades para lograr la Budeidad o renacer
en la Tierra Pura. En primer lugar, los que están predestinados a los dos
vehículos; (29) en segundo término, los icchantikas; en tercer lugar, los que
se aferran a la doctrina del vacío, (30) y por último, los que actúan contra la
Ley. Pero mediante el Sutra del loto, todas estas personas pueden llegar a ser
budas. Por eso, al Sutra del loto se lo llama “myo”.
Devadatta fue hijo
mayor del rey Dronodana y sobrino del rey Shuddhodana [padre del buda
Shakyamuni], de modo que era primo del Buda. Y también era hermano mayor del
honorable Ananda, discípulo del Buda. Por ello, no era un hombre de baja
estirpe en el continente meridional de Jambudvipa. Se hizo discípulo del monje
Sudaya (31) y adoptó la vida religiosa. El honorable Ananda le enseñó los
dieciocho poderes milagrosos, y aprendió de memoria las sesenta mil enseñanzas
de las escuelas no budistas y las ochenta mil enseñanzas del budismo. Observó
las cinco prácticas ascéticas (32) y a muchos les pareció que era casi más puro
y virtuoso que el Buda. Con la ambición de llegar a ser un gran líder como
este, osó cometer la grave falta de romper la unión entre los miembros de la
Orden budista, estableciendo su propia plataforma de ordenación en el monte
Gayashirsha (33) e invitando a los discípulos de Shakyamuni a pasarse a sus
filas. Confesó al príncipe heredero Ajata-shatru: «Planeo asesinar a Shakyamuni
y ser el nuevo buda. ¡Debes matar a tu padre, el rey [Bimbisara], y ocupar su
lugar como nuevo monarca!».
Cuando, en efecto, el
príncipe heredero Ajatashatru hubo matado a su padre, Devadatta vigiló las
actividades del Buda y, valiéndose de un gran peñasco, le causó una herida
sangrante. También golpeó y asesinó a la monja Utpalavarna, que había alcanzado
el nivel de arhat. Como esto permite apreciar, cometió incuestionablemente tres
de las cinco faltas capitales.
Además, con el
honorable Kokalika como discípulo y el rey Ajatashatru como protector,
Devadatta comenzó a atraer seguidores por doquier, hasta que en las cinco
regiones de la India, con sus dieciséis grandes Estados, sus quinientos Estados
medianos y sus diez mil Estados pequeños, cada alma culpable de haber cometido
una, dos o tres faltas capitales acabó siendo miembro de su agrupación. Todas
estas personas se congregaban a su alrededor así como los numerosos ríos
convergen en el gran océano, o como las plantas y árboles se concentran sobre
una gran montaña. Y del mismo modo en que las personas de sabiduría se reunían
en torno a Shanputra, y los que tenían poderes trascendentales buscaban a
Maudgalyayana, así las malas personas se juntaban alrededor de Devadatta.
Como resultado de esto,
en la gran tierra —que mide ciento sesenta y ocho mil yojanas de espesor y
descansa sobre un círculo ventoso (34) duro como el diamante— se abnó una
hondonada en la
cual Devadatta cayó vivo a la gran fortaleza del infierno del
sufrimiento incesante. Kokalika, su principal discípulo, también cayó vivo en
el infierno, como lo hicieron Chincha -hija de un brahmán-, el rey Virudhaka y
el monje Sunakshatra. Y además, todo esto fue observado por el pueblo de la
India, en sus cinco regiones y sus dieciséis grandes Estados, sus quinientos
Estados medianos y sus diez mil Estados pequeños. Y de la suerte que aquellos
corrieron también fueron testigos las personas de los seis cielos del mundo del
deseo y de los cuatro cielos de la meditación, y los seres en los mundos de la
forma y de lo informe, (35) incluidos Brahma, Shakra, el Rey Demonio del Sexto
Cielo y el rey Yama.
Habiendo escuchado todo
esto los seres del gran sistema planetario y de los mundos de las diez
direcciones, concluyeron en forma unánime que, aunque pasaran tantos kalpas
como partículas de polvo hay sobre la tierra, Devadatta y los otros jamás
escaparían de la gran fortaleza del infierno del sufrimiento incesante. Y que,
aunque el monolito que marca la duración de un kalpa se erosionara por
completo, seguirían sufriendo en el infierno Avichi. ¡Entonces, qué
sorprendente resulta que, en el capítulo «Devadatta» del Sutra del loto, el
buda Shakyamuni haya revelado que Devadatta había sido su maestro en una
existencia anterior, y haya predicho que, en el futuro, este lograría la
iluminación con el nombre de El Que Así Llega Rey Celestial! Si los sutras
predicados con anterioridad al Sutra del loto son ciertos, en tal caso el Sutra
del loto es una mentira flagrante. Pero si este último es verdadero, entonces
los sutras anteriores son culpables de haber perpetrado los más inadmisibles
engaños.
Si Devadatta —quien
cometió tres de las cinco faltas capitales y, además, fue culpable de infinidad
de otras ofensas pudo llegar a ser El Que Así Llega Rey Celestial, no puede
haber duda de que las otras personas culpables de cometer sólo una o dos de las
faltas capitales también podrán acceder sin falta al Camino. Pues si la gran
tierra puede dar vueltas, naturalmente también lo harán las plantas y árboles
que hay en ella. Y si uno puede triturar la piedra más dura, sin duda podrá
aplastar la tierna hierba. Por lo tanto, al Sufra del loto se lo llama «myo».
Ahora, yendo al tema de
las mujeres, vemos que a estas se las condena en términos rotundos, tanto en
los escritos budistas como en los no budistas. Las obras conocidas como los
Tres registros y los Cinco cánones de los Tres Soberanos y Cinco Emperadores de
la antigua China las describen como seres aduladores y retorcidos. Por tal
motivo, se dice que las tres mujeres de la Antigüedad (36) provocaron la
aparición de desastres. Así pues, se afirma que ellas causan la ruina de una
nación y de su pueblo.
En el Sutra de la
guirnalda de flores, la primera gran enseñanza que predicó el Buda luego de su
iluminación, señala: “Las mujeres son mensajeras del infierno
que pueden destruir las semillas de la Budeidad. Su aspecto tal vez se
asemeje al de los bodhisattvas, pero su corazón es como el de los demonios
yakshas».(37) El Sutra del nirvana, la última enseñanza que el Buda transmitió
en el bosque de árboles sal, sostiene: «Todos los ríos y arroyos son
invariablemente sinuosos y llenos de meandros, y todas las mujeres son
invariablemente aduladoras y retorcidas». También dice: «Si se apilaran todos
los deseos e ilusiones de todos los hombres en todo el gran sistema planetario,
no serían más grandes que el impedimento kármico de una sola mujer».
Cuando el Sutra de la
guirnalda de flores afirma que las mujeres «pueden destruir las semillas de la
Budeidad», quiere indicar que calcinan y queman las semillas que, de otro modo,
les permitirían llegar a ser budas. Cuando, en épocas de gran sequía, las nubes
se juntan en el cielo y rompe a llover torrencialmente, la infinidad de plantas
y árboles marchitos que hay en la tierra florecen y dan fruto. Pero esto no ocurre
con las semillas que han sido quemadas. Estas no germinan jamás; por el
contrario, las lluvias torrenciales hacen que se pudran.
Ahora bien, el Buda es
como los pesados nubarrones; sus enseñanzas son como el fuerte aguacero, y las
plantas y árboles resecos son como los seres vivos. Cuando estos, regados por
la lluvia de las enseñanzas budistas, observan los cinco preceptos, los diez
buenos preceptos y las prácticas de meditación —todos generadores de mérito—,
entonces logran dar flor y fruto. Las semillas quemadas que, en vez de
germinar, se pudren cuando son humedecidas por la llovizna se comparan con las
mujeres, que al tomar contacto con las enseñanzas budistas, lejos de erradicar
las aflicciones del nacimiento y la muerte, se apartan de la verdad del budismo
y caen en los malos caminos. A esto se refiere el sutra cuando dice que las
mujeres «pueden destruir las semillas de la Budeidad».
El pasaje del Sutra del
nirvana antes citado afirma que, así como todos los ríos y arroyos tienen
recodos y meandros, también las mujeres son retorcidas y perversas. Como el
agua es un líquido adaptable, cuando algún objeto resistente se interpone en su
curso —como una roca o un promontorio—, se divide en dos brazos o toma una
curva, y va abriéndose paso por un lado o por el otro. Las mujeres son así: su
mente es dócil y débil. Aunque crean que determinado camino es correcto, si se
topan con la firme voluntad de un hombre y ven que esta obstruye su curso,
entonces giran hacia otro rumbo, distinto del que originalmente se proponían
seguir.
Por otro lado, aunque
uno trace dibujos en la superficie de las aguas, ni uno sólo perdura. Las
mujeres son iguales, pues su característica más saliente es la falta de
constancia. Por eso, en determinado momento piensan de una manera, y al rato
adoptan una opinión diferente. Pero el rasgo esencial de un buda es la
honestidad y la naturaleza directa y franca. Por eso las mujeres, con su
tendencia voluble, jamás pueden llegar a ser budas.
Las mujeres están
sujetas a padecer los cinco impedimentos y las tres clases de obediencia. Así
pues, el Sutra Mujer Plateada sostiene que aunque los ojos de los budas de las
tres existencias cayesen al suelo, ninguna mujer conseguiría lograr la
Budeidad. El Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría dice que es más
fácil atrapar el viento que capturar la mente de una mujer.
Sin embargo, pese a que
todos los seres de sexo femenino habían sido tan despreciados en los diversos
sutras, cuando el bodhisattva Manjushrí pronunció el ideograma myo, una mujer
pudo convertirse en un buda al instante. Tan extraordinario fue este suceso que
provocó las protestas del bodhisattva Sabiduría Acumulada, el discípulo más
prominente del buda Muchos Tesoros en el Mundo de la Pureza de los Tesoros, y
del honorable Sharíputra, conocido por descollar en sabiduría entre los
discípulos de Shakyamuni El Que Así Llega. Estos alegaron que de acuerdo con
todos los sutras del Mahayana y del Hinayana predicados por el Buda con
anterioridad, durante más de cuarenta años, la hija del Rey Dragón nunca había
podido llegar a ser buda. Sin embargo, finalmente sus argumentos de nada sirvieron,
y ella, de manera incuestionable, logró la Budeidad.
Así pues, hubo una
tremenda contradicción entre el pasaje del primer sutra en el cual el Buda declaró
que las mujeres «pueden destruir las semillas de la Budeidad», y el de su
último sermón en el bosque de árboles sal, donde dijo que «los ríos y arroyos
son invariablemente sinuosos y llenos de meandros». Las nociones reflejadas en
el Sutra Mujer Plateada y en el Tratado sobre la gran perfección de la
sabiduría resultaron ser un disparate. Sabiduría Acumulada y Shariputra se
vieron obligados a cerrar la boca y refrenar la lengua, mientras que todos los
seres humanos y celestiales presentes en el gran encuentro donde se estaba
predicando el Sutra del loto unieron las palmas de las manos en un arranque de
júbilo. Y todo esto se debió, en cada aspecto, a la virtud del ideograma myo.
En este continente
meridional de Jambudvipa, hay dos mil quinientos ríos, v cada uno de ellos es
sinuoso. Son tortuosos como la mente de las mujeres de Jambudvipa. No obstante,
hay uno llamado Sahaya, (38) cuya corriente es recta como una cuerda bien
tensa, y desemboca directamente en el mar occidental. La mujer que tiene fe en
el Sutra del loto es como este río, pues avanzará sin desviarse hacia la Tierra
Pura del Oeste.(39) Así es la virtud inherente al ideograma myo.
Myo significa
«revivir»; es decir, volver a la vida. Por ejemplo, se dice que aunque el polluelo
de una grulla amarilla muera, si su madre invoca el nombre de Tzu-an (40) el
ave muerta volverá a la vida. Asimismo, en el caso de los peces y moluscos que
mueren envenenados cada vez que el ave ponzoñosa llamada chen se interna en el
agua, (41) se dice que si tocan un cuerno de rinoceronte todos reviven. De la
misma manera, en los sutras anteriores al Sutra del loto se dice que las
personas de los dos vehículos, los icchantikas y las mujeres han quemado las
semillas para llegar a ser budas. Pero, sí se aferran a este ideograma myo,
harán revivir sus calcinadas semillas de Budeidad.
T'ien-t'ai afirma: «Los
icchatitikas o personas de incredulidad incorregible también tienen capacidad
espiritual, así que el logro de la iluminación sigue siendo posible para ellos.
Pero las personas de los dos vehículos han aniquilado la conciencia y, por eso,
no pueden cultivar en su mente el objetivo de aspirar a la iluminación. Y sin
embargo, el Sutra del loto es capaz de curarlos, y por eso se llama myo o
“maravilloso”».(42) Miao-lo dice: «La razón por la cual se dice que los demás
sutras son “grandes” pero no así myo es, sencillamente, porque es fácil curar a
los que tienen capacidad espiritual, pero difícil curar a los que no la poseen.
Como [el Sutra del loto] puede curar lo que se cree incurable, se lo llama myo
o “maravilloso”».(43)
Estos pasajes se
refieren al hecho de que enseñanzas como el Sutra de la guirnalda de flores del
buda Grande e Inmenso, el Sutra de la gran compilación, el Sutra de la gran
perfección de la sabiduría y el Gran sutra del nirvana llevan, todos, la
palabra «gran» [o «grande»] en el título, pero no contienen el ideograma myo, o
prodigioso. Es así porque sólo pueden curar a los vivos, mas no a los muertos.
Sin embargo, el Sutra del loto puede curar a los muertos y a los vivos, y, por
ende, lleva en el título [Myoho-renge-kyo] el carácter myo.
De tal forma, los demás
sutras no permiten que lleguen a ser budas personas que, por derecho propio,
deberían poder hacerlo. Pero con el Sutra del loto, pueden lograr la Budeidad
aun aquellos a los cuales, en condiciones normales, les sería imposible, para
no hablar de los seres a quienes les resulta relativamente fácil. En vista de
ello, en todo el tiempo transcurrido desde que se predicó el Sutra del loto, no
debería haber una sola persona que creyese en otros sutras.
Ya han pasado los dos
milenios de los dias Primero y Medio de la Ley, y nos encontramos a comienzos
del Ultimo Día.
En una época como esta,
a las personas comunes lograr la Budeidad o renacer en la Tierra Pura les
resulta cien, mil, diez mil, un millón de veces más difícil que a los
practicantes de los dos vehículos o a los icchantikas que vivieron en tiempos
del Buda. Y sin embargo, hoy en día las personas creen que si confían en el
Sutra de la meditación o en alguna otra de las enseñanzas expuestas en los
cuarenta y tantos años anteriores a la prédica del Sutra del loto, podrán
eludir los sufrimientos del nacimiento y la muerte. ¡Qué esfuerzo inútil, qué
tremendamente inútil!
Las mujeres, tanto las
que vivieron en los tiempos del Buda como las de los días Primero, Medio o
Ultimo de la Ley, no pueden lograr la Budeidad mediante ninguna enseñanza
excepto el Sutra del loto. No pueden serles de ayuda ninguno de los otros
sutras predicados por buda alguno en ningún lugar. El gran maestro T’ien-t ai
Chih-che, que escuchó las enseñanzas del Buda en el Pico del Aguila (44) y,
luego, experimentó un despertar en el sitio de la meditación, señaló de manera
inequívoca: «Los demás sutras sólo predicen la Budeidad [...] a los hombres,
mas no a las mujeres; [...] este sutra predice la Budeidad a todos». (45)
Shakyamuni El Que Así
Llega, en presencia del buda Muchos Tesoros y de los budas de las diez
direcciones, predicó el Sutra del loto durante ocho años en un lugar llamado
Pico del Aguila, al noreste de Rajagriha, en el reino de Magadha. El gran
maestro [T’ien-tai] Chih-che estuvo presente y lo escuchó predicar. «Durante
mis cincuenta años de enseñanza», dijo el Buda, «he predicado diversas
doctrinas sagradas, todas para brindar beneficios a los seres vivos. En los
sutras de los primeros cuarenta y dos años, enseñé que a las mujeres no les era
posible lograr la Budeidad. Pero ahora, en este Sutra del loto, declaro que
ellas pueden llegar a ser budas».
Al noreste del Pico del Águila, a una distancia de unos ciento
ocho mil ris allende las montañas y los mares, hay un país llamado Mahachina
[en sánscrito). Lo conocemos como la China. Unos mil quinientos años después de
la muerte del buda, en esta tierra apareció un mensajero del Buda conocido como
el gran maestro T'ien-t’ai Chih-che, quien declaró que las mujeres jamás
podrían lograr la Budeidad mediante ninguna otra enseñanza salvo el Sutra del
loto.
Tres mil ris al este de
la China, hay un país llamado Japón. Unos doscientos años después de haber
muerto el gran maestro T’ien-t’ai, este renació allí como el gran maestro
Dengyo. (46) Entonces, escribió una obra titulada Principios sobresalientes
del«Sutra del loto», en la cual señaló: “Ni el maestro ni los discípulos
necesitan sobrellevar incontables kalpas de prácticas austeras para poder
lograr la Budeidad. Mediante el poder del Sutra del loto de la Ley prodigiosa,
pueden hacerlo cada uno con la forma física que posee”. Así pues, dejó claro
por qué la hija del Rey Dragón pudo llegar a ser un buda.
Parecerá difícil que
las mujeres de la ¿época en que vivimos logren la Budeidad con la forma que
poseen. Pero si depositan su fe en el Sutra del loto, no hay duda de que
renacerán en la Tierra Pura de la Perfecta Felicidad. Llegarán allí con más
fluidez que la de los ríos y arroyos al desembocar en el gran océano, o con más
velocidad que la de la lluvia al caer del cielo.
Y, sin embargo, vemos
que las mujeres no entonan Nam-myoho-renge-kyo en el Japón. En cambio, creen en
obras como el Sutra en dos volúmenes o el Sutra de la meditación, que jamás
podrán conducirlas a la Tierra Pura o a la Budeidad. Invocan el nombre del buda
Amida sesenta mil o cien mil veces por día. Amida, desde luego, es el nombre de
un buda, e invocarlo parecería, en principio, una práctica loable. Pero como
las mujeres que lo hacen creen fervorosamente en enseñanzas que no podrán
guiarlas jamás a la Budeidad ni a renacer en la Tierra Pura, en realidad lo que
hacen es contar las riquezas del prójimo. Esto ocurre tan sólo porque se han
dejado confundir por maestros perversos. Todas las mujeres del Japón enfrentan
un enemigo más temible que los tigres o los lobos, más temible que los bandidos
de las montañas o los piratas del mar, que los detractores de sus padres o las
concubinas de sus maridos. Sus verdaderos enemigos son los que, en vez de
enseñarles el Sutra del loto, les inculcan el Nembutsu.
Sólo después de entonar
Nam-myoho-renge-kyo sesenta mil, cien mil o incluso diez millones de veces por
día, las mujeres que creen en el Sutra del loto -si les queda tiempo libre-
pueden murmurar para sus adentros de vez en cuando el nombre de Amida o de
algún otro buda. Pero, en esta época, las mujeres se pasan la vida entera recitando
sin cesar el nombre de Amida y ocupándose de cuestiones relacionadas con el
Nembutsu. Jamás recitan el Sutra del loto ni hacen ofrendas en su nombre. Es
cierto que hay unas pocas que solicitan la lectura del Sutra del loto a
personas que practican sus enseñanzas; pero admiran a los sacerdotes del
Nembutsu como si fueran sus padres o hermanos, y tratan a los practicantes del
Sutra del loto con menos respeto que el que sentirían por sus vasallos o
sirvientes. Y, sin embargo, dicen ser creyentes del Sutra del loto.
En cambio, la dama
Virtud Pura dio permiso a sus hijos, los dos príncipes, para que ingresaran en
la Orden budista, y los alentó a que propagaran el Sutra del loto. A su vez, la
hija del Rey Dragón juró: ”Yo despliego las doctrinas del gran vehículo para
rescatar a los seres vivos del sufrimiento”.(47) Esas mujeres, con toda
seguridad, no juraron practicar sólo las enseñanzas de los demás sutras y
relegar la práctica del Sutra del loto. Sin embargo, las de esta época sí lo
hacen; dedican toda su atención a la práctica de otros sutras, y nada a la del
Sutra del loto. Deben cambiar de inmediato su forma de pensar.
Nam-myoho-renge-kyo, Nam-myoho-renge- kyo.
Nichiren
Finalizado a la hora de la oveja (entre la 1 y las 3 de la
tarde), en el templo Seichoji, en el sexto día del primer mes, tercer año de
Bun’ei (1266), signo cíclico hitwe-tora.
ANTECEDENTES
Esta carta fue escrita
en el primer mes de 1266, a
una mujer de avanzada edad. Lo único que se sabe de ella es que era una nueva
creyente en el budismo de Nichiren Daishonin y que vivía en Amatsu, provincia
de Awa. La carta explica, en términos llanos, las recompensas de la sencilla
práctica de Nam-myoho-renge-kyo. Le dice que esta frase y sus componentes
contienen todos los poderes del Buda, y que la persona que la entona puede
tomar contacto con todos los beneficios del budismo y, así, revitalizar su
vida.
En otoño de 1264, un
año después de obtener el indulto de su exilio en Izu, Nichiren Daishonin
regresó a su pueblo natal en la provincia de Awa. La noticia de que su madre se
hallaba gravemente enferma, sumada a una merma en las hostilidades oficiales,
precipitaron su decisión de retornar. Sin embargo, Tojo Kagenobu, administrador
de ese distrito y ferviente practicante del Nembutsu, seguía alimentando
inquina contra el Dai-shonin y esperando una oportunidad de atacarlo desde que
este, once años antes, había refutado las enseñanzas de la escuela Tierra Pura.
La principal
preocupación del Daishonin era visitar a su madre; al parecer,
el reencuentro surtió un efecto benéfico en ella, quien no tardó
en recuperarse. Kudo Yoshitaka y los demás discípulos del área estaban ansiosos
de ver a su mentor y le pidieron que fuese a la finca de Kudo. En el undécimo
día del undécimo mes de 1264, el grupo inició el traslado, acompañado por
mensajeros enviados para oficiar de guías. Cuando llegaron a un lugar llamado
Komatsubara, cayeron en una emboscada que les habían tendido Tojo Kagenobu y
otros seguidores del Nembutsu. En la lucha, perdieron la vida un discípulo del
Daishonin y Kudo, quien había acudido en ayuda de su mentor. Un golpe de espada
abrió un tajo en la frente del Daishonin, quien, además, sufrió una fractura en
la mano izquierda.
A sabiendas de que
corría considerables riesgos personales, Nichiren Daishonin permaneció en Awa
entre 1264 y 1267, y llevó a cabo enérgicas actividades de propagación, siempre
trabajando junto al pueblo. En 1266, pasó una breve estancia en su viejo templo
Seicho-ji, donde escribió varios tratados doctrinales, entre los cuales se
cuenta esta carta.
El texto tiene dos
partes. En la primera, el Daishonin analiza si uno puede obtener beneficios de
la entonación del daimoku (Nam-myoho-renge-kyo) a pesar de no entender el
significado del Sutra del loto, y recalca la necesidad de la fe para poder
manifestar la Budeidad. Citando ejemplos de Mahakashyapa y de Shariputra,
señala que, aun sin comprensión, uno puede erradicar cualquier mal karma y
acumular beneficios ilimitados mientras mantenga la práctica de entonar el daimoku
con firme fe.
En la segunda parte,
esclarece los grandes beneficios contenidos en los cinco ideogramas de
Myoho-renge-kyo, título del Sutra del loto. Explica tres significados del
carácter myo: abrir, estar perfectamente dotado, y revivir. Por fin, señala que
sólo el Sutra del loto permite a las mujeres lograr la Budeidad, y exhorta a la
destinataria a entonar Nam-myoho- renge-kyo y a abandonar su apego al Nembutsu.
Al comienzo de esta
carta, el Daishonin se define como «seguidor del gran maestro Kompon». Kompon,
que significa «fundamental», es otro de los nombres con que se conocía al gran
maestro Dengyo, fundador de la escuela Tendai en el Japón, basada en las
enseñanzas de T'ien-t'ai de la China. Dengyo viajó a este país para dominar las
doctrinas de T'ien-t’ai; a su regreso, refutó todas las escuelas basadas en las
enseñanzas provisionales del Buda y se consagró a propagar el Sutra del loto.
La frase «seguidor del gran maestro Kompon» significa, implícitamente, que el
Daishonin es el sucesor legítimo de la enseñanza del Buda contenida en el Sutra
del loto.
NOTAS
1. El relato aparece en el Sutra sobre los sabios y los necios.
De acuerdo con este sutra, cuando Shakyamuni vivía en Shravasti, un día su
discípulo Ananda enseñó las cuatro nobles verdades a dos loros que tenía en su
casa Sudatta, el benefactor del Buda. Esa noche, un animal atacó a las aves y
las devoró, pero se dice que renacieron en el cielo de los cuatro reyes
celestiales gracias al beneficio derivado de haber repetido las cuatro nobles
verdades.
2. La historia figura en el Sutra de la gran benevolencia. Según
esta enseñanza, hallándose un mercader navegando por el océano, un inmenso pez
llamado makara se dispuso a engullir su barco. Aunque las demás personas a
bordo se desesperaron, él concentró la mente en los tres tesoros e invocó la
benevolencia de todos los budas. Al verlo, los otros se le sumaron en una
sincera oración, con las palmas de las manos unidas, y el makara dejó de
atacarlos.
3. Sutra del loto, cap. 3.
4. Los dieciocho poderes milagrosos son diversas acciones y
apariciones que manifiestan los budas y bodhisattvas para guiar a las personas
a la iluminación. Las explicaciones varían, de acuerdo con el sutra.
5. Sutra del loto, cap. 15.
6. El Sutra del nirvana dice: «Aunque el plátano crece con el
bramido del trueno, no tiene oídos con qué escucharlo ni mente para sentirlo».
Es posible que la creencia en que «el plátano crece con el trueno» se deba a
que la gente, luego de una tormenta eléctrica, veía renovado el follaje de
estos árboles a causa de la lluvia.
7. Según el Pao-p’u Tzu, cuando se introducía en el agua un
cuerno de rinoceronte tallado en forma de pez, el agua se mantenía alejada a un
metro de distancia.
8. En el original, «cinco shakus de distancia». Las medidas se
han convertido al sistema métrico decimal para favorecer la comprensión.
9. El baniano o higuera de la India, que crece en las regiones
tropicales y subtropicales de Asia, generalmente alcanza entre nueve y doce
metros de altura. Su abundante follaje brinda una sombra fresca que protege de
los rayos del sol.
10. Ave imaginaria. También se da este nombre a una clase de
gusano. No se ha podido establecer la fuente de este fragmento.
11. Sutra del loto, cap. 2.
12. Ib., cap. 14.
13. Buda mencionado en el Sutra de la sabiduría mayor y en el
Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría.
14. Según el Registro de los prodigios mencionados en el libro
de Chou, Shakyamuni murió el decimoquinto día del segundo mes, en el
quincuagésimo segundo año del reinado de Mu (949 a.C.), durante la
dinastía Chou.
15. El Sutra de la guirnalda de flores de ochenta volúmenes —la
llamada «nueva versión»- fue traducido por Shikshananda (652-710), en la
dinastía T’ang; y el Sutra de la guirnalda de flores de sesenta volúmenes —la
llamada «antigua versión»- fue traducido por Buddhabhadra (359-429), en la
dinastía Chin oriental.
16. Los cinco ideogramas a, va, ra, ha y kha indican,
respectivamente, los cinco elementos universales —tierra, agua, fuego, viento y
espacio-. La escuela esotérica Palabra Verdadera afirma que se trata de una de
las verdades secretas reveladas por el buda Mahavairochana. Esta palabra se
utilizó como mantra (sílaba o palabra secreta), y se dice que expresa la
calidad, sabiduría, apariencia y práctica del Buda.
17. Las semillas, aquí, se refieren a símbolos sánscritos
ortográficos utilizados para representar diversos budas y bodhisattvas de la
enseñanza esotérica. Los samayas son diversos atributos de los budas y
bodhisattvas; en particular, su juramento de guiar a todas las personas hacia
la iluminación suprema. Es un término empleado con frecuencia en la enseñanza
esotérica.
18. Los siete budas del pasado son Shakyamuni y los seis budas
que lo precedieron.
19. Comentario sobre «Palabras y frases del “Sutra del loto».
20. Sutra del loto, cap. 10.
21. Prefacio de Chang-an, en Profundo significado del «Sutra del
loto».
22. Comentario sobre «Profundo significado del “Sutra del
loto”».
23. El «principio místico de la enseñanza teórica» se pone de
manifiesto cuando el Buda descarta las enseñanzas provisionales y revela la
enseñanza verdadera —el Sutra del loto—, que permite a las personas de los dos
vehículos lograr la Budeidad. El «principio místico de la enseñanza esencial»
es cuando el Buda descarta su condición transitoria y revela su verdadera
identidad, la del Buda que logró la iluminación hace incontables kalpas.
24. Principios establecidos por T’ien-t’ai en Profundo
significado del «Sutra del loto». Los diez principios místicos de la enseñanza
teórica se basan en los conceptos del verdadero aspecto de todos los fenómenos
y la sustitución de los tres vehículos por el vehículo único de la Budeidad.
Los diez principios místicos de la enseñanza esencial derivan de la revelación
de la iluminación original del Buda, hace kalpas tan numerosos como las
partículas de polvo de incontables grandes sistemas planetarios, tal como la
expone el capítulo «Duración de la vida».
25. A cada una de estas
series de diez principios místicos —los de la enseñanza teórica y los de la
enseñanza esencial-, se suman diez principios místicos que se desprenden del
punto de vista relativo, y diez principios místicos derivados del punto de
vista absoluto u holístico.
26. Treinta principios místicos relacionados con la vida de los
seres animados, la Ley budista y la naturaleza de nuestra mente —o Ley
interior-, más diez de la enseñanza teórica o de la enseñanza esencial.
27. Percibir la realidad última inherente a la propia vida o
tomar conciencia de ella. Esto se recalca, especialmente, en la práctica de
T'ien-t’ai, cuya meditación se centra en la verdadera naturaleza de nuestro ser
más que en objetos externos.
28. Comentario sobre «Gran concentración e introspección».
29. Alusión a dos de los cinco grupos en los cuales se divide a
los seres humanos, por naturaleza, según la escuela Características del Dharma.
Las personas de estos dos grupos pueden, a la larga, lograr el estado de arhat
y el de pratyekabuddha, respectivamente.
30. Referencia a los no budistas que se aferraban a la noción
del vacío negando la ley causal, y que, según las enseñanzas anteriores al
Sutra del loto, no podían lograr la Budeidad.
31. Sudaya fue un maestro brahmán que enseñó a Devadatta el
dominio de poderes ocultos, según el Sutra agama sobre el incremento de a uno.
32. Aquí, referencia a las austeridades establecidas y
practicadas por Devadatta. Según el Gran comentario sobre el Abhidharma, eran:
1) usar sólo ropas desechadas por los demás después de lavarlas
y remendarlas.
2) obtener alimentos sólo mediante la limosna.
3) comer una sola vez por día.
4) sentarse sólo a la intemperie, bajo un árbol.
5) jamás comer sal o alimentos que posean los cinco sabores.
33. Montaña cuya cumbre semejaba una cabeza de elefante, situada
un kilómetro y medio al sudoeste de Gaya, en Magadha. En la China, su nombre se
tradujo como monte Cabeza de Elefante.
34. Círculo que se forma en primer lugar, cuando se genera el
mundo y aparecen seres vivos sobre él, durante el kalpa de formación. De
acuerdo con Tesoro del análisis del Dharma, el poder del karma de los seres
vivos primero hace que, en el espacio, se levante un tenue viento. Ese viento
crece y forma el círculo ventoso, que, según se cree, constituye la base de
todo planeta. Sobre este círculo, cobran forma un círculo acuoso y un círculo
áureo, y sobre ellos, se forma la tierra en sí, con su monte Sumeru, sus mares
y sus montañas.
35. Dos divisiones de los tres mundos, el reino donde
transmigran los seres no iluminados, a través de los seis caminos. Los seres en
el mundo de la forma poseen forma material, pero están libres de deseos, y los
que están en el mundo de lo informe se hallan libres del deseo y de las
restricciones de la materia.
36. Mo Hsi, de la dinastía Hsia;Ta Chi, de la dinastía Yin; y
Pao Ssu, de la dinastía Chou. Todos fueron favoritos del soberano y su
influencia contribuyó a precipitar la caída del Estado.
37. Esta declaración no se encuentra en las versiones chinas que
se conservan del Sutra de la guirnalda de flores. Sin embargo, aparece
mencionada como una cita de dicho sutra en la (Compilación de tesoros, escrita
por Tai ra noYasu-von durante la era Jisho (1177-1181).
38. Río legendario del continente de Aparagodaniya, situado al
oeste del monte Sumeru.
39. El Daishonin, en otro escrito, enseña que la fe en el Sutra del
loto permitirá a todos, hombres o mujeres, lograr la Budeidad con la forma que
cada uno posee como mortal común. Sin embargo, como la destinataria de esta
carta estaba muy apegada a las ideas de la escuela Tierra Pura, el Daishonin le
explica sus enseñanzas de manera fácil y comprensible.
40. Figura descrita en una leyenda china. Cuando Tzu-an vio una
grulla amarilla ofrecida en venta al costado del camino, se compadeció de ella,
ofreció sus ropas en canje y la puso en libertad. Cuando Tzu-an murió, la grulla
acudió volando a su tumba y siguió llamándolo durante tres años. Y como
resultado de este clamor, él regresó a la vida.
41. Ave semejante al halcón, de plumas ponzoñosas, mencionada en
obras chinas.
42. Gran concentración e introspección.
43. Comentario sobre «Gran concentración e introspección».
44. Se dice que T’ien-t’ai fue la reencarnación del bodhisattva
Rey de la Medicina, presente en la asamblea sobre el Pico del Aguila, porque
aquel experimentó su despertar mediante el capítulo «Rey de la Medicina» del
Sutra del loto.
45. Palabras y fiases del«Sutra del loto».
46. A comienzos del siglo
IX, Dengyo fue a la China y aprendió allí las enseñanzas de T’ien-t’ai. Al
regresar al Japón, estableció la escuela Tendai (en chino,T’ien-t’ai) y se
consagró a propagar este budismo. Se dice que Tao-sui, uno de los maestros de
Dengyo en la China, lo identificó como reencarnación deT’ien-t’ai, refiriéndose
a una profecía de este último.