A, B, C, D, ENFERMEDAD.
Hay unos quince mil
nombres de enfermedades, aunque cada enfermedad puede recibir diferentes
nombres, según la parte del cuerpo en que se manifieste, la causa que la
produce, su evolución o sus síntomas. Por ejemplo, la tuberculosis puede tener
más de doscientas cincuenta manifestaciones clínicas.
En los últimos años, se
ha producido un aumento de afecciones producidas por la contaminación ambiental
y de enfermedades virósicas; del mismo modo, se han tornado más frecuentes los
desórdenes psicosomáticos, como las úlceras gástricas y el asma.
Las enfermedades se
pueden clasificar según su localización (hueso, corazón, hígado), su historia
natural (aguda o crónica) o su curso (progresivo o intermitente). Dos de las
formas más útiles de clasificación son aquellas que se realizan atendiendo a la
causa de la enfermedad (etiología) o al proceso biológico que resulta afectado.
La clasificación según la
causa que provoca la enfermedad procede del estudio de las enfermedades
infecciosas. Sin embargo, incluso cuando se identifica el agente causal, la
infección no es el único factor determinante en el proceso de la enfermedad.
Por ejemplo, mucha gente pueda estar expuesta al virus de la gripe y no
padecerla; otros pueden enfermar levemente, y los ancianos o las personas
debilitadas pueden incluso fallecer. El estado del sistema inmunológico y el de
la salud general influye en el curso de la enfermedad.
También se conocen
causas no infecciosas de enfermedad, muchas de ellas, relacionadas con la
ocupación o con el “estilo de vida” del paciente. Por ejemplo, hoy en día se
considera que fumar tabaco, beber alcohol en exceso, comer demasiado o no hacer
ejercicio, y vivir en un estado de estrés permanente son factores que
predisponen a la enfermedad.
En el caso de muchas
dolencias, la causa es desconocida, aunque se puede identificar el sistema
biológico afectado. Un ejemplo es el cáncer, a causa del cual se pierde el
control habitual que el organismo ejerce sobre el crecimiento celular. Como resultado, se produce un crecimiento
incontrolado de un grupo de células determinado, hasta que se acumula una gran
masa celular que puede dañar el tejido normal. Otro grupo de enfermedades son
consecuencia de un trastorno del sistema inmunológico. En el caso de esas
afecciones, denominadas “autoinmunes”, el sistema inmunológico actúa contra los
tejidos del organismo, impidiendo su funcionamiento normal.
En otras ocasiones, la
enfermedad se debe al déficit de una determinada sustancia en el organismo,
como en el caso del mal de Parkinson y de la diabetes. Incluso, se ha
determinado que muchas alteraciones psicológicas tienen un componente
bioquímico, que actúa sobre el sistema nervioso.
EL LADO POSITIVO DE
ESTAR ENFERMO.
El tema de la salud y de
la enfermedad ha sido abordado, a lo largo de la Historia, desde numerosas
perspectivas, tanto científicas como filosóficas.
Una visión particular
fue la expuesta por el filósofo suizo Carl Hilty (1833-1909), quien planteó que
la enfermedad podía ser “una importante y valiosa fuente de motivación”. Hilty
escribió: “Tal como la creciente del río remueve el suelo y enriquece los
campos, la enfermedad remueve y enriquece el corazón de las personas. Quien
entiende el verdadero sentido de la enfermedad y la sobrelleva, gana en
profundidad y fortaleza como ser humano, y puede captar ideas y creencias que
antes estaban fuera de su alcance”.
Hilty planteó que, en la
medida en que uno se esfuerza por recuperar la salud, puede reflexionar
agudamente sobre preguntas tan fundamentales como “¿Para qué deseo volver a
tener salud” o “¿Por qué quiero vivir?”.
Así, un padecimiento
físico puede impulsarnos a examinar nuestra existencia, nuestro estilo de vida.
La lucha contra la enfermedad nos hace comprender la vida humana con mayor
profundidad, tanto en su fase luminosa como en la sombría, y nos capacita para
que desarrollemos verdadera fortaleza interior. Puede ser un motivador muy
importante, ciertamente valioso. En ese sentido, la enfermedad no es algo de lo
que haya que avergonzarse.
LA “CAPACIDAD CURATIVA”
DE LA VIDA.
El doctor Norman Cousins
(1915-1990), conocido mundialmente por impulsar la “terapia de la risa”,
sostenía que la esperanza era el arma secreta para recuperar o mantener la
salud.
Cuando tenía cuarenta y
nueve años, Cousins cayó presa del “mal del colágeno”; posteriormente, a los
sesenta y cinco, padeció una afección cardiaca. A pesar de ello, logró superar
ambas dolencias. Cuando fue atacado por la enfermedad del colágeno, un médico
le dijo a Cousins que solo tenía una posibilidad entre quinientas de
recuperarse totalmente; según se relata en el libro de Cousins “Anatomía de la
enfermedad”, la reacción de éste fue pensar: “Si voy a ser ese uno entre
quinientos, lo mejor será que no me limite a ser un observador pasivo”.
Al respecto, el doctor
Cousins escribió: “He aprendido a no subestimar jamás la capacidad de la mente
y del cuerpo humano para regenerarse, aun cuando las perspectivas luzcan
desastrosas. Puede que la fuerza vital sea la fuerza menos comprendida en el
mundo”. Él destacaba que, a pesar de que nuestro cuerpo está dotado, de un modo
natural, de fuertes poderes autocurativos, demasiados pacientes adoptaban la
postura de que no estaba en sus manos curarse de su enfermedad.
El deseo de vivir del
paciente, decía Cousins, es la fuerza motriz para vencer la enfermedad;
afirmaba que la esperanza libera eso que la Medicina denomina “la capacidad
curativa natural de la vida”.
Josei Toda, segundo
presidente de la Soka Gakkai, solía comparar al cuerpo humano con una
gigantesca industria farmacéutica, capaz de producir el medicamento requerido
para combatir cualquier enfermedad.
Cousins logró probar un
nuevo y extraordinario tratamiento en su propia vida y, como resultado, logró
vencer una enfermedad que, por lo general, es fatal.
EL BUDISMO Y LA SALUD.
El Budismo reconoce la
enfermedad como uno de los sufrimientos básicos que experimenta el ser humano,
por lo que la incluye en los denominados “cuatro sufrimientos” (nacer,
envejecer, enfermar y morir), enunciados por el fundador de la filosofía
budista, Shakyamuni, en la India en el siglo V a.C.
Pero el Budismo no ha
abordado el tema de la salud desde una perspectiva “espiritualista” o como una
teoría abstracta. Los budistas de todas las épocas han abordado la realidad de
las enfermedades físicas y psicológicas con un enfoque dualista y directo;
buscaron mitigar el sufrimiento de las personas desde el punto de vista del
Budismo y de la ciencia médica.
El presidente de la SGI,
Daisaku Ikeda, señala al respecto: “En cuanto al Budismo y a la ciencia médica,
se puede decir, en líneas muy generales, que la medicina lucha contra la
enfermedad poniendo en juego los conocimientos científicos, en tanto que el
Budismo nos permite desarrollar sabiduría, para que podamos regular nuestro
propio ritmo y vigorizar nuestra fuerza vital. Eso contribuye a la eficacia del
tratamiento médico y nos ayuda a salir airosos del mal trance, porque activamos
los poderes curativos que poseemos naturalmente”. Dado que ambos buscan la
forma de liberar a la gente de esa clase de sufrimiento, el Budismo y la
Medicina comparten un objetivo en común.
Desde la perspectiva budista, la salud y la
enfermedad no están separadas. Así como la vida no existe separada de la
muerte. Son parte de un todo único. Nichiren Daishonin escribió: “De la
enfermedad surge la determinación para avanzar por el camino”.
LO MÁS IMPORTANTE ES LA DETERMINACIÓN DE
CURARSE.
Myoho-ama era una
creyente que abrazó la fe budista junto con su esposo, Toki Jonin, cuando
Nichiren Daishonin les habló personalmente a ambos, un año después de declarar
Nam-myoho-renge-kyo (el 28 de abril de 1253).
Ella, al igual que su
marido, fue una devota practicante, que incluso albergó al Daishonin en su
hogar, luego de la persecución de Matsubagayatsu (en agosto de 1260). Myoho-ama
también fue un ejemplo de amor, que prodigó tanto a su esposo y a sus hijos
como a su suegra, a quien cuidó diligentemente durante una enfermedad que duró
varios años. Cuando la madre de Toki Jonin finalmente falleció, fue Myoho-ama
quien cayó enferma; pero ella prestó poca atención a su estado de salud. Otro destacado
discípulo de Nichiren, Shijo Kingo, que era médico, observó los síntomas de
Myoho-ama y advirtió que ella no estaba consciente de cuán grave era su estado,
por lo que le comunicó al Daishonin su preocupación por la vida de la esposa de
Toki.
Al enterarse, el
Daishonin escribió una carta a Myoho-ama, llamada “Sobre la prolongación de la
vida”, en la que busca abrir los ojos de su discípula sobre la importancia de
su vida y de su salud, y hasta le sugiere formas de actuar para resolver su
enfermedad.
Para que Myoho
comprendiera, Nichiren cita varios casos de practicantes budistas legendarios
que habían logrado superar sus dolencias y extender su vida, entre ellos, el de
la propia madre del Daishonin, el hermano del sabio chino T’ien-t’ai, el rey
indio Ajatashatru y el bodhisattva Fukyo. Todos habían sido personas que, en
determinado momento, parecieron condenadas a sufrir una muerte inevitable y
que, a través de abrazar la enseñanza budista, habían logrado prolongar su
vida.
“Sobre la prolongación
de la vida” es, al mismo tiempo, un escrito muy estricto y misericordioso. Al
principio, uno puede pensar que el Daishonin le escribe a una mujer de escasa
fe; pero en realidad, no es así. Justamente porque Myoho-ama era una mujer tan
dedicada y abnegada, Nichiren le pide encarecidamente que reflexione sobre su
actitud negligente con respecto a su enfermedad; la exhorta a no aceptar su
sufrimiento como un “destino inmutable” y a que se desafíe por su
transformación. Le explica que, como budistas, debemos cuidar nuestra vida para
poder cumplir nuestra misión. La misión existe cuando hay vida. Y luchar por
prolongar la vida es atesorar nuestra misión como seres humanos. Esa postura
fue la que desplegó Myoho-ama, quien, alentada por su maestro, pudo derrotar la
enfermedad y vivir otros ¡veinticinco años más!
¡SALUD!
La salud es el deseo
universal de todo ser humano. Por muy acaudalada o poderosa que sea una
persona, la salud será siempre su más valiosa posesión.
La salud es mucho más que, simplemente, no enfermarse. Es un
estilo de vida pleno de sabiduría, balance y esperanza; una vital armonía de
cuerpo y mente. Una vida constructiva y preocupada por los demás en la que uno
siempre se muestra creativo, avanza y abre a nuevos escenarios, es una vida
verdaderamente sana.
Como señala el
presidente Ikeda: “La salud es nuestra más preciada posesión. Es algo que sé
por experiencia. Contraje tuberculosis cuando era muy joven, y algunos médicos
me pronosticaron que, con suerte, tal vez llegaría a cumplir treinta años. […]
El haberme enfrentado a la posibilidad de una muerte temprana me permitió
percatarme de lo valioso que es cada momento de la vida. Fue así que determiné
lograr todo cuanto pudiera mientras estuviera vivo, sin perder un minuto; y ha sido
gracias a mi enfermedad que me he visto motivado a extraer de cada día de mi
vida el valor de una semana o de un mes”.
“MANIFESTAR LAS CUALIDADES DE LA LEY”. LOS SABIOS NO VIVEN A MERCED DE LOS OCHO VIENTOS. (WND)
Los sabios merecen ese
nombre porque no viven a merced de los ocho vientos: prosperidad, decadencia,
deshonra, honor, alabanza, censura, sufrimiento y placer.
No los exalta la
prosperidad ni los aflige la decadencia. Las deidades celestiales sin falta
protegerán a aquel que no se incline ante los ocho vientos.
Los ocho vientos, Los
escritos de Nichiren Daishonin pág 834.
Esta frase de Nichiren,
indica que los sabios no se dejan influenciar por la alabanza ni por la
censura, ni por los vaivenes de la opinión pública.
En otras palabras,
debido a que el corazón actúa de modo prodigioso, es muy importante la forma en
que una persona interpreta sus circunstancias; por ello, debemos tratar de
tener la mayor claridad espiritual y mental.
En el budismo se dice
que la persona de mente perturbada distorsiona lo que escucha, por muy
lógicamente que sea expuesta la verdad.
Las circunstancias
cambian constantemente. Una gran misión no prosperará si quienes son
responsables de ella se preocupan por la popularidad o por las críticas del
mundo. De hecho, la avaricia, la ira y la estupidez a las cuales son proclives
todos los seres humanos obstruyen el verdadero progreso.
La sociedad requiere una
cooperación armoniosa y un punto de vista amplio. Sin embargo, tal como asevera
el Daishonin en esta carta, la persona verdaderamente sabia debe trazarse sus
objetivos en bien de la felicidad de cada persona y del Kosen rufu, aplicando
el poder de la fe y su mayor esfuerzo de forma incesante para lograrlos.
Para el budismo, el
“estado de vida” es una cuestión esencial.
Nuestra filosofía no
observa al ser humano en función de su raza o pertenencia étnica. Tampoco tiene
en cuenta su nivel de formación académica o su posición social. La mirada se
centra, exclusivamente, en el estado de vida o en la condición en que se
encuentra su corazón.
El destinatario de esta
carta fue Shijo Kingo, quien despertó la envidia de sus compañeros de trabajo
debido a su excelente desempeño profesional, por lo que fue perseguido,
difamado y empujado a terribles circunstancias.
Al respecto, en este
escrito el Daishonin se refiere esencialmente a la condición de vida de Shijo
Kingo y al principio que enseña que la sabiduría proviene de la fe.
En este mismo escrito aparece la frase: “Tiene que tomar
conciencia de dónde yace el verdadero problema y actuar con precaución.”
Cuando las personas
están bajo el peso del conflicto, tienden a hacer un gran problema de las cosas
más pequeñas. Lo mismo podemos decir de las naciones.
Los asuntos más triviales bastan para hacer fluctuar a los
individuos de la alegría a la tristeza. Entonces, la vida se torna inestable
emocionalmente, y este ir y venir entre la dicha y el pesar, esta estrechez de
miras, genera un profundo sufrimiento.
El año antes de redactar esta carta, en junio de 1276, en el
célebre escrito “Felicidad en este mundo”, el Daishonin también orienta a Shijo
Kingo de manera semejante: “Aunque surjan problemas mundanos, jamás deje
que estos le perturben.”
Cuando las cosas nos son
favorables, pensamos que solos podemos con todo, pero la vida está llena de
obstáculos y de imprevistos y cuando éstos aparecen comprendemos que no podemos
aislarnos de los demás, entonces vamos en busca
del aliento y del apoyo mutuo. Es especialmente importante que
mantengamos estrecho contacto con personas sinceras y esperanzadoras. Así, no damos
opción a las funciones destructivas de penetrar en nuestra vida. El aliento y
el apoyo mutuo pueden ser una fuente para manifestar una gran fortaleza.
Nichiren Daishonin hizo
todo cuanto estuvo a su alcance para apoyar y proteger a sus discípulos, les
transmitió el espíritu de la fe para enfrentar y superar los obstáculos y a
través de su comportamiento les demostró el tremendo poder de la Ley Mística.
Mantuvo una relación
especialmente estrecha con Shijo Kingo, a quien envió muchas cartas en las cuales
le ofrecía aliento y orientación.
También le enseño a ser
un hombre de sabiduría, inmune a al influencia de los ocho vientos, ya que la
enseñanza del Budismo se manifiesta en la conducta de los creyentes.
El Daishonin le
transmitió a Kingo la esencia de la conducta humana, y su orientación era minuciosa
y sincera en las más diversas cuestiones. “No pierda los estribos!”, “¡Manténgase
siempre alerta!”, “¡Cuídese de los accidentes!”, “¡Anticípese siempre a los
hechos!, “Si va a beber, tenga prudencia”, “¡Valore y reconozca a sus
compañeros de fe”, “No reprenda a las mujeres!”, “!respete a los demás!”.
Con audacia, le mostró a
Kingo que no hay estrategia más poderosa que la del Sutra del Loto. Le manifestó:
“El corazón es lo más importante”, y “Un cobarde no puede obtener respuesta a
ninguna de sus oraciones”.
Tanto la ignorancia
(ilusión) como la naturaleza del dharma (iluminación) son inherentes a nuestra
vida. En “La entidad de la Ley mística”, el Daishonin dice que cuando
comprendemos que nuestra vida está dotada de la ignorancia así como de la
naturaleza de Buda, podemos reconocer la ilusión relacionada con el mal,
descartarla y basarnos en la naturaleza del dharma. Esto significa,
específicamente, basarnos en la oración y en la fe en el Sutra del Loto y con
nuestro comportamiento manifestar en la vida cotidiana las cualidades del estado
de vida de la Budeidad.
Una fe firme en la Ley
es el medio maravilloso mediante el cual las personas cuya vida se ven oscurecidas
por la ilusión, pueden tomar contacto con su Budeidad inherente y revelar este
estado que es inseparable de la naturaleza del dharma.
Todas nuestras
actividades parten de creer en la naturaleza de Buda de todas las personas. Así
y todo, esto no se refiere a algo especial alejado de la vida diaria; se trata
de que seamos fieles a nosotros mismos. Lo importante es creer en nuestro potencial,
esforzarnos por revelar nuestra naturaleza de Buda, crecer como seres humanos,
ser felices sin falta... y ayudar a que otros también lo consigan.
La clave para que
florezca el humanismo pregonado en las enseñanzas budistas es la absoluta convicción
en la bondad esencial del ser humano y la dedicación a cultivar esa bondad,
tanto en uno mismo como en los demás. Esta forma de vivir es lo que el Daishonin
denomina “la conducta de un ser humano”.
¿De qué manera
específica, entonces, le indicó a Shijo Kingo cómo ser sabio? En síntesis, le orientó
acerca de su “comportamiento como ser humano”, con énfasis en apreciar a las
personas que tenía a su alrededor y en controlar su carácter impulsivo.
Lo importante es enfocar
firmemente la mirada en nuestras propias debilidades, en lugar de huir de
ellas; transformarlas y establecer una identidad sólida, que nada pueda
perturbar o afectar.
A través de enfrentar y
derrotar nuestras tendencias negativas y destructivas podemos consolidar una fe
poderosa.
La vida está llena de
altibajos. Sin embargo, los beneficios que acumulamos en lo profundo de nuestra
vida cuando nos basamos en la Ley son indestructibles, en cualquier
circunstancia. En épocas difíciles, necesitamos perseverar tenazmente, con
profunda convicción en este hecho invariable.
Las dificultades templan
y pulen nuestra vida; por eso ésta puede resplandecer de buena fortuna y
beneficios. Ninguna piedra preciosa – ni siquiera la más grande – refulge y
destella hasta que no se la pule y se la talla. Lo mismo se aplica a la vida
humana.
ASPIREMOS A UN NOBLE IDEAL.
En la primera carta que
Nichiren Daishonin escribió luego de llegar a la isla de Sado dice: "La
vida es limitada, y no debemos escatimarla. Después de todo, a lo que
deberíamos aspirar es a la tierra de Buda”.
¿A que dedicamos
nuestros esfuerzos?
En un reciente diálogo
con representantes de la División de Jóvenes, el presidente Ikeda se refirió al
pintor español Francisco de Goya (1746-1828), manifestando que, a través del
gran sufrimiento que le había causado la perdida de la audición, pudo descubrir
su gran tarea (que era la de retratar la verdad sobre la corrupción del clero
cristiano, su contubernio con la autoridad y lo trágico y demoníaco de la
guerra, a la que el pueblo era empujado por ambos. En un párrafo de ese diálogo
dice, con respecto a Goya: Trabajo sobre su soledad, para convertirla en la
fuerza que lo llevara a ponerse de pie por si mismo. Abandonó su vida anterior,
en que lo Único que le interesaba era conservar el favor de la corte y de la
nobleza. Y comenzó a vivir como sabia que debía... [El historiador de arte André
Malraux] escribe que el triunfo más grandioso de Goya fue el que obtuvo sobre
si mismo, pues a partir de esa contienda triunfó sobre todo lo otro". Goya
vivió con su propia vida la frase del escritor argentino Almafuerte: "A
veces un gran destino está dormido, y viene el dolor y lo despierta”.
El, consciente de su misión,
enfrento la persecución y el desprecio de sus contemporáneos. Su obra trascendió
el paso del tiempo y marco como un punto de inflexión la historia universal del
arte, mientras quienes fueron sus enemigos sólo son recordados por su espíritu
mezquino y sus acciones depravadas.
Un noble ideal se basa
en principios sólidos.
El presidente Ikeda
continuo: “...Cuando Goya se dispuso a vivir de acuerdo con sus propios parámetros,
pudo ver la realidad claramente. Y, como fruto de ello, logró pintar maestras que han conmovido el corazón de los hombres
durante generaciones. […] Solo cuando
uno es fiel a sus Propios principios, puede tomar contacto con la inmensa
energía latente que yace dentro de uno mismo”.
Es crucial vivir según
los propios principios y no dejarse influir por lo que los demás dirán,
pensarán o harán. Cuando uno esta seguro de la verdad de su meta (su ideal), se
centra en sus propias convicciones.
Los grandes hombres y
mujeres consagraron su vida a la misión que escogieron, y se entregaron a ella sin
escatimar nada de si mismos. Y es por eso que grabaron "páginas doradas”,
que serán recordadas por siempre.
No escatimar esfuerzos
por la suprema felicidad.
El espíritu de no
mezquinar la vida…Qué importante es, entonces, que no escatimemos la vida por el
Budismo, el supremo valor.
Como señala el
Daishonin, si brindamos nuestro esfuerzo incesante en pos del kosen-rufu, sin
falta alcanzaremos un estado de vida magnífico, donde nos sentiremos envueltos
en una luz de eterna tranquilidad; una tierra de Buda. La fe, el poder de la
Ley Mística nos permite lograr la felicidad genuina, en su grado mas elevado.
Y, por eso, la vida dedicada a la causa del kosen rufu es la mas valiosa de
todas las formas de vivir.
El Daishonin afirma:
"No deje que esta vida transcurra en vano, solo para lamentarse de ello en
los próximos diez mil años”
Dediquémonos a vivir por
el gran ideal del kosen-rufu, basadas en las enseñanzas del Daishonin, y
avancemos por nuestro camino sin ningún tipo de arrepentimiento.
UNA BRISA FRESCA, 24. LA REVOLUCION HUMANA. VOLUMEN XII. (FRAGMENTO).
Poco
después de las 11Hs.,la reunión inaugural
del cabildo Yubari concluyó con una canción de la Soka Gakkai que todos
entonaron en coro.
Los
ocho transportes que habían estado aguardando frente al teatro comenzaron a
trasladar a los miembros hacia el templo Koryu-ji para asistir a la ceremonia
de inauguración y de consagración del Gohonzon.
A la salida, Josei Toda le preguntó a Shin’ichi Yamamoto (Daisaku
Ikeda):
¿Ninguno de los
líderes del sindicato pidió asistir a esta reunión?
No, que yo sepa.
¿Ninguno vino a preguntar por mi?
quiso saber Toda.
No, respondió Yamamoto.
Ya veo... Si tuviera tiempo, iría
yo mismo a hablar con ellos —dijo Toda, algo desilusionado.
Para asegurarse de que los miembros de Yubari
pudieran esforzarse en la fe sin restricciones, Toda quería llevar a cabo personalmente un amplio diálogo con los
lideres.
La
ceremonia en el templo Koryu-ji,presidida por Nichijun Shonin, comenzo a las 13Hs. El salón principal
estaba repleto con unos quinientos miembros de la Soka Gakkai, y otros quinientos esperaban en el
jardín.
El
sumo prelado Nichijun leyó sus palabras de felicitación. Todos lo escucharon en
silencio.
—En
una época en que todos los seres vivientes se regocijan de estarlo, bañados en
la brillante, nutriente luz del verano y rodeados de frondosas montanas verdes,
nosotros establecemos este templo aquí, en Yubari; llevamos a cabo esta
ceremonia de inauguración y de consagración del Gohonzon, dignificando
solemnemente el paisaje.
El
rostro de los participantes mostraba señales de honda emoción.
—En
respuesta al sublime deseo de nuestro fundador, Nichiren Daishonin, el
presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, ha alentado a los miembros a estudiar
las doctrinas de esta escuela. También se ha puesto de pie intrépidamente en la
primera línea, realizando la práctica del shakubuku y convirtiendo a adherentes
de enseñanzas equivocadas. Se ha esforzado, así, para realizar el gran deseo
del kosen-rufu y retribuir la profunda deuda de gratitud con el Daishonin.
“Como
resultado, el señor Toda ha incrementado, en gran medida, la prosperidad de
esta escuela, y el sonido de las voces que invocan la Ley Mística se ha
difundido a rincones distantes de esta tierra.
"El
año pasado, se estableció en Asahi-kawa el templo Daiho- ji, que serviría de
base para la propagación en Hokkaido. Sin embargo, más de dos mil miembros
emergieron aquí, en las tierras mineras de Yubari, y el primero de los “tres
enemigos poderosos’’ (laicos ignorantes que persiguen a los devotos del Sutra
del Loto) alzaron su nefasta cabeza; por eso, se consideró necesario fundar un
templo. “El presidente Josei Toda propuso que se construyera y contribuyó del
modo mas entusiasta con sinceras donaciones que los miembros de la Soka Gakkai
hicieron para tal fin. Con la terminación del edificio y la consagración del
Gran Objeto de Veneración del Budismo verdadero, este templo se convertirá en
un centro de capacitación para la propagación y la enseñanza de la Ley.
Muchos de los presentes tenían lágrimas
en los ojos al escuchar las palabras de alabanza y encomio del Sumo Prelado.
Los
miembros de Yubari, que vivían en un valle entre montanas, profundamente
enterrado en la nieve durante el invierno, se habían dedicado
desinteresadamente a la causa del kosen-rufu, y acariciaban el sueño de
construir un templo en su zona. Habían ahorrado para pagar los viajes que
realizaban en sus actividades de propagación. No habían escatimado esfuerzos
para hacer realidad su sueño. Todos creían con firmeza que la construcción del
templo atestiguaría con elocuencia el progreso del kosen-rufu en la zona y que también
se convertiría en un importante escalón para un gran crecimiento futuro.
La
ceremonia de entronización del Gohonzon continuó con solemne dignidad. Fue
seguida de un informe detallado de la historia que concluyó con la inauguración
del templo, brindado por el responsable del cabildo Mitsubayashi, luego se
leyeron telegramas de felicitaciones y los invitados brindaron palabras de
congratulación.
Luego
habló Josei Toda.
A lo largo del camino del (kosen rufu)
paz mundial, siempre se encontraran con vientos desfavorables. Sin embargo, el
avance en esa dirección comienza únicamente cuando una persona se levanta sola
para abrirse paso en medio de las adversidades.
Ese camino no puede forjarse si la figura
central de una causa cede a las circunstancias o es influenciada por ellas. Si
esto ocurriera, los miembros que la siguen caerían en una fe complaciente y
permanecerían en un statu quo..
41. CARTA A GIJO-BO.
He
ponderado cuidadosamente su pregunta
sobre las enseñanzas budistas. El beneficio del Sutra del Loto es un estado de
vida que sólo puede ser comprendido por budas. Es una iluminación interior con
la cual no puede compararse ni siquiera la sabiduría de las manifestaciones
corpóreas de Shakyamuni en las diez direcciones. Por eso, como usted bien sabe,
hasta el gran maestro T'ien-tai, al comentar el ideograma myo, dijo que se lo
definía como algo que estaba más allá de la comprensión común y corriente. (1)
Así y todo, es posible dividir este Sutra en varias prácticas. Son las
enseñanzas que sólo conocieron hombres como T’ien-t’ai, Miao-lo y Dengyo. En
particular, el gran maestro Dengyo, aun siendo la reencarnación de T’ien-t ai,
varias veces despachó emisarios a la China de la dinastía T'ang con el afán de
resolver las dudas de terceros. Lo que importa, en realidad, es que la esencia
de este Sutra yace en las enseñanzas sobre la posesión mutua de los diez
estados, los cien estados y los mil factores, y los tres mil aspectos
contenidos en cada instante vital. Estas enseñanzas se describen en la obra
“Gran concentración e introspección”.
Ahora
bien, la enseñanza de la cual yo, Nichiren, dependo personalmente es el
capítulo “Duración de la vida”. Aunque T’ien t’ai y Dengyo también la hayan
comprendido de manera general, nunca la proclamaron ni la expresaron con
palabras. Lo mismo cabe decir de Nagarjuna y de Vasubandhu. En la parte en
verso del capítulo, se afirma: «con el único pensamiento [puro y sincero] de
desear ver al Buda, sin vacilar aunque ello les costara la vida». A raíz de
este pasaje, he revelado la Budeidad en mi propia vida. Y la razón es que esta
frase del Sutra es lo que me ha permitido corporificar las Tres Grandes Leyes
Secretas, o la realidad de los tres mil aspectos contenidos en cada instante
vital, que se encuentra en el capítulo «Duración de la vida». Pero debe
mantener esto en secreto; ¡es un secreto!
El
gran maestro del monte Hiei [Dengyo] viajó a la China, donde le enseñaron el
significado esencial de este párrafo. “Unico” se refiere al único Camino puro; “pensamiento”
indica todos los fenómenos. (2) Por eso, el gran maestro T’ien-t’ai, al
explicar el ideograma chino con que se escribe «pensamiento», decía que sus
cuatro trazos representaban la luna y tres estrellas, y esto implicaba que la
mente del efecto [de la Budeidad] era pura y límpida. (3) Yo, Nichiren, digo
que «único» representa myo o ‘místico’; «pensamiento» es “ho” o ‘ley’; “desear”
es “ren” o ‘loto’; «ver» es “ge” o ‘flor’, y «Buda» es “kyo” o ‘sutra'. A la
hora de propagar estos cinco ideogramas, los practicantes deberían hacerlo «sin
vacilar, aunque ello les costara la vida».
«Con
el único pensamiento [puro y sincero] de desear ver al Buda» puede leerse del
siguiente modo: observar al Buda con un único pensamiento puro y sincero;
concentrar nuestra mente en ver al Buda, y, cuando observamos nuestra propia
vida, percibir que esta es el Buda. Como he obtenido el fruto de la Budeidad,
los tres cuerpos eternamente inherentes« podría superar incluso a T’ien-t’ai o
a Dengyo, y sobrepasar aun a Nagarjuna y Mahakashyapa. El Buda escribió que uno
debería ser amo de su propia mente, en lugar de permitir que su mente lo
domine. (4) Desde este punto de vista, lo exhorto en forma enfática a ofrendar
incluso el cuerpo, y a no escatimar ni siquiera la vida en bien del Sutra del
Loto.
Nam-myoho-renge-kyo,
Nam-myoho-renge-kyo.
Nichiren
En
el vigésimo octavo día del quinto mes, décimo año de Bun'ei (1273).
Respuesta
a Gijo-bo
ANTECEDENTES
Esta
carta fue escrita en Ichinosawa, isla de Sado, en el quinto mes de 1273, y
enviada a Gijo-bo, quien había sido superior del Daishonin en el templo Seicho-jí,
situado en la provincia de Awa. Casi un mes antes, Nichiren Daishonin había
redactado “El objeto de devoción para observar la vida”, donde explica el
objeto de devoción desde el punto de vista de la Ley y, también, la práctica
correcta para manifestar la iluminación en el Ultimo Día. El profundo contenido
de esa obra vuelve a exponerse aquí, en forma resumida.
Nichiren
Daishonin dice que, para él, de todos los capítulos del Sutra del loto, el
dieciséis —«Duración de la vida de El Que Así Llega»— es particularmente
importante. Cita una frase, «Con el único pensamiento [puro y sincero] de
desear ver al Buda», y observa: «A raíz de este pasaje, he revelado la Budeidad
en mi propia vida». Declara que, en su condición de Buda del Ultimo Día de la
Ley, ha comprendido y corporificado Nam-myoho-renge-kyo de las Tres Grandes
Leyes Secretas, implícito en lo profundo del capítulo «Duración de la vida».
Es
una de las primeras referencias que podemos hallar en sus escritos a las Tres
Grandes Leyes Secretas: la entonación del daimoku (Nam-myoho-renge-kyo), el
objeto de devoción (el Gohonzon) y el lugar de veneración (el santuario).
NOTAS
1. Esta declaración se encuentra en la
introducción de Profundo significado del«Sutra del loto».
2. El «único Camino puro» se refiere al
verdadero aspecto inherente a todos los fenómenos.
3. Se desconoce la fuente.
4. Esto figura tanto en el Sutra del
nirvana como en el “Sutra de los seis paramitas”.
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